Paz profunda y salud
Enviado por Lipere • 7 de Marzo de 2012 • Ensayo • 1.198 Palabras (5 Páginas) • 401 Visitas
Sin sea con Vosotros. Paz profunda y salud.
Conviene aclarar desde un principio que alma y espíritu no son lo mismo y, de la misma manera que Sol y Luna se pueden diferenciar a simple vista, así es necesario que se distinga al alma del espíritu.
El utilizar al Sol y a la Luna como analogía no es arbitrario y, más adelante, veremos el por qué; ahora, por el momento, interesa hacer otras precisiones para poder entrar en materia.
La Gran Obra de Creación, según la Tradición, se 'divide' en cuatro mundos: el de la Emanación, el de la Creación, el de la Formación y el Elemental. Es en este orden que el Demiurgo ha hecho Su Obra.
El hombre, como micorcosmos, ostenta la misma constitución que la Gran Obra de Creación. El hombre es el resumen, el epítome de la Creación. Así, en el hombre, estos cuatro mundos macrocósmicos tienen su correspondencia de la siguiente manera, respectivamente: el mundo divino/su Espíritu, el mundo intelectual/su Razón, el mundo psicológico/sus Emociones y el mundo físico/su Cuerpo.
Dios, la Unidad, el principio de todas las cosas, la Absoluta y Suprema Razón, Intelecto y Amor en su más grandioso estado de pureza, Infinita y Suprema Aspiración de toda inteligencia emancipada, está 'separado' de Su obra por los Velos de la Existencia Negativa, es decir, la Nada -Ein-, lo Ilimitado -Ein Soph- y la Luz Ilimitada -Ein Soph Aur-, mismos que podríamos interpretarlos como: a) la Nada en sí; b) el espacio vacío necesario para la manifestación de algo, espacio sin el que nada podría manifestarse, de acuerdo con la ley física según la cual ningún cuerpo puede ocupar el mismo espacio-tiempo de otro y c) la materia prima de esta Gran Obra.
Decimos que Dios está separado de Su Obra, meramente para indicar que Él no está confundido ni disgregado en Su Obra, sino que Él permanece íntegro, más grande que todo, más profundo, absolutamente indivisible, distinto de todo, uno en Sí mismo. "Lo que Dios es por Sí y en Sí, no le es dado al hombre conocer." Sin embargo, está en Su Obra sin estar en ella y sin separarse de Sí ni dividirse o multiplicarse, está en Su Obra, como la luz del sol en la atmósfera terrestre, como la inteligencia y el alma del escritor en sus libros. Dios está completo en todas partes sin menoscabo de Su unidad y que no se piense que de alguna manera llegue a ser material o substancial, Dios es Espíritu puro. La materia está sujeta a variación, a cambio, deviene, se divide y es multiforme -o mejor dicho, aforme, amorfa-; Dios es ultraforme; indivisible; Es, no deviene; inmutable e invariable y no es el conjunto de todos los seres.
Previo a la Creación, el espíritu de Dios 'flotaba' por sobre las aguas negras del Caos y, al ver su reflejo en ellas, se hizo la luz... Estas aguas son la Luz Ilimitada citada líneas arriba, la 'forma' de la Creación, es el reflejo del espíritu de Dios y lo que anima, lo que da vida, es el soplo divino, Su hálito es lo que da la vida.
Conocemos la constitución ternaria del hombre: Espíritu, Alma, Cuerpo; Sol, Luna, Tierra; Azufre, Mercurio, Sal; Rojo, Blanco, Negro.
Hemos visto ya -muy someramente- el primer término, el Espíritu, más o menos conocemos el tercero, el Cuerpo, veamos pues, el intermedio: el Alma, la Luna, el Mercurio, el Blanco. Y veamos de qué manera, la constitución ternaria del hombre se corresponde con los cuatro mundos de la Gran Obra de Creación.
La Luz Ilimitada, por sí misma, es completamente
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