Manifiesto Del Partido Comunista
Enviado por JessicaFuen • 27 de Enero de 2014 • 1.780 Palabras (8 Páginas) • 286 Visitas
MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA / MARX
I. BURGUESES Y PROLETARIOS
La historia de las clases sociales, misma historia de todas las sociedades hasta nuestros días. Mantuvieron una lucha constante tanto opresores, como oprimidos; que termino siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna. La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase; sino que ha sustituido las viejas clases, condiciones de operación y formas de lucha por otras nuevas. Fruto de un largo proceso de desarrollo, de una serie de revoluciones en el modo de producción y de cambio, ha sido la burguesía moderna. Cada etapa de la evolución recorrida por la burguesía ha ido acompañada del correspondiente progreso político. La burguesía conquisto finalmente la hegemonía exclusiva del poder político en el Estado representativo moderno, tras el establecimiento de la gran industria y del mercado universal. El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa. Cabe hacer mención, que la burguesía ha desempeñado en la historia un papel altamente revolucionario. Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesía ha destruido las relaciones feudales, patriarcales, idílicas. Ahogando el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta. Haciendo simultáneamente de la dignidad personal, un simple valor de cambio. Sustituyendo las numerosas libertades escrituradas y adquiridas por la única y desalmada libertad de comercio. En lugar de la explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, ha establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal. La burguesía se ha encargado de despojar de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Muestra una notoria reducción en todas las relaciones a simples relaciones de dinero, desgarrando el velo del emocionante sentimentalismo. La burguesía ha revelado que la brutal manifestación de fuerza en la Edad Media, tan admirada por la reacción, tenía su complemento natural en la más relajada holgazanería. Siendo ella la primera en demostrar lo que puede realizar la actividad humana. A condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción, así como también las relaciones de producción y sociales es como puede existir la burguesía. Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas. Su domino de clase cuenta con apenas un siglo de existencia, a lo largo de éste ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas. El sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de las maquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación de vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la asimilación para el cultivo de continentes enteros, la apertura de los ríos a la navegación. En la misma proporción en que se desarrollaba el capital, se desarrollaba también el proletariado, aquella clase de obreros modernos, que no viven sino a condición de encontrar trabajo, y lo encuentran únicamente mientras su trabajo acrecienta el capital. Formando parte al mismo tiempo de la mercancía como cualquier otro artículo de comercio. El creciente empleo de las máquinas y la división del trabajo quitan al trabajo del proletariado todo carácter propio y le hacen perder con ello todo atractivo para el obrero. Este se convierte en un simple apéndice de la máquina, y solo se le exigen las operaciones más sencillas, más monótonas y de más fácil aprendizaje. Siendo no solo esclavos de la clase burguesa, del Estado burgués, sino diariamente y a todas horas, esclavos de las máquinas y, sobre todo, del burgués individual, patrón de la fábrica para la que trabaja. El proletariado pasa por diferentes etapas de desarrollo. La lucha contra la burguesía comienza con su surgimiento. Al principio, la lucha es entablada por obreros aislados, después, por los obreros de una misma fabrica, más tarde, por los obreros del mismo oficio de la localidad contra el burgués individual que los explota directamente. Sin embargo la industria, en su desarrollo acrecienta el número de proletarios concentrándoles en masas considerables; aumentando su fuerza y adquiriendo mayor conciencia de la misma. Obteniendo como resultado de la creciente competencia de los burgueses entre si y de las crisis comerciales que ella ocasiona, los salarios son cada vez más fluctuantes; el constante y acelerado perfeccionamiento de la maquina coloca al obrero en situación cada vez más precaria. Formándose así coaliciones, en donde los obreros actúan en defensa de sus salarios contra los burgueses. Llegan hasta formar asociaciones permanentes para asegurarse los medios necesarios, en previsión de estos choques eventuales. El éxito inmediato no es el resultado verdadero de sus luchas, sino la unión cada vez más extensa de los obreros. Unión propiciada por el crecimiento de los medio de comunicación creados por la gran industria y que ponen en contacto a los obreros de diferentes localidades. Bastando ese contacto para que las numerosas luchas locales, que en todas partes revisten el mismo carácter, se centralicen en una lucha nacional, en una lucha de clases.
Por su forma, aunque no por su contenido, la lucha del proletariado contra la burguesía es primeramente una lucha nacional. Natural, es que el proletariado de cada país deba acabar en primer lugar con su propia burguesía.
II. PROLETARIOS Y COMUNISTAS
Los comunistas no forman
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