MARXISMO, filosofía de Karl Marx o cualquiera De los diversos sistemas o desarrollos dentro de la crítica social que derivan de Marx
Enviado por shadow_of_death • 31 de Julio de 2016 • Informe • 1.196 Palabras (5 Páginas) • 271 Visitas
MARXISMO, filosofía de Karl Marx o cualquiera De los diversos sistemas o desarrollos dentro de la crítica social que derivan de Marx. El término se aplica también, aunque incorrectamente, a ciertas estructuras sociopolíticas creadas por los partidos comunistas dominantes a mediados del siglo XX.
El propio Marx, habiendo tenido noticia de la existencia de ciertos críticos franceses que invocaban su nombre, afirmó que él tenía clara al menos una cosa, y es que no era marxista. El hecho de que su colaborador, Friedrich Engels, un popularizador de su pensamiento con mucho más interés en ciencias naturales que el propio Marx, sobreviviera a su muerte y escribiera, entre otras cosas, una «dialéctica de la naturaleza» que pretendía descubrir ciertas leyes naturales universales, añade aún más confusión.
Lenin, líder de la revolución comunista rusa, descubrió, ya hacia el final de su vida, una serie de conexiones entre El capital (1867) de Marx y la Ciencia de la lógica (1812-1816) de Hegel, concluyendo (en sus Cuadernos de filosofía) que los marxistas habían estado malinterpretado a Marx durante al menos medio siglo. Los objetivos específicamente políticos de la facción marxista que a finales del siglo XIX y principios del XX milita en el Partido Socialdemócrata alemán, la facción bolchevique de los socialistas rusos líderados por Lenin, y otros gobernantes y partidos posteriores que han manifestado fidelidad a los «principios del marxismo-leninismo» han contribuido considerablemente a las reinterpretaciones. Durante varias décadas en la Unión Soviética y en sus países aliados se llegó a establecer un amplio acuerdo acerca de las doctrinas marxistas fundamentales que fue además reforzado políticamente al punto de dar lugar a una versión doctrinaria conocida como «marxismo ortodoxo». Con ello se llegó a asegurar el rechazo casi total del marxismo genuino a partir del momento en que los disidentes aprendieron a ver en ello el marxismo en el poder.
Marx nunca escribió una exposición sistemática de su pensamiento, el cual, en cualquier caso, cambió mucho de objetivos a lo largo del tiempo, incluyendo elementos de historia, economía y sociología, así como de otros asuntos filosóficos más tradicionales. En una carta advierte específicamente contra el riesgo de considerar su tratamiento histórico del capitalismo occidental como un análisis transcendental de un desarrollo histórico supuestamente necesario de alguna sociedad en un cierto momento. Resulta así paradójico que el marxismo haya sido considerado como un sistema «totalizador», si no «totalitario», por los filósofos posmodernos que rechazan las teorías globales o «grandes narraciones» como algo inherentemente inválido.
De todos modos, la evolución del marxismo desde la época de Marx puede ayudar a entender esta identificación
La gran atención que el marxismo «ortodoxo» habría de prestar al determinismo histórico –la inevitabilidad de una secuencia de sucesos que lleva a la sustitución del capitalismo por un sistema económico socialista (en el cual, de acuerdo con una fórmula expuesta por Marx en La crítica al programa de Gotha, cada persona habría de ser remunerada de acuerdo a su trabajo) y eventualmente por uno comunista (remuneración en función de las necesidades individuales)– fue algo anticipado ya por Plejanov. En La función el individuo en la historia, éste considera la idiosincrasia personal como algo accidental: por ejemplo, si Napoleón no hubiera existido, el curso general de la Historia no habría sido por ello muy distinto. En Materialismo y empiriocriticismo, Lenin ofrece una especie de refuerzo epistemológico para la concepción del marxismo como la única cosmovisión verdadera, defendiendo para ello una teoría del conocimiento basada en la noción de «copia» o «reflejo» y gracias a la cual los verdaderos conceptos simplemente son imágenes especulares de la realidad objetiva, algo similar a fotografías. En otro lugar, argumenta, sin embargo, en contra del «economicismo», la inferencia según la cual la inevitabilidad histórica de la victoria comunista permite obviar el activismo político. Lenin sostuvo por contra que, al menos bajo las condiciones de represión características de la Rusia zarista, sólo un partido clandestino de revolucionarios profesionales que actúen como vanguardia de la clase obrera y de sus intereses puede producir cambios fundamentales. Más tarde, y ya bajo el gobierno de Iosif Stalin, el Partido Comunista hegemónico en la URSS fue identificado como el supremo intérprete de esos intereses, justificando de este modo un gobierno totalitario.
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