Pensamientos
Enviado por Veronica33 • 30 de Septiembre de 2012 • 717 Palabras (3 Páginas) • 308 Visitas
La verdadera felicidad esta en amar lo que tenemos.
…Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible, y de repente estará haciendo lo imposible.
…Ser excelentes es ser un buscador incansable de oportunidades, preparándose para aprovecharlas, jugando siempre a ganar.
Luego de advertir a sus discípulos que deben cuidarse de toda clase de avaricia, el Señor los exhorta a confiar en la divina Providencia (ver Lc 12,22-31). Ante la solicitud excesiva por que no les falte nada, o ante una insana preocupación por atesorar bienes y asegurarse con ellos el futuro, los discípulos deben aprender a ponerse confiadamente en las manos de Dios. Dios dará a sus hijos todo aquello de lo que tienen necesidad.
No es ésta ciertamente una invitación a cruzarse de brazos y esperar que todo “caiga del Cielo”, a dejar de trabajar para conseguir el sustento diario y cubrir las necesidades cotidianas, sino a no dejarse dominar por un asfixiante afán de riquezas o un ritmo de trabajo excesivo que termina por excluir a Dios de la vida diaria. Antes que “ganar” el mundo, el discípulo de Cristo debe preocuparse por conquistar el Reino venidero, la vida eterna. Antes que en el dinero o en las riquezas pasajeras, la confianza debe estar puesta en Dios, pues Él cuida de sus hijos. Lo necesario no les faltará jamás. A buscar en primer lugar el Reino de Dios, todo lo demás Dios lo dará por añadidura.
Señor, dame valor para cambiar lo que puede cambiarse; dame serenidad para aceptar lo que no puede cambiarse y dame sabiduría para distinguir lo uno de lo otro.
Dame, Señor, la sabiduría que de Ti procede. Ayúdame a ser responsable en el trabajo, a utilizar adecuadamente el tiempo, a no desanimarme, y a no caer en pesimismo alguno. Ayúdame a no trabajar sólo por dinero, sino por buscar la verdad y el bien de todos tus hijos. Ayúdame a ver durante el tiempo de tedio y cansancio una posibilidad de vencer mi flojera y apatía. Ayúdame a ser solidario con el compañero que me necesita. Sé, Señor, que sólo en ti y por ti todo lo que haga, todo lo que aprenda, todo lo que diga tendrá sentido. Amén.
Señor... ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un
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