Los Seis Libros De La República
Enviado por alexdgastelum • 13 de Marzo de 2013 • 1.973 Palabras (8 Páginas) • 357 Visitas
formación social que queremos conocer somos nosotros mismos: estamos unidos existencialmente con el objeto de conocimiento.
La emancipación del conocimiento propio de las ciencias del sentido, respecto de la realidad social, no es jamás absoluta. Ninguna conexión histórica de sentido puede comprenderse cabalmente si no se tiene en cuenta la historia de su nacimiento y la situación básica psicológico-sociológica de la que ha surgido. La totalidad de sentido no es más que un momento parcial abstraído de la realidad social. La Teoría del Estado es, en todos sus aspectos, una ciencia sociológica de la realidad que, considerando el Estado como una formación real, histórica, se propone comprenderlo y explicarlo causalmente mediante la interpretación de la “conexión de actividad” histórica-social.
4. La Teoría del Estado es la ciencia de estructuras y no ciencia histórica
No se conciben formaciones sociales como algo que ha devenido y que deviene, no se le reconoce su condición de formas de la actividad humana. El Estado pierde entonces su carácter estático y se convierte en un fragmento de la historia que está aconteciendo. Frente a esta constante transformación de la historia, no existe tampoco una conciencia humana invariable. A pesar de toda historización, una estructura humana fundamental que permanece a través de los cambios. La Teoría del Estado no es ciencia histórica y, resulta inaceptable una Teoría del Estado que nos de un resumen histórico del “desarrollo” del Estado, el cual se considera, de uno u otro modo, como algo constante. Toda pura consideración histórica, si no recibe la ayuda de ese otro aspecto (realidad), no sólo es insuficiente sino incluso imposible. El problema de la Teoría del Estado consiste en concebir al Estado como una estructura en el devenir. Si esta estructura tiene una cierta permanencia, la Teoría del Estado habrá encontrado ya su objeto; pero como dicha estructura o forma del Estado se halla constantemente inmersa en el río de la historia y sometida a un cambio incesante, aunque, de ordinario, apenas perceptible, no puede ser concebida como una forma cerrada. La historia fluye a través de ella.
5. La Teoría del Estado y la política
Se creía que se podía trazar una tajante línea divisoria entre la política, como ciencia práctica y de valoración, y la Teoría del Estado, como ciencia teórica y no valorativa. No compartimos tal creencia y la consideramos una consecuencia de la nunca bastante censurada separación entre sujeto y objeto. La Teoría del Estado se vale de métodos empíricos. Hoy predomina la opinión de que la ciencia política se diferencia de la Teoría del Estado en que la primera es una ciencia práctica y valorativa, y la segunda teórica y libre de valoraciones. Tal distinción se apoya en la tesis de que existe una absoluta separación entre los juicios políticos del ser y los del deber ser, lo que no es exacto. La Teoría del Estado es también, en realidad, una ciencia practica y no una ciencia libre de toda valoración y de toda política; por su parte, la ciencia política, en cuanto es ciencia, es también teoría. El ser y el deber ser aparecen entrañablemente entrelazados. Kelsen al convertir el Estado en un orden normativo ideal, y al absolutizar las formas jurídicas, privadas, en lo posible de contenido; tales formas no pueden renunciar a su vinculación con el presente. El experimento kelseniano vino a conducir, de modo paradójico, a una Teoría del Estado sin Estado, pero no a una Teoría del Estado totalmente emancipada de lo político, como pretendía. El ser del Estado es, su devenir a través de actos de decisión política constantemente renovados, es di devenir en la lucha política entre poderes reales de voluntad, ante los cuales no es posible que el sujeto de conocimiento mantenga una absoluta neutralidad. Es lo que hace que los juicios puros del ser, libres de toda valoración y semejantes a las proposiciones lógico-matemáticas, sean completamente inadmisibles.
La Teoría del Estado y la política no se pueden separar. El Estado cuyo sujeto-objeto somos nosotros mismos, sale de sí mismo mediante su contenido de voluntad y se proyecta en el futuro. Los hombres unidos en comunidades de voluntad y de valores por sus aspiraciones y concepciones políticas, se proponen conseguir algo para el futuro. Resulta insostenible la aseveración de que la política se dirige esencialmente hacia el futuro, y la Teoría del Estado, como ciencia de lo que existe, se orienta hacia lo presente y pasado. Está conexión de la Teoría del Estado y la política resulta algo necesario. La ciencia política precisa, esencialmente, de una Teoría del Estado, ya de modo expreso o como algo tácitamente supuesto. Si quiere ser una verdadera ciencia, ha de procurar emplear las palabras Estado, derecho, poder estatal, Constitución, soberanía, territorio, pueblo, etc. Pero tan necesaria como la Teoría del Estado para la ciencia política, lo es la Filosofía del Estado para ambas.
La cuestión cardinal de la Teoría del Estado debe ser la de si es posible, y de qué modo, el Estado actual como una unidad que opera en la realidad histórico-social, como una estructura real e histórica.
6. La formación de los conceptos en la Teoría del Estado
La formación de conceptos mediante generalizaciones no debe dejar fuera toda realidad histórica. La representación mental de la realidad social no puede lograrse ni con conceptos-leyes ni con conceptos individuales. La Teoría del Estado reclama una forma conceptual que, sin ser indiferente para con el contenido histórico concreto, no venga a confundirse con la individualidad del Estado real y particular; una forma que capte los rasgos característicos esenciales de una estructura histórica de la realidad, pero que tenga una validez que trascienda de lo meramente singular. El concepto científico del Estado es siempre naturalmente, una síntesis que nosotros hacemos para ciertos fines del conocer. El carácter psicológico-histórico del concepto estructural concreto que se llama Estado, señala, pues, estructuras sociales reales, realizadas psíquicamente por hombres.
Constituye el propósito de la Teoría del Estado la descripción e interpretación del
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