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Laberinto De Ka Soledad


Enviado por   •  27 de Abril de 2013  •  6.268 Palabras (26 Páginas)  •  380 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El presente ensayo fue elaborado del libro laberinto de la soledad y lo llamaremos una herramienta para despertar a la vida.

El laberinto de la soledad es sin duda una obra magistral del ensayo en lengua española y un texto ineludible para comprender la esencia de la individualidad mexicana. Consta de ocho capítulos en los que se describe lo que el mexicano ama de su país y su cultura, su forma de ser y como cada etapa de la historia ha ido influyen de manera tanto positiva como negativa en la vida de los mexicanos, se explica que México es un país único con cosas que nos distinguen de los demás, no todas buenas, pero al fin nos distinguen. Nos habla sobre la conquista y la colonización y su evolución hasta nuestros días, así como de lo que es y cómo se siente la soledad de uno mismo. Nos hace reconocer a nosotros como hambres la idea errónea que tenemos hacia la mujer al considerarla solamente como un objeto. Y nos da un panorama de cómo piensa el hombre, a ojos del escritor, cuando sabe que está actuando incorrectamente.

CAPITULO I EL PACHUCO Y OTROS EXTREMOS

En este capítulo se invita al lector a despertar e interesarse por su sociedad a dejar de ser parte de la historia para participar proactiva y activamente en ella, puesto que los habitantes de un país cuando este se encuentra en vías de desarrollo están llenos de dudas tal como cuando se es un adolescente, ya que cuando niños nos ocultamos y cambiamos o disfrazamos nuestras preocupaciones por el juego, en esa etapa de nuestra vida el juego lo es todo para nosotros y no pensamos en otra cosa que en jugar, cuando somos adultos pasa lo mismo pero ahora nuestro escondite es el trabajado, pero en la adolescencia dejamos los juegos a un lado y aun no tenemos responsabilidades laborales y es aquí donde nos preocupamos por motivos como:

¿Qué somos?

¿Quién somos y a donde vamos, de dónde venimos?

Y más aún la más importante ¿Cuáles son nuestros anhelos?

Estas preguntas son las que nos hacen reaccionar y pensar o comenzar a pensar el que de nuestra vida y comenzar a buscar la esencia de ella cita el escritor una frase que me gustó mucho y dice "Cuando soñamos que soñamos está próximo el despertar", Novalis.

Entonces el simple hecho de preocuparnos o reflexionar es un gran principio pero no toda la población de nuestro país atraviesa por la misma inquietud de reflexionar para una gran parte estas preocupaciones son superfluas, hay quienes viven antes de la historia; otros, como los otomíes, desplazados por sucesivas invasiones, al margen de ella. Y sin acudir a estos extremos, varias épocas se enfrentan, se ignoran o se entredevoran sobre una misma tierra o separadas apenas por unos kilómetros. Bajo un mismo cielo, con héroes, costumbres, calendarios y nociones morales diferentes, viven "católicos de Pedro el Ermitaño y jacobinos de la Era Terciaria".

Cuando estamos en una nación que no es la nuestra, mmmh simplemente sentimos que no es lo nuestro, al igual que el escritor del libro alguna vez al estar atravesando la etapa de la adolescencia tuve la fortuna de estar en Estados Unidos, mmmhhh ¿fortuna? Si lo analizo en este momento te diré que si ya que vi a mis bisabuelos a quienes tenía muchos años de no verlos, aunque yo estuve muy contento esa cultura no era lo mío, estuve en un festejo del 4 de julio, pero yo no tenía nada que festejar, además y extrañaba comer gordas y todo eso, pero hechas como las que como aquí en mi México y no congeladas como las de ellos, aunque por la edad tal vez, atravesé por el fenómeno pachuco, quienes se distinguen por su lenguaje, vestuario, y conducta. Son jóvenes mexicanos que no olvidan sus orígenes y que luchan por no ser iguales a los que están a su alrededor, por ser distintos y únicos. El pachuco aparenta no pertenecer a ninguna raza, pero en realidad este se alegra de su sociedad por poder ingresar a la sociedad norteamericana de manera arriesgada. Al estar en un país diferente al nuestro nos encerramos en nosotros mismos, no buscamos a los demás por temor a reflejarnos en ellos.

El autor compara al mexicano con el estadounidense desde el punto de vista de que La historia de México es la del hombre que busca su filiación, su origen. Sucesivamente afrancesado, hispanista, indigenista, "pocho", cruza la historia como un cometa de jade, que de vez en cuando relampaguea. En su excéntrica carrera ¿qué persigue? Va tras su catástrofe: quiere volver a ser sol, volver al centro de la vida de donde un día ¿en la Conquista o en la Independencia? fue desprendido. Nuestra soledad tiene las mismas raíces que el sentimiento religioso. Es una orfandad, una oscura conciencia de que hemos sido arrancados del Todo y una ardiente búsqueda: una fuga y un regreso, tentativa por restablecer los lazos que nos unían a la creación.

Nada más alejado de este sentimiento que la soledad del norteamericano. En ese país el hombre no se siente arrancado del centro de la creación ni suspendido entre fuerzas enemigas. El mundo ha sido construido por él y está hecho a su imagen: es su espejo. Pero ya no se reconoce en esos objetos inhumanos, ni tampoco en sus semejantes. Como el mago inexperto, sus creaciones ya no le obedecen. Está solo entre sus obras, perdido en un "páramo de espejos", como dice José Gorostiza.

CAPITULO II MASCARAS MEXICANAS

Aquí en México, nuestro México desde niños nos dicen no llore, no se raje,…. Ahhh ¿se abre?

Pero hay cuanto bien hace llorar y llorar con el alma, cuanto bien nos hace abrirnos y aceptar nuestras derrotas NO PARA DESFALLECER Y LLORAR CON ELLAS Y POR ELLAS, sino como los borregos para hacernos para atrás y dar el tope más fuerte, pero no ser como borregos fáciles de llevar hacia donde alguien desee para su beneficio. Para el señor Octavio paz VIEJO O ADOLESCENTE, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa. Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés a un tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación. Tan celoso de su intimidad como de la ajena, ni siquiera se atreve a rozar con los ojos al vecino: una mirada puede desencadenar la cólera de esas almas cargadas de electricidad. Atraviesa la vida como desollado; todo puede herirle, palabras y sospecha de palabras. Su lenguaje está lleno de reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arco iris súbitos, amenazas indescifrables. Aun en la disputa prefiere la expresión velada a la injuria: "al buen entendedor

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