La muerte de Dios
Enviado por Juan Esteban Rozo • 7 de Octubre de 2021 • Ensayo • 1.801 Palabras (8 Páginas) • 95 Visitas
Nombre: Juan Esteban Rozo Lopez. Facultad: Filosofía.
La muerte de Dios
El paradigma bajo el cual se le ha dado explicación a los fenómenos e interrogantes ontológicos del ser humano ya no existe, pues como lo manifiesta Frederick Nietzche en su obra “La Gaya Ciencia “de 1882 Dios ha muerto, y somos nosotros quienes lo hemos matado (Cortés,1995,p.161). Esta afirmación, sin embargo, no debe entenderse simplemente como la ausencia de fe o el simple olvido ante cierto tipo de deidad, pues esta declaración va mucho más allá, haciendo alusión al cambio radical que se ha generado en la sociedades modernas respecto a la interpretación e instauración de la verdad en relación al mundo suprasensible, y su vinculación con la esencia del hombre (Cortés, 1995, p.162). Para el filósofo alemán, el mundo suprasensible ha perdido su fuerza efectiva, ya que el cristianismo y el desarrollo metafísico como doctrinas preponderantes de la historia occidental, han perdido toda credibilidad, pues la metáfora de dios ha muerto, por lo que no existe nada ya a lo que el hombre pueda atenerse (Cortés,1995 p.162). Según lo anterior, la muerte de dios puede entenderse entonces, como la devaluación de todos los principios y valores últimos bajo los cuales hemos edificado y naturalizado históricamente nuestra realidad, dada su incapacidad para suplir las necesidades ontológicas del hombre moderno. En síntesis, muere dios, porque en la medida que fuimos buscándolo a lo largo de la historia, se nos fue paulatinamente develando una ficción. El hombre se constituye como el asesino de dios, porque en su intento de querer encontrarlo, se percata de que este ha sido construido por él mismo, no es nada más que una metáfora edificada y perpetuada a través de los años por diferentes instituciones sociales como la iglesia.
Ante esta situación, en la que los valores supremos han perdido todo valor, “ el Nihilismo, el más inquietante de todos los huéspedes, se encuentra ante la puerta” (Cortés,1995,p.163). No obstante, hay que entender que este filósofo no concibe al Nihilismo como una opinión o doctrina sostenida por un grupo de personas, sino como un fenómeno histórico, o bien, como los manifiesta Helena Cortés en el capítulo diez “La frase de Nietzsche “Dios ha muerto” del libro “Caminos de Bosque”:
“Antes bien, el Nihilismo pensado en su esencia es el movimiento fundamental de la historia de Occidente. Muestra tal profundidad, que su despliegue sólo puede tener como consecuencia catástrofes mundiales. El Nihilismo es el movimiento histórico mundial que conduce a los pueblos de la tierra al ámbito de poder de la Edad Moderna” (Cortés, 1995,p.163).
Por consiguiente, este movimiento se produce a causa del desgaste y desvalorización de aspectos como lo verdadero, lo bueno y lo bello, cuando estos pierden su fuerza efectiva como ejes rectores de la sociedad. Se presenta entonces, una disolución de la verdad, un momento de crisis a la hora de dar respuesta a preguntas como el ¿Por qué? de las cosas. El Nihilismo entendido bajo la perspectiva Nietzchiana es en esencia reaccionario, es decir, como se parte del criterio de que la verdad es subjetiva y de que “no existen hechos solo interpretaciones”, este movimiento parte de la decisión autónoma de no creer en nada en donde los demás ven verdades y valores supremos. Como lo manifiesta muy bien () en el texto:
“ Querer la nada, no significa de ninguna manera querer la mera ausencia de todo lo efectivamente real, sino querer precisamente eso efectivamente real, pero quererlo siempre y en todo lugar como una nada y solo a través de ella querer la aniquilación”( Cortés, 1995 p.176).
Según lo anterior, el fenómeno del Nihilismo toma lugar en un momento histórico específico en donde se comprende que el “valor de las cosas” está completamente en función de cómo estas son interpretadas, y que así mismo, toda interpretación por acertada que parezca, es en esencia incompleta, por lo que es inconcebible la noción de instaurar principios y verdades absolutas (Cortés, 1995, p.170).
Por tanto, dada la incapacidad de la metafísica para dar respuesta a las necesidades de la existencia humana, y dada la muerte de dios como fundamento del mundo suprasensible, cabe entonces preguntarse ¿cómo hacerle frente a la abrumadora situación de una existencia sin ningún propósito determinado? Nietzsche responde a este cuestionamiento proponiendo una transvaloración de todos los valores anteriores, con el fin de construir un nuevo paradigma más acorde a las necesidades ontológicas del hombre contemporáneo. Este principio de instauración de nuevos valores (transvaloración), alude a uno de los conceptos centrales de la la filosofía de Nietzche conocido como la “voluntad de poder”. Para Nietzsche, la voluntad de poder hace referencia al conjunto de fuerzas y energías que hacen que la realidad esté en continuo movimiento y se transforme, es en pocas palabras un eterno fluir, un devenir (Cortés,1995, p.173-174). La voluntad de poder implica querer ir más allá de lo actualmente impuesto, tener siempre la motivación de superar el grado alcanzado, permaneciendo así, en un constante devenir y movimiento.
Por consiguiente, el Nihilismo no solamente representa una devaluación de los valores fundamentales, sino que también se presenta como la cualidad negativa de la voluntad de poder (Cortés, 1995,p.176). El Nihilismo juega un rol fundamental en esta, porque es el que permite y habilita precisamente esa posibilidad de trascendencia y transformación a través de la pregunta por él ¿Por qué? Cuando el hombre Nihilista, entiende que no existen principios ordenadores universales, cuando comprende que la “verdad” es solo otra subjetividad más que con el tiempo ha logrado naturalizarse, es que puede finalmente ejercer en su totalidad la voluntad de poder. Esto se debe precisamente, a la naturaleza misma de la pregunta por el ¿Porque? ya que esta, siempre es posible. Teniendo en cuenta entonces nuestras limitaciones interpretativas para caracterizar la realidad, no queda otra opción más que vivir nuestra vida siendo conscientes de ello e intentar cada día, ser aún mejores.
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