No son opuestas la fe y la razón

No son Opuestas La Fe y la Razón

Para iniciar el presente tema debemos conocer el significado de lo que involucra la fe y la razón:

Fe

Es la acción moral del creyente que nace de la gracia santificante que nos lleva a la bienaventuranza eterna.

No se puede hablar de Dios si al mismo tiempo si no se habla de hombre, las verdades de la fe les corresponde un sistema de correlativos antropológicos, la fe es la auto comprensión del creyente y creando un punto de vista cristiano, (certeza de lo que no se ve) y es razonable.

Razón

Es la libertad del ser humano para poder reflexionar y sacar conclusiones de algo, o se puede exigir que el hombre, en nombre de la moral pierda sus mejores posibilidades y que la observancia de las normas morales conduzca a un empobrecimiento de la propia persona haciéndole perder la oportunidad de tener una vida plena, feliz y llena de sentido; la dignidad personal irrenunciable, su derecho a la felicidad y a la plena realización, teniendo en cuenta, todo lo que se llegue a comprender de ello.

Cuando se ha logrado entender el significado de ambos términos podemos empezar a establecer como se fortalecen mutuamente la fe y la razón y como trabajar en conjunto

Una fe aislada no puede ser el único soporte de una religión, de igual modo que una razón encerrada en sí misma no puede soportar a la fe. La inteligencia es una vía que, bien usada, conduce a la trascendencia. En el camino hacia el encuentro del hombre con Dios, la razón no puede ocupar el puesto, sino un puesto que se complementa con la fe.

La fe no destruye la razón, sino que la supera y le confiere plenitud; no desacredita la racionalidad de nuestro conocimiento, sino que permite que se desarrolle de manera completa. De la misma forma que la gracia no destruye la naturaleza, sino que la sana, así la fe, por la influencia que ejerce sobre la razón, permite el desenvolvimiento de una actividad racional más fecunda y verdadera.

El grado de aprobación a una verdad depende de la causa que la origina. Ese convencimiento será absoluto cuando proviene de la fe, y que el discernimiento con que Dios conoce es superior a la que puede alcanzar los hombres.

La fe es, por eso, y tanto desde el punto de vista objetivo, un auténtico perfeccionamiento de la inteligencia humana: engendra verdadera sabiduría, conocimiento completo y adecuado.

La verdad es objetiva, existe con independencia de nuestra intervención: a la mente toca sólo descubrirla, nunca crearla.

La fe direcciona la formación intelectual del cristiano.

La comprensión del sentido de la propia existencia es aquello que hace al hombre más libre, más humano. Gracias a la fe, el hombre puede reenviar más allá todos sus conocimientos adquiridos del contacto con el mundo

Esta es la senda natural que sigue toda razón, cada ser humano: de lo exterior hacia el interior; del interior a la trascendencia. Dios ha creado el universo con una recta razón, con un orden magnífico que permite al hombre descubrir que lo razonable va mucho más allá de lo que pueda calcular la matemática, de lo que pueda deducir la lógica y de lo que puedan demostrar los experimentos, expresaba el Papa.

La fe no es ciega, trata de entender y demostrar que es razonable. Por eso es un impulso para la razón y la ciencia, porque abre sus ojos a una realidad más grande, que permite conocer mejor el verdadero ser del hombre en su integridad. 

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