MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD
Enviado por yazvel • 30 de Mayo de 2013 • 2.036 Palabras (9 Páginas) • 394 Visitas
MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD
El término modernidad, en el sentido de lo moderno aparece con Balzac en 1823, pero el adjetivo moderno proviene del latín de finales del siglo V "modernus" entendido éste como lo actual, lo presente.
Para finales del siglo X ya se empleaban términos como modernistas y moderni, que significaban "tiempos modernos" y "hombres de hoy" respectivamente. Durante el siglo XII surgieron diferencias entre los discípulos de la poesía antigua y los llamados "moderni" (hombres de hoy).
Estos últimos eran considerados superiores pues sus creaciones estaban fundamentadas en la práctica de la dialéctica, es decir, eran más racionales.
Más allá del estilo, se originaron reflexiones filosóficas en torno a la superioridad de los modernos sobre los antiguos. Se pretendía demostrar que los modernos no necesariamente eran superiores ya que habían heredado los conocimientos de sus antepasados, los cuales unidos a los propios les permitían ver más allá, tener una visión más amplia del mundo.
Estas reflexiones surgen a partir de la frase de Bernardo de Chartres citada en el Methologican de Salisburg en 1159, en ella comparaba a los hombres modernos con enanitos encaramados sobre los hombros de gigantes. Su interpretación era que no se estaba más adelantado por poseer una natural habilidad, sino que el avance surge gracias a las riquezas heredadas de nuestros antepasados. Esta reflexión se mantendrá y será desarrollada en los siglos posteriores.
Por otra parte, el término moderno, en el momento de su aparición, no implicaba el tiempo: era la separación entre la antigüedad greco-romana y la era medieval.
A principios del Renacimiento se establece una primera división de la historia en tres épocas: la Antigüedad, la Edad Media y la Modernidad. Esta última se constituye en un período muy significativo ya que la modernidad representaría el avance, el progreso, el paso hacia un gran porvenir:
Más interesante que la periodización, son los juicios de valor transmitidos por cada una de estas tres eras expresadas por medio de la metáfora de la luz y de la oscuridad, el día y la noche, la conciencia y el sueño. La antigüedad clásica se asoció con la luz resplandeciente, la Edad Media se hizo nocturna y absorta <Edad Oscura>, mientras que la modernidad se consideró como un tiempo de surgimiento de la oscuridad, tiempo de despertar y <renacer> anunciando un futuro luminoso. (Calinescu:199; p.31)
En el siglo XVIII reaparece la oposición entre lo antiguo y lo moderno, ayer y hoy, entre lo clásico y lo romántico, representando la estética romántica una estética de lo nuevo que se opone a un clasicismo que aspira trascender en el tiempo.
En este momento la modernidad, bajo la forma del romanticismo, establece su valor histórico al promulgarse contra los cánones establecidos por el clasicismo; en consecuencia la idea de la belleza universal y atemporal sufre un proceso de continuas transformaciones.
En Francia, Stendhal (seudónimo de Henry Beyle) plantea en Racine y Shakespeare (1823), que el Romanticismo es: "El arte de presentar a los pueblos obras literarias que en el estado actual de sus hábitos y creencias, son capaces de producir el mayor placer posible" (Compagnon: 1993; p.20). Con esta definición queda claramente determinada la relación entre el arte y la actualidad, lejos de todo interés por el antiguo ideal de belleza, con lo cual se establece un compromiso con un nuevo programa estético.
Para el siglo XIX, Baudelaire plantea una modernidad que reacciona contra la modernización social y la revolución industrial, entre otras cosas. Según Calinescu, Baudelaire "enfrentó la modernidad estética, no sólo a la tradición, sino también a la modernidad práctica de la civilización burguesa", al señalar que "la modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es lo eterno e inmutable..." (Calinescu: 1991; p.16)
Para Baudelaire la modernidad rompe toda relación con su pasado, devorándose a sí misma al renovarse constantemente negando la novedad del ayer; el poeta y ensayista ve en este proceso de renovación tras renovación la posibilidad de que la modernidad conduzca inevitablemente a la decadencia. La modernidad representa entonces una negación cada vez más fuerte de la tradición, al centrar su búsqueda en lo desconocido, en lo que aún no ha sido explorado.
A finales del siglo XIX, la modernidad dio paso al surgimiento de las vanguardias a la vez que se enfrenta a sí misma considerándose decadente. Según Antoine Compagnon la vanguardia tiende a confundirse generalmente con la modernidad, pero mientras la modernidad se caracteriza por su pasión por el momento actual, en la vanguardia se evidencia una conciencia histórica del futuro y el propósito de adelantarse a su tiempo.
En los últimos años se han incrementado los estudios sobre la modernidad, tanto por filósofos, poetas y teóricos de la literatura, como por investigadores y antropólogos.
Entre los autores que se han interesado desde distintas posiciones en el estudio de la modernidad destacan Hans Robert Jauss, Octavio Paz, Jürgen Habermas y más recientemente sobre la modernidad latinoamericana Néstor García Canclini.
Hans Robert Jauss realiza en Tradición literaria y conciencia de la modernidad (1976) un estudio histórico y pionero sobre la modernidad. Señala que desde la antigüedad clásica hasta el siglo XIX, invariablemente lo moderno al cabo de un tiempo se convertirá en lo antiguo, ocupando lo nuevo el lugar de los modernos, de este modo se establece la oposición antiguo/moderno como lo variable, lo substituible.
Para Jauss ya durante el siglo XVIII se dio una mirada crítica sobre el pasado, al introducirse por primera vez la idea del futuro dentro de lo moderno. Es sólo en el siglo XIX, con el ensayo de Baudelaire "El pintor y la vida moderna" (1859), cuando la modernidad nace como un concepto autónomo, sustentándose sobre sí misma, equivalente a lo transitivo, lo fugitivo y lo contingente.
Octavio Paz en Los Hijos del Limo (1974) ve lo moderno como tradición hecha de interpretaciones en la que cada ruptura supone un comienzo. Lo que caracteriza a la modernidad no es lo nuevo, sino su heterogeneidad, su pluralidad ya que la modernidad es siempre distinta.
Lo nuevo no necesariamente es moderno, a menos que se presente como una negación de la tradición y proponga otra distinta.
Paz ubica el inicio de la edad moderna en el siglo XVIII. Desde su nacimiento
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