Las acciones prácticas de Robinson Crusoe
Enviado por comenardos • 21 de Mayo de 2012 • 1.932 Palabras (8 Páginas) • 2.219 Visitas
Las acciones prácticas de Robinson Crusoe
(El pensamiento pragmático)
¿Qué significa pragmatismo? ¿Qué quiere decir ser una persona pragmática? El pragmatismo es una doctrina filosófica desarrollada en el siglo XIX. Sus principales representantes son William James, Charles Sanders Peirce, J. Dewey, E. le Roy entre otros.
El pragmatismo sostiene que el criterio de verdad es su utilidad práctica. En este sentido, el fin del pensamiento es guiar la acción hacia el éxito. Filosóficamente hablando, una persona pragmática es aquella que considera que el valor de una idea consiste en el efecto que produce y no en la racionalización gnoseológica de su criterio de verdad. Es decir, el pragmatismo desde su abordaje gnoseológico (teoría del conocimiento), niega la importancia del conocimiento teorético y le da mayor importancia al elemento de utilidad práctica. La esencia de lo verdadero es lo que conduce a lo práctico y al éxito. Las cosas son verdaderas porque son útiles y no son útiles porque sean verdaderas.
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En el año 1719 Daniel Defoe publica Vida y extrañas y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, más conocida simplemente como Robinson Crusoe, una novela inspirada en las aventuras del marinero Selkirk. A partir de algunas ideas de Defoe cabe plantease la interrogante sobre algunas implicaciones del pensamiento pragmático.
De las muchas afirmaciones que hace Robinson Crusoe (Daniel Defoe, obviamente), considero que la que expresa una idea incipiente pero sólida de lo que se llamaría posteriormente pragmatismo es esta:
En fin, y dicho brevemente, la naturaleza de las cosas y la misma experiencia me convencieron, después de hondas reflexiones, de que en este mundo las cosas sólo pueden ser consideradas buenas con arreglo al uso que de ellas hagamos, y que no gozamos de las misma sino en la medida en que las empleamos (primera parte, VIII) (énfasis mío).
El pragmatismo como filosofía para la acción del pensamiento nos dice que el conocimiento puramente contemplativo y teórico no sirve, que lo verdaderamente importante es la utilidad de las cosas. Todas aquellas acciones que nos conduzca hacia el éxito son verdaderas o, en su versión más moderada, es verdadero todo aquello que se considera útil objetivamente verificado. Nuestras acciones, de acuerdo con esta corriente filosófica, estarían determinas por su utilidad. Y a estas las llamamos verdaderas.
Robinson Crusoe pasó muchos años en completa soledad, excepto la compañía de un loro que logra domesticar y su posterior encuentro con Viernes, al que logra enseñarle su idioma. En ese tiempo y espacio, la noción de utilidad que maneja Crusoe es instrumental. Es decir, el instrumento le garantiza de alguna forma la supervivencia en el sitio en el que se encuentra. Por eso en lo cierto está Crusoe cuando afirma que las cosas en este mundo sólo pueden considerarse buenas —útiles— con arreglo o de acuerdo con el uso que de ellas hagamos. Y por supuesto, la bondad de estas cosas, es decir, su utilidad, solamente las gozamos en la medida que las empleemos.
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Vamos a situarnos en el contexto de Crusoe y vamos también a situarnos en su forma de pensar. Es decir, incorporemos a nuestra propia vida esta línea de pensamiento. Puede que ya la tengamos, puede que no, pero veremos qué resulta de este pragmatismo. De acuerdo con este pensamiento, en adelante, nosotros vamos a considerar como buenas todas aquellas cosas de las cuales hacemos uso. El uso de las cosas es lo que determina su bondad. O más fácil aún, todo será bueno en la medida que lo usemos con un fin de utilidad. Nuestra necesidad individual determinará si las cosas en este mundo son buenas o malas, útiles o inútiles.
Aún más, no sólo nuestras necesidades individuales determinan lo bueno o malo de las cosas, es decir, lo que de alguna manera consideramos que es útil o inútil, sino que el placer, el gozo, le da al uso su fundamento de bondad. Es obvio, si nuestras inclinaciones individuales determinan que algo es bueno, el empleo que hagamos de este algo nos proporcionará gozo o placer.
Cuestionemos ahora esta noción de bondad o utilidad en las cosas. Hay cosas que no usamos ni gozamos directamente y sin embargo son buenas, o si se quiere, útiles. En consecuencia, ¿será cierto en todo momento que las cosas sólo pueden considerarse buenas con arreglo al uso que hagamos de ellas? Si no hacemos uso de ellas, ¿significa que no son buenas o útiles en sí mismas? Y el uso, para que sea bueno, ¿tiene que ser siempre directamente? ¿No hacemos uso de algunas cosas consideradas buenas pero de manera indirecta y casi sin percatarnos?
Toda acción humana implica a seres humanos de forma directa o indirecta. Toda acción humana también implica a otras formas de vida, cualquiera sean estas. Por ejemplo, de acuerdo con Crusoe, bueno —útil— puede ser el uso que hagamos de un río cercano para irrigar algún cultivo que estamos haciendo ya sea para nuestro consumo o para el comercio. Esto es bueno, por supuesto. La utilidad del río puede consistir también en diluir los agroquímicos que empleamos para combatir diversas malezas o plagas en nuestra siembra. Esto, que sigue siendo bueno para el practicante, ya no es tan bueno para los demás. El mismo río tiene y contiene vida. Además, posiblemente algunos kilómetros abajo, el mismo río que contiene vida sirve para que algunas familias lo usen para diversos fines, inclusive para el aseo personal. También cabe la posibilidad de que el río sea fuente de hidratación para algunas bestias y de fuente de recreación para algunas personas. Todos ellos hacen uso del río considerándolo bueno en sí mismo. Sin embargo aquí el punto es que el uso humano implica otras formas de vida, ya se trate de microorganismos, de vegetación o de vida animal. Las acciones humanas acarrean siempre consecuencias, pero lamentablemente muchas de ellas de forma negativa.
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Podríamos considerar como útiles a las personas porque representan un bien para nosotros. El criterio ético para su uso es la utilidad que nos
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