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Los Sofistas: Protagoras Y Gorgias


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2014  •  2.273 Palabras (10 Páginas)  •  688 Visitas

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LOS SOFISTAS: PROTÁGORAS Y GORGIAS

Sofistas (del griego sophía (σοφία), «sabiduría» y sophós (σοφός), «sabio»), literalmente los sabios, es el nombre que recibió un grupo de intelectuales que en la Atenas de mediados del siglo V empezó a hacer del saber una profesión impartiendo, con gran escándalo de los filósofos, lecciones de retórica y elocuencia a los jóvenes de la clase dirigente que pretendían dedicarse a la carrera política. Dado que la presentación de servicios pagados estaba mal considerada por los ciudadanos atenienses de buena condición social, los sofistas fueron tratados con desprecio por la élite intelectual. En realidad eran todos metecos, es decir, extranjeros, y excluidos por lo tanto de la vida política y de los derechos derivados de la posesión de la ciudadanía.

Obligados por su profesión a desplazarse continuamente de una ciudad a otra, contribuyeron notablemente a desprovincializar la cultura griega, afirmando por primera vez el principio del cosmopolitismo.

No hay que infravalorar la importancia del movimiento sofista en la historia del pensamiento: fueron ellos los primeros en situar los problemas del hombre en el centro de reflexión filosófica, fueron también los primeros en fundamentar el concepto de cultura (es decir, la formación integral del individuo en el marco de la sociedad a la que pertenece), inauguraron, por último, el uso desprejuiciado de la razón, hasta el punto de merecer el calificativo de iluministas griegos.

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IDEAS SOSTENIDAS POR LOS SOFISTAS:

● FENOMENISMO

En filosofía, el término fenómeno indica lo que de una cosa aparece, en contraposición a lo que es en sí misma. Se llama fenomenismo a la idea de que el conocimiento humano no puede considerar la realidad en modo absoluto y objetivo, sino sólo percibir de ella las apariencias (los fenómenos, precisamente). Los sofistas inauguraron la doctrina fenomenista confiriéndole un fuerte significado subjetivo, relativo y escéptico: no hay verdades y tampoco afirmaciones universales, sino que todo depende del sujeto y de la situación en la que se encuentre.

● RELATIVISMO

Es la teoría según la cual no hay verdades absolutas, ya que cualquier afirmación es siempre relativa al punto de vista personal, a la sociedad a la que pertenece y al modo de pensar característico de la especie humana. Las consideraciones relativistas de Protágoras y de los sofistas parecieron encontrar su confirmación en la diversidad de usos y costumbres de los distintos pueblos.

● RETÓRICA

Los sofistas descubrieron que el logos puede ser utilizado también para mentir, seduciendo e impresionando favorablemente al auditorio. El lenguaje, por lo tanto, no es simplemente el espejo de la realidad como había supuesto Parménides, sino un medio a través del que los hombres establecen las recíprocas posiciones de poder. Quien crea poseer la verdad podrá buscar argumentos convincentes fundados en la evidencia de razonamientos resolutivos; en cambio, quien carezca de verdades empleará argumentos persuasivos válidos sólo para un auditorio concreto y no siempre basados en la lógica, sino más bien que impresionen: es decir, dirigidos al corazón y a las emociones. El segundo método ha obtenido con frecuencia más éxito que el primero.

PROTÁGORAS

Protágoras, el más célebre de los sofistas, nació en Abdera en 491 a.C. (apróx.) La estima que gozó entre sus contemporáneos está testimoniada por su amistad personal con Pericles y por el encargo de redactar las leyes para la colonia de Turi, fundada en 480.

Este prestigio social no le ahorró, sin embargo, grandes problemas con la justicia ateniense: fue acusado de impiedad por un escrito en el que sostenía la imposibilidad de afirmar la existencia o inexistencia de los dioses, debido tanto a la oscuridad de los argumentos como a la brevedad de la vida humana. Fue condenado y expulsado de Atenas y sus obras fueron quemadas en la plaza de la ciudad. Murió en 481 a.C. (aprox.), al naufragar la nave en la que huía a Sicilia.

EL HOMBRE ES LA MEDIDA DE TODAS LAS COSAS

La experiencia individual es el único criterio real de verdad. No hay leyes eternas ni verdades objetivas, sino sólo opiniones. Pero la relatividad de los juicios no debe llevar al derrotismo: el libre contraste de las opiniones (dialécticas) elige siempre la mejor solución, la más útil. Por ello, si no hay ninguna verdad, la tarea educativa del filósofo es esencial. Es verdad que, como todos los sofistas, sostenía la inexistencia de una verdad objetiva válida, pero afirmaba también la necesidad del estudio y de la educación en la idea de que, si bien o no hay proposiciones verdaderas absolutas, hay que distinguir entre opiniones mejores o peores, más o menos útiles para el individuo y la sociedad. Los fragmentos que siguen, extraídos del teeteto de Platón, son una apología; es decir, tratan de expresar el discurso que, de haber seguido con vida, habría opuesto Protágoras a las objeciones de Sócrates.

SÓCRATES: Protágoras afirma que medida de todas las cosas es el hombre: de aquellas que son, por lo que son, y de aquellas que no son, por lo que no son, entendiendo por medida la norma del juicio y por cosas los hechos en general; así es que el sentido de éste: que el hombre es la norma que juzga todos los hechos, y por esto admite sólo lo que parece a los individuos particulares, y en tal modo introduce el principio de relatividad. No hay criterio de juicio objetivo; cada verdad es siempre tal para un sujeto.

PROTAGORAS: Yo afirmo, sí, que la verdad es propiamente como he escrito: que cada uno es medida de las cosas que son y de las que no son; pero hay una diferencia infinita entre hombre y hombre, y justamente es por ello que las cosas aparecen y son para uno en un modo, y para otro en otro. Subjetivas son todas las sensaciones. Cada individuo percibe el mundo a su modo.

Y estoy así lejos de negar que no haya sabiduría y hombres sabios; antes bien, llamo sabio a quien transmutando aquello por lo que ciertas cosas parecen malas y lo son, consigue hacer que esas mismas cosas parezcan buenas y lo sean. Enseñar, por lo tanto, significa no buscar una imposible verdad, sino predisponer al interlocutor a mejorar sus juicios.

Recuerda aquello que ya antes dijimos: que a quien está enfermo las comidas parecen y son amargas, y a quien está sano, por el contrario, son y parecen agradables. Pero no es lícito inferir de ello que de estos dos el uno sea más sabio que el otro (porque no es posible), tampoco se debe decir que el enfermo porque tiene tal opinión, sea ignorante, y que el sano sea sabio porque sea de opinión contraria. Los diversos sabores

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