La utopía imperfectamente perfecta

La utopía imperfectamente perfecta

Hace mucho tiempo cuando había extensiones de terreno aun sin gobernar, nació de un ‘gran” gobernador un joven visionario que  pensó en crear su país perfecto, comenzó a edificar sus fronteras, levantó muros aprovechando los esclavos que su padre le había ofrecido.

Día y noche trabajo en esa gran barrera delimitante, cuerpos eran enterrados a diario y a diario nuevos esclavos llegaban para suplir aquellos que perecieron, aquel joven el que se autoproclamó gran rey de ese país era feliz, ver como su gran país tomaba forma, casa por casa, estructura por estructura, él tenía el plano con el que se guiarán para cumplir el sueño del gran rey.

Poco a poco comenzaron a llegar nuevas personas, personas que no eran esclavos, algunos eran traidores de su nación, otros ricos en busca de nuevos tierras que comprar nuevas casas que adquirir para después presumir junto a aquellos que tenían mayor poder adquisitivo, humillando a sus esclavos solo dando órdenes mientras comían todo un buffet para una sola persona.

El gran rey aceptaba a todo tipo de gente, cualquiera que quisiera vivir bajo su mando era bienvenido a vivir allí, se les regalaba una casa y aquel que podía, podía levantar su propio negocio en la zona comercial, aquellos que eran campesinos podían cultivar el la zona de cultivos, no había separación de clases, podían ser vecinos un esclavo y un rico.

Los primeros años fueron grandiosos para aquellos que comenzaron con el levantamiento del reino, los esclavos que sobrevivieron se convirtieron el guardias respetados, pues ahora defendían aquello que ellos construyeron.

Todos eran felices excepto algunos ricos, pues ser vecinos de un antiguo esclavo era una barbarie, “¿Cómo es posible que una deidad como yo esté conviviendo con un simple mortal como estos?”, eran las preguntas que algunos habitantes escuchaban al pasar junto a esas casas, después del inconformismo creciente el grupo de “deidades” (como ellos se hacían llamar), fueron con el gran rey, a pedir, suplicar que aquellas personas fueran exiliadas del reino, que solo era oxigeno desperdiciado, hogares vacíos, pues para ellos los inferiores no tenían valor alguno.

Aquellos rey  joven ya era un adulto, el reino creció con el, algunos sorprendidos por el aspecto de aquel que reinaba pues se dice que estaba tan ocupado diseñando aquello que volvería perfecto ese reinado que nunca había salido a ver a su pueblo, escucho atentamente a aquellos ricos egoístas. Entonces optó por qué era momento de salir a ver aquello que construyó y que tanto había progresado, el rey sonreía y reía con cada metro que avanzaba pues todo el reino estaba poblado, la zona de negocios ya no era un simple terreno baldío, ahora estaba lleno de puestos comerciales, la zona de cultivos se veía como uno solo, ni había extensión de terreno que no estuviese siendo cultivada.

Al regresar a su castillo el rey no paraba de tener ideas para hacer crecer su reino, entonces mando un mensajero al reino de su padre, pediría un ingreso para poder hacer crecer su reinado, para sorpresa de el, cuando llegó el mensajero le trajo una mala noticia, el reino de su padre se había convertido en ruinas, decayó tras varias invasiones, el rey no cobraba impuestos con dinero, solo pedía que le mandaran comida y satisficieran sus necesidades, lo que provocó que no tuviese un capital para construir más estructuras o hacer crecer su economía a nivel exterior.

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