Libertad De Expresion
Enviado por 09051993 • 13 de Enero de 2013 • 589 Palabras (3 Páginas) • 372 Visitas
Uno de los derechos humanos más importantes, si se los puede jerarquizar, es el de la libertad de expresión entendida como la facultad que, por el solo hecho de pensar y tener un criterio respecto de algo, tenemos todos para expresar libremente ese pensamiento sin que por ella debamos ser reprimidos, censurados o recibir calificativos poco encomiables. Es por esta razón, que este es uno de los derechos más amenazados, especialmente por parte de gobiernos, sectores políticos y económicos, incluso dentro de los mismos medios de información, que quisieran tapar la boca de quienes protestan, les reclaman y exigen cuentas por sus actos.
La tan mentada, y muchas veces vapuleada, libertad de expresión es la capacidad que poseemos de comunicar con racionalidad, sentido común, buen juicio y asertividad: hechos, filosofías y verdades en el marco del respeto social a nuestros interlocutores.
El Estado está obligado a interpretar un papel de respeto, garante y promotor del derecho a la libertad de expresión, como con el resto de los derechos humanos. Debe respetarlo, evitando que sus funcionarios y agentes lo atropellen; debe garantizarlo, velando por que agentes privados no lo lesionen, y debe promoverlo, fomentando el pluralismo y la diversidad de las expresiones en un contexto de tolerancia y apertura.
Todos debemos bregar por la libertad de expresión, ya que es la pugna por la facultad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de otros a decir cualquier cosa, por más controversial que la consideremos, es honrar nuestra propia libertad de palabra.
Estas declamaciones, escritas, leídas, dichas y escuchadas millones de veces, nunca han sido llevadas del todo a la práctica por quienes han tenido ocasión de ocupar puestos de gobierno. Aun en las más estrictas de las democracias es muy poco probable que se permita disentir libremente o criticar las acciones de los gobernantes.
La crítica constructiva es más que beneficiosa si se la sabe utilizar para mejorar, por eso es necesario que los mandatarios, y hasta el último de sus seguidores, deban escuchar siempre a quienes les hacen llegar reclamos y desacuerdos porque esa es una de las reglas básicas de la convivencia.
Pero no sólo a quienes ocupan altos cargos oficiales hay que endilgarles esta falta de libertad de expresión sino a aquéllos que, argumentando tener derechos y es pos del mantenimiento de la democracia, vierten comentarios mal intencionados. Lo único que consiguen, estos últimos, es desvirtuar la posibilidad de expresarse libremente, generando reacciones que conducen, irremediablemente, al desencuentro.
También se dan casos de periodistas que, aprovechando su buena relación con los gobernantes, acceden a puestos importantes en algunos medios de comunicación y, desde allí, se dedican, sistemática y despiadadamente, a desprestigiar a los colegas o políticos
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