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Libertad De Expresion


Enviado por   •  30 de Abril de 2013  •  502 Palabras (3 Páginas)  •  314 Visitas

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LIBERTAD DE EXPRESIÓN

"Puedo no estar de acuerdo con lo que dices, pero moriría por el derecho que tienes a decirlo". François Marie Arouet (Voltaire).

La tan mentada, y muchas veces vapuleada, libertad de expresión es la capacidad que poseemos de comunicar con racionalidad, sentido común, buen juicio y asertividad: hechos, filosofías y verdades en el marco del respeto social a nuestros interlocutores.

Los instrumentos internacionales de derechos humanos reconocen ampliamente el derecho a la libertad de expresión. Sin lugar a dudas, es uno de los requisitos indispensables para la vigencia consistente de una sociedad democrática. El Estado está obligado a interpretar un papel de respeto, garante y promotor del derecho a la libertad de expresión, como con el resto de los derechos humanos. Debe respetarlo, evitando que sus funcionarios y agentes lo atropellen; debe garantizarlo, velando por que agentes privados no lo lesionen, y debe promoverlo, fomentando el pluralismo y la diversidad de las expresiones en un contexto de tolerancia y apertura.

Todos debemos bregar por la libertad de expresión, ya que es la pugna por la facultad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de otros a decir cualquier cosa, por más controversial que la consideremos, es honrar nuestra propia libertad de palabra.

Estas declamaciones, escritas, leídas, dichas y escuchadas millones de veces, nunca han sido llevadas del todo a la práctica por quienes han tenido ocasión de ocupar puestos de gobierno. Aun en las más estrictas de las democracias es muy poco probable que se permita disentir libremente o criticar las acciones de los gobernantes.

La crítica constructiva es más que beneficiosa si se la sabe utilizar para mejorar, por eso es necesario que los mandatarios, y hasta el último de sus seguidores, deban escuchar siempre a quienes les hacen llegar reclamos y desacuerdos porque esa es una de las reglas básicas de la convivencia.

Pero no sólo a quienes ocupan altos cargos oficiales hay que endilgarles esta falta de libertad de expresión sino a aquéllos que, argumentando tener derechos y es pos del mantenimiento de la democracia, vierten comentarios mal intencionados. Lo único que consiguen, estos últimos, es desvirtuar la posibilidad de expresarse libremente, generando reacciones que conducen, irremediablemente, al desencuentro.

También se dan casos de periodistas que, aprovechando su buena relación con los gobernantes, acceden a puestos importantes en algunos medios de comunicación y, desde allí, se dedican, sistemática y despiadadamente, a desprestigiar a los colegas o políticos que no comulguen con sus ideas. Se autoproclaman defensores de los derechos humanos y son los primeros en avasallarlos, descaradamente. Lamentablemente, esta clase de comunicadores, no le hacen ningún

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