Nombre del cuento: El día en que decidí ser médico

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Karen Mishel Armenta Juárez

ID: 00323657

GRUPO 1

Nombre del cuento: El día en que decidí ser médico.

Todo comienza un 10 de mayo del 2013 cuando tenía 12 años. Mi madre me llevó al día de madre eh hijas en su trabajo, ella trabaja en un edificio como gerente de seguros de autos, la verdad yo no pensaba que fuese una gran idea ir, pero terminé aceptando ya que había chocolates de por medio.
Yo esperaba que fuera un día divertido, pero la verdad es que la mitad del tiempo el pase viendo a mamá trabajar. Yo estaba muy aburrida, y preguntaba que estarían haciendo las otras hijas de las compañeras de mi mama, fue entonces cuando conocí a Alex, ella estaba jugando con un par de niñas llamadas Samanta y Fernanda. Alex me invito a jugar a las atrapadas, en ese momento me pareció una muy buena idea, y comenzamos a jugar. El piso del edificio era muy resbaloso, lo cual hacia un poco más interesante el juego, hasta que por accidente Fernanda me empujo, y resbalé, cayendo sobre un montón de libros que estaban tirados en la oficina de la mamá de Alex. Fue un momento horrible, llamaron a mi mamá y de inmediato me llevaron al hospital. Cuando llegue al hospital, yo sentía  cefalalgia, tenía rinorragia, blefaritis y queilitis. Por mi cefalalgia los doctores quisieron hacerme un encefalograma, después una rinoscopia, y me dieron antinflamatorios para mi rinitis. Tiempo después llego el pediatra, se llamaba Carlos, él le dijo a mamá, que me había dado un golpe fuerte en el encéfalo, y por lo tanto tenía que quedarme esa noche en observación. La noche se me hizo larguísima, no podía dormir, tenía mucha cervicalgia. Fue entonces cuando empecé a observar las camas que se encontraban a mi alrededor, y escuchaba como el doctor le decía a una señora que tenía un Osteoma, también vi a un niño con Osteomalacia, a una joven que tenía espondilitis, a una niña que tenía faringitis, disfonía y odionofagia, a un anciana que tenía disfagia, un joven que tenía disartria  junto a él había una señora a la que la estaban preparando para hacerle una traqueotomía y una laringotomía, tiempo después llego un señor con una arritmia cardiaca, él fue revisado por un interno que con su estetoscopio, escuchó su corazón y pronto llamó a un cardiólogo, para que lo atendiera.

A la mañana siguiente, yo me sentía mejor, llegó el neurólogo a explicarle a mi mamá que yo no tenía daño alguno en mi encéfalo y que ya me podía ir.

Al irme, observaba a los pacientes que estaban esperando para alguna  mastografía, una endoscopia, un electrocardiograma, para que le atendieran dermatitis, o inclusive esperando a un geriatra, fue ahí a donde decidí que quería ser médico para poder ayudarles en los peores momentos, tal vez no fue mi mejor noche o mi mejor día, pero aprendí muchas cosas.

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