Pensamiento Y Diagnostico
ISGABBYD29 de Abril de 2014
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El Pensamiento
El pensamiento es aquello que se trae a la realidad por medio de la actividad intelectual. Por eso, puede decirse que los pensamientos son productos elaborados por la mente, que pueden aparecer por procesos racionales del intelecto o bien por abstracciones de la imaginación.
El pensamiento puede abarcar un conjunto de operaciones de la razón, como lo son el análisis, la síntesis, la comparación, la generalización y la abstracción. Por otra parte, hay que tener en cuenta que se manifiesta en el lenguaje e, incluso, lo determina.
En cierta ocasión, Einstein afirmó que los científicos son como los detectives que se afanan por seguir la pista de un misterio, pero que los científicos creativos deben cometer su propio “delito” y también llevar a cabo la investigación. Einstein como otros científicos eminentes, sabía esto por experiencia propia. Primero habían cometido el “delito” de pensar y creer en algo que iba en contra del pensamiento “normal” y corriente de los intelectuales, y de aceptado por la comunidad científica; algo que desafiaba las normal de un proceder “racional” e, incluso de la misma lógica consagrada por el uso de siglos; algo que solamente se apoyaba en su intuición. Este “delito” seria perdonado o redimido sólo con la demostración a los propios colegas que el fruto de esa intuición, de esa visión intelectual, fue correcto. Pero esto exige dos cosas igualmente ante las cuales han fracasado muchos genios creadores: primero, descomponer el contenido de la intuición en partes o pasos más simples y comprensibles y, segundo, traducirlo a un lenguaje más sencillo y que diga “algo” a quienes permanecen todavía en “otro mundo”.
En 1981, el profesor Roger W. Sperry, del Instituto de Tecnología de California, gano el Premio Nobel –compartido- de Medicina, por sus investigaciones y hallazgos en neurociencia. Este investigador estudió el funcionamiento de los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo, por separado, en pacientes que habían sido sometidos, por razones terapéuticas, a una neurocirugía que consistió en seccionar las fibras comisurales del cuerpo calloso (fibras nerviosas que interconectan ambos hemisferios, ubicadas en el centro del cerebro). Estos pacientes son llamados personas con “cerebro dividido”. Sperry, tras sus hallazgos y otras conclusiones, ha dicho: “Cada uno de los dos hemisferio parece tener sus propias sensaciones, percepciones, pensamientos, sensibilidad y memoria”. Al especificar sus funciones propias de cada hemisferio, Sperry corroboró, integró y, en ciertos aspectos, completó hallazgos de extraordinarias implicaciones, al derivarse de una comprensión más amplia y precisa de la actividad intelectual humana.
Actualmente hay una cantidad considerables de pruebas –dispersas y fragmentadas, pero básicamente coincidentes—disponibles (Hécaen, 1962; Luría 1966; Lee, 1967; Sperry, 1969 y 1970; Milner, 1971; Assagioli, 1971; Bogen, 1969, 1973, 1976; Gazzaniga, 1970 y 1973, Eccles 1966 y 1975, Eccles-Pooper, 1985) que nos llevan asegurar la existencia de dos modos diferentes de pensamiento, asentados respectivamente, por codificación genética, en cada uno de los dos hemisferios. Aunque cada hemisferio condivide el potencial para realizar muchas funciones y ambos participan en diferentes actividades, en la persona normal los dos hemisferios tienden a especializarse.
El hemisferio izquierdo realiza todas las funciones que un pensamiento analítico, elementalista y atomista requiere; su modo de operar es lineal, sucesivo y secuencial en el tiempo, esto es, marcha paso a paso; recibe la información dato a dato, la procesa en forma lógica, discursiva, causal y sistemática, y razona verbal y matemáticamente, al estilo de una computadora donde toda “decisión” depende de la anterior; su modo de pensar, le permite conocer una parte a la vez, no todas al mismo tiempo; debido a ello, es incapaz de ofrecer soluciones globales, totalizantes, finales. Como el pensamiento analítico se realiza dando un paso a la vez, estos pasos son explícitos y tenemos conciencia de la información utilizada y de las operaciones involucradas. Por esto, somos conscientes –al menos parcialmente- del proceso que se desarrolla en nuestro cerebro.
El hemisferio derecho, por otra parte, desarrolla todas las funciones que requiere un pensamiento intelectual sintético y simultáneo de muchas cosas a la vez. Debido a ello, este hemisferio se encuentra dotado de un pensamiento intuitivo capaz de percepciones estructurales, sincréticas, configuracionales o gestálticas, y puede comparar esquemas o engramas en forma no verbal, analógica, metafórica, alegórica e integral. Su manera de operar se relaciona, por consiguiente, con su capacidad de aprehensión estereognósica del todo, con su estilo del proceder en forma holística, compleja, no lineal, tácita, simultánea y no causal. Esto le permite orientarse en el espacio y lo habilita para el pensamiento y la apreciación de formas espaciales, el reconocimiento de rostros, formas visuales e imágenes táctiles, la comprensión pictórica, estructuras musicales y, en general, de todo lo que requiere pensamiento visual, imaginación, o está ligado a la apreciación artística. La característica distintiva de este hemisferio es que no avanza paso a paso, como procede el pensamiento analítico del lóbulo izquierdo, sino que su maniobra se basa en una percepción implícita de la totalidad del problema: y dicha actividad se realiza con poca o ninguna conciencia del proceso implicado, es decir, se desarrolla al margen de la conciencia y de la dirección del yo.
Un análisis detenido de nuestra actividad intelectual permite descubrir que el pensamiento analítico y el pensamiento intuitivo no se alternan, de modo que uno funcione los días pares y otro los impares, por así decirlo, su alternancia es sistemática y tan continua que los procesos en ocasiones parecen simultáneos. El pensamiento intuitivo y creativo puede hacer, por ejemplo, una conjetura genial o proponer una hipótesis atrevida. Inicialmente, no sabemos de dónde se obtiene. Esto puede generar en nosotros una desconfianza. El pensamiento analítico trata de hacer patentes los pasos y la secuencia lógica de los mismos e intenta interpretar y traducir a términos aceptables el contenido de la intuición y trata de coordinarlo e incluirlo en el cuerpo del conocimiento ya aceptado, todo para apreciar la racionalidad de la conclusión. Pero el pensamiento intuitivo que advierte y evalúa la estructura global, puede haber descubierto ideas que no encajan en las categorías existentes o conceptos intraducibles al paradigma epistemológico usual, e incluso, puede denunciar como inapropiado el método o procedimiento de análisis de interpretación… y así sucesivamente.
Tipos de pensamiento
* Deductivo: ocurre cuando se toma una o varias proposiciones y de ellas se obtiene una conclusión. Resulta la forma de pensamiento más común, la que utilizamos a diario para intentar comprender los hechos que nos rodean, para analizar las historias que nos cuentan los demás, etcétera.
* Inductivo: de forma opuesta a lo antes definido, este proceso se basa en una idea particular para luego generalizarla, apoyado en que su veracidad en el caso aislado se mantendrá en situaciones similares, aun sin poder comprobarlo.
* Analítico: parte la realidad en porciones para poder evaluarla a través de mecanismos lógicos.
* Creativo: la base del arte, ya que se basa en la libertad de modificar una idea, agregando o quitando elementos sin restricciones impuestas por el marco de lo posible.
* Sistémico: propone un sistema orgánico que interrelaciona los conceptos de manera compleja.
* Crítico: analiza a la vez que evalúa las ideas, intentando obtener respuestas convincentes relacionadas con la moral, la ética, los gustos, las tendencias; es el tipo de pensamiento que nos ayuda a formar nuestra personalidad y a reforzar nuestras convicciones a través de la observación activa de la realidad.
* Interrogativo: a la hora de tratar un tema en particular, este tipo de pensamiento nos permite cuestionar distintos aspectos de nuestro interés, articulando así el proceso de aprendizaje.
Dinámica del pensamiento creador
Al entrar en la dinámica del pensamiento, especialmente si es creador, aspecto central de este capítulo, conviene señalar en honor a la clarificación y precisión de conceptos, tres hechos que, sin temor a exagerar, pudiéramos generalizar con las siguientes expresiones:
1- La formación del pensamiento crítico y el desarrollo de la creatividad son los objetivos más frecuentes en los planes de estudio a todo nivel.
2- Estos objetivos son, paradójicamente, los menos cultivados en forma expresa y, cuando emergen espontáneamente, los más perseguidos.
3- Esta falta de cultivo y esta persecución se interpretan ordinariamente como un interés en neutralizar individuos revolucionarios, anárquicos o desestabilizadores del sistema y nunca como lo que realmente son: una afirmación a la personalidad inmadura o incapaz del docente, o de los intereses de los directivos.
Pudiéramos decir –con el Premio Nobel de medicina Szent Gyorgyi– que “el pensamiento creador consiste en ver lo que todo el mundo ve y pensar lo que nadie piensa”. Este pensamiento, en acción, sigue una dinámica constituida por varias etapas o pasos, cuya naturaleza y secuencia podemos ordenar integrando una gran variedad de aportes de las diferentes neurociencias.
Motivación inicial. En primer lugar debe existir una motivación o interés específico centrado en un área determinada, que tiene un gran significado intelectual
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