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Laberinto De La Soledad


Enviado por   •  27 de Mayo de 2013  •  2.978 Palabras (12 Páginas)  •  370 Visitas

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Introducción:

El laberinto de la soledad es un libro cuyo fin, es indagar y sobre todo justificar la personalidad del mexicano. Somos un pueblo aún muy arraigado a las costumbres y las tradiciones heredadas por los aztecas y por las demás culturas.

Encierra sobre todo aquel sentimiento de soledad, leerlo provoca reflexión y hasta un encuentro con ese ser inverosímil del que habla Paz, ese ser que llevamos de alguna manera dentro y lo disimulamos con “máscaras”.

El ensayo fue escrito hace más de cincuenta años, pero medio siglo no cambia lo que se ha respirado por quinientos años en la sociedad mexicana, que ha ido cambiando y transmutando hasta nuestros días.

El libro habla sobre como es el mexicano y como ha ido “evolucionando” conforme los acontecimientos históricos obviamente ocurridos en México, sobre todo marca mucho la personalidad del mexicano. Pareciera como un psicoanálisis al mexicano y al sentimiento de soledad.

Uno de los capítulos que más me gustó fue “Máscaras mexicanas” en especial el primer párrafo. “Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me parece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa. Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés a un tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación. Tan celoso de su intimidad como dela ajena”

La máscara a la que se refiere al autor, creo que más que llamarse máscara es la “desconfianza”. Los mexicanos nos caracterizamos por ser desconfiados con unas cosas y muy confiados en otras. Todos llevamos esas máscaras, intentamos aparentar cosas que no somos o imitar a otras personas ya sea por admiración o por el simple complejo de la vanidad humana.

Entonces desconfiamos, desconfiamos porque sabemos en lo más profundo de nosotros que esas máscaras no sólo las tenemos nosotros puestas, también las demás personas que nos rodean. Y creo que esas máscaras nacen también como producto de un rol social, de una reputación. En especial en la sociedad prejuiciosa mexicana.

Desde la mujer que no puede revelarse contra el marido, es una máscara, esconde su molestar, ¿Por qué? Porque las mujeres no se ponen al tú por tú con el marido, ellas están para los hijos, para rezar y para la cocina. Eso es lo que se pensaba al menos en la época de la colonia, gracias a la mezcla de pensamiento con la cultura. Ellos eran muy machistas (y a mi criterio lo siguen siendo) con esa frase de “La mujer en casa y con la pata rota” bastante dura, cruel y sobre todo ridícula.

Actualmente la mujer se ha destacado en todos los ámbitos de la vida social, sin embargo no podemos hablar completamente que en México hay una equidad de género completa. Trata de simularlo, la sociedad trata de utilizar esa máscara de la comprensión y de la igualdad entre hombres y mujeres.

Es difícil hablar de esto cuándo no se sabe lo que realmente piensa la gente. Es como si en estos tiempos modernos la sociedad se dividiera, entre los conservadores religiosos y llenos de prejuicios, que vienen de la vieja escuela y de los garrotazos para aprender y la contraparte moderna y joven, una sociedad llena de vida y desgracia, la que trata de quitarse la máscara y liberarse de todo aquello que arrastra, desde la historia hasta las modas.

Pienso que la sociedad no sólo se clasifica en las clases sociales por dinero, es más por cultura y educación.

Las máscaras se han encarnado a todos los sectores de nuestra vida, en el lenguaje popular se refleja hasta qué punto se defiende el exterior, el ideal machista, el ideal de l a “hombría”, ese ideal adoptado por los indígenas, el ideal de la España medieval y corrupta.

“Para nosotros, contrariamente a lo que ocurre con otros pueblos, abrirse es una debilidad, una traición. El mexicano puede doblarse, humillarse, agacharse, pero nunca rajarse”

Esas líneas se me hicieron muy interesantes. Creo que ahí radica y es un gran factor del sentimiento implantado en los mexicanos, la soledad. Ya que no nos dejamos ver cómo realmente somos, porque nos negamos, renegamos de nuestra naturaleza, de nuestro ser, renegamos ser hijos de la madre violada. Es como un perfil psicológico, al ser hijos de una violación, de una mujer que la abrieron, la burlaron, los hijos, la odian, por abrirse, por haberse dejado burlar y entonces por eso toman esa actitud tan machista, igual a la del padre. El padre español. Es lo que pienso, una pequeña analogía al machismo y la hombría en el pueblo mexicano.

Por eso los hombres no se rajan, no permiten que nadie del exterior penetre su intimidad y sean vistos como realmente son, como una lamentación de la ultrajada tierra.

A los hombres se les ha enseñado a aguantarse, si quieren llorar, no pueden, porque son hombres, ellos no pueden decirle palabras de cariño más que a la madre a veces a la esposa. Hablo de la sociedad en la colonia, los hombres eran muy reservados, tal vez hasta la fecha lo siguen siendo pero de manera frecuente, sin embargo hace doscientos o trescientos años en la sociedad naciente se respiraba la indiferencia hacia las mujeres. Los hombres eran quienes detentaban el poder en todos los ámbitos.

“Hasta la fecha, las relaciones con otros hombres también están teñidas de recelo. Entre hombres, entre amigos el mexicano que se confía a un amigo o a un conocido, cada vez que se “abre”, abdica. Y teme que el desprecio del confidente siga a su entrega”. Aquí vemos de nuevo la máscara de la desconfianza e inclusive un poco del miedo.

Como he dicho, la hombría se mide por la invulnerabilidad, pero todos somos vulnerables, y ese sentimiento blando se encuentra debajo de nuestra máscara, una máscara que ha ido desapareciendo poco a poco, el hombre como género masculino ha vivido con una máscara que tiene prohibido quitarse y que por sí mismo en muchas ocasiones se siguen rehusando.

Sin embargo la mujer, la representa como una dualidad. Las mujeres mexicanas, aunque posean esa rajada que nunca cicatriza, ellas tampoco se abren del todo, tampoco se “rajan” por así decirlo, eso es lo que da a entender Paz. Las mujeres son el misterio puro, al menos para los mexicanos.

Nos dice también que son utilizadas como instrumentos del hombre, pero que también representan la estabilidad, inclusive la verdadera fuerza de la casa. Debajo de las máscaras, a mi criterio, las mujeres son las que realmente mandan en el hogar, la base y estabilidad de la casa.

Los hijos dependen de ella,

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