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Nicomaquea De Aristoteles


Enviado por   •  26 de Abril de 2012  •  631 Palabras (3 Páginas)  •  471 Visitas

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nicomaquea

de aristotelesemos de considerar este principio, entonces, no solamente como una conclusión lógica deducida de ciertas premisas sino también a partir de lo que sobre él se suele decir, porque los datos armonizan con la definición verdadera, en tanto que con la falsa pronto se evidencian como discordantes.

Los bienes han sido clasificados en tres (6): los llamados exteriores, los del alma y los del cuerpo; y a los del alma los llamamos propia y plenamente bienes. Como nosotros hacemos consistir la felicidad en las acciones y operaciones del alma, nuestra definición resulta válida según aquella antigua doctrina aceptada por los filósofos. y de igual modo estamos en lo justo por el mero hecho de afirmar que el fin consiste en ciertos actos y operaciones, porque así el fin queda incluido entre los bienes del alma y no entre los exteriores. Esta definición concuerda además con la extendida creencia de que el hombre feliz es el que vive y obra bien, porque virtualmente hemos asimilado la felicidad con una suerte de vida dichosa y de buena conducta. En esta definición de felicidad se hallan, al parecer, todas las condiciones que suelen exigirse para constituir la felicidad. En efecto, para algunos la felicidad parece consistir en la virtud (7); para otros en la prudencia (8); para otros en una cierta sabiduría (9), además de aquellos para quienes la felicidad es todo o parte de eso, con placer o no, a lo que algunos (10) incluso añaden la prosperidad material. Algunas de estas opiniones son sustentadas por los antiguos y otros muchos, mientras que otras son defendidas por pocos, pero esclarecidos; y es poco razonable suponer que todos se equivoquen de todo en todo, más bien debemos creer que si no aciertan en la mayor parte, lo hacen por lo menos en algún punto.

Nuestra definición concuerda con los que asimilan la felicidad a la virtud o a cierta virtud particular, ya que a la virtud pertenece la actividad conforme a la virtud. La diferencia (que no es poca, sin duda) radica en hacer consistir el bien supremo en la posesión o en el uso, en un modo de ser o en la actividad. Porque a veces, en efecto, sucede que no resulta bien alguno de la simple disposición habitual, como le pasa al dormido u ocioso; en cambio esto no sucede con la actividad, pues ésta necesariamente actuará y lo hará bien. Y del mismo modo como en los Juegos Olímpicos los que son coronados no son los más bellos o fuertes sino los que luchan (que entre éstos están los vencedores), los que actúan rectamente son los que conquistan con derecho las cosas bellas y buenas de la vida, volviendo sus propias vidas por sí misma deleitables. Porque sentir placer es, en efecto, un estado del alma, y a cada cual le produce placer aquello a que se dice ser aficionado, como el caballo para al aficionado a los caballos, la escena al amante de los espectáculos; y, igualmente, los actos justos resultan placenteros para

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