"Mi Existencia Está Encarnada, Por Eso No Puedo Decir Con Verdad Que Yo Tengo Cuerpo, Sino Que Yo (también) Soy Mi Cuerpo" (G. MARCEL).

Mi existencia está encarnada, por eso no puedo decir con verdad que yo tengo cuerpo, sino que yo (también) soy mi cuerpo” (G. MARCEL).

La encarnación se presenta como el principio innegable existencial que nos pone en contacto con nosotros mismos y con el mundo. Cualquier reflexión que se realice sin tener en cuenta la encarnación, no será una reflexión abstracta, separada de la vida y de la realidad misma. En Marcel hay una clara primicia de lo existencial sobre lo ideal, y lo existencial es, en primer lugar, la situación encarnada del hombre. De allí que la filosofía de Marcel sea una filosofía concreta, una filosofía ceñida a la vida misma, en su carnalidad y temporalidad, una filosofía que se presenta más como una constante profundización que como una actividad de construcción (tal como aparecen hacer las filosofías sistemáticas), y por tal razón solo puede ser una filosofía del pensamiento. Es a su vez, el intento sostenido de acceder al misterio del “Ser”, por medio del concretoexistente (una cosa que existe de tal manera que no tiene necesidad sino de sí misma para existir) y no gracias a fórmulas vacuas (vacías, insustancial). Si debiésemos caracterizar al pensamiento marceliano, no debemos dudar al afirmar que su intención y preocupación primaria son del orden metafísico, y todas sus reflexiones hunden sus raíces en la realidad del “Ser” mismo, realidad que es misteriosa, puesto que yo – que pregunto por el ser –soy, participo del ser y no puedo considerarlo como algo extraño o ajeno a mí mismo.

Pero dado su carácter existencial, la filosofía concreta no es asimilable a un sistema metafísico, ya que no es el resultado de una inteligencia desencarnada y absoluta, sino que se enmarca en la constelación más compleja del existente humano. Así, la libertad será aquí la gran protagonista, ya que es “por ella y para ella” que la filosofía concreta tiene lugar. En efecto, queda en poder de la libertad llevar a cabo las reflexiones del pensamiento hasta su última consideración, y no congelarse en un determinado momento de la exploración de la realidad; a su vez, las conclusiones de la filosofía concreta no son sino para la realización de la libertad, que sólo puede tener lugar en el consentimiento al Ser. Es el orden de lo espiritual el orden mismo de la filosofía, y lo espiritual no es sólo intelección ni sólo voluntad, por lo cual la metafísica y la ética tampoco son separables en severidad.

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