La vida

La vida:

No sólo es un principio entre los vivos, sino que es un milagro. La biología no puede explicar el paso de lo inorgánico a lo orgánico. Las filosofías reduccionistas no dan el ancho en la cuestión.

Abarcaré la vida y su ciclo desde la perspectiva anti reduccionista.

Incluyendo toda noción de vida, cabe destacar los tres niveles en los que se aprecia ésta: vida vegetativa, vida sensitiva y vida intelectiva. Cada una de ellas se refleja en sus acciones gracias a su naturaleza y ejerce un modo único. Las formas superiores asimilan las actividades de las anteriores.

1. La vida no se explica completa, ni siquiera en su grado vegetativo, desde la pura ciencia: a) porque no existe un salto cualitativo de no vivo a vivo por pura interacción material. De ser así, toda forma inorgánica hubiese sido ya orgánica. b) La vida posee una característica especial: es apta para ejercer el movimiento de forma intrínseca.

2. La vida en el estado sensitivo no es un cúmulo de reacciones sensoriales que ejerce algún organismo. Tampoco una serie de movimientos fortuitos, sino que es una relación orgánica real de la que se tiene cierta conciencia. La vida sensitiva no se explica por sí misma con razón suficiente en el puro movimiento local o en la percepción de los sentidos, sino que debe hablar de una parte instintiva que le guía. Existe una verdadera finalidad en ella y esa es la gran diferencia. No puede reducirse.

3. El grado más alto de vida es el del ser humano, que ha tratado de ser reducido a la vida sensitiva de animales o se le ha considerado vulgarmente de estado vegetativo. El hombre no puede reducirse a su conducta (animal político, animal social, ser creativo) ni se reduce a una reproducción de imagen (imagen del logos, imagen de Dios) y tampoco lo hace a una mera parte de él (pensamiento, lobo para el hombre, un misterio). No está mal intentar explicar al hombre en alguna de estas características suyas, pero es incorrecto reducir al hombre a tan poca cosa. El hombre, desde su concepción hasta su muerte natural es persona a causa de su naturaleza. Ser persona implica en el hombre una parte espiritual, cosa que no se explica con la ciencia o las razones materiales. Implica también cierta animalidad con todas sus expresiones humanas e implica una meta teleológica que lo impulsa en lo más profundo de él que es su libertad hacia el amor.

El milagro de la vida no puede estar sujeto a causas ínfimas, sino a causas supremas que le guían a realizarse. La vida, en cualquiera de los tres grados que se le contemple, merece respeto y admiración. Ver una planta crecer debe ser el primer paso para amar a reflexión de ella. Contemplar a los animales nos lleva a quererlos y así a interesarnos por ellos. Por último, conocernos a nosotros mismos nos hará alcanzar el objetivo de nuestras tendencias más profundas que no se sacian con lo material o lo mero intelectual: La contemplación del ser de quien somos imagen y semejanza que, si nos contemplamos a nosotros mismos, ¿no lo estamos contemplando ya a él?

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