Platón Y La Democracia
Enviado por AndreaBoyer12 • 5 de Diciembre de 2013 • 556 Palabras (3 Páginas) • 439 Visitas
Habría que aclarar en primer lugar, que la democracia ateniense de la Grecia antigua, que conoció años de esplendor, no era un régimen político igual que lo entendemos hoy en día. La democracia moderna es indirecta y representativa y la democracia ateniense era directa, todos los ciudadanos eran miembros de la Asamblea con derecho a voz y a voto. Lo que ocurría era que sólo un 25% de la población de Atenas tenía la consideración de “ciudadano” y quedaban excluidos los niños, las mujeres, los esclavos y los extranjeros. El auge de la democracia ateniense había acabado ya unos cuantos años antes de nacer Platón y nuestro autor conoció uno de los períodos más agitados y tristes de la historia de su ciudad, debido sobre todo a la incompetencia de los gobernantes y a la lucha por el poder entre distintos bandos. A pesar de que tras el “Gobierno de los Treinta Tiranos”, se volvió a instaurar la democracia como forma de gobierno, ello no solucionó los problemas que Platón detectaba y además la nueva democracia resultó si cabe aún peor, ya que bajo sus leyes se juzgó y condenó a muerte a Sócrates, “el más justo de los hombres”, según Platón, acusándolo de delitos totalmente infundados. Entendida así la democracia como el sistema político en el que el pueblo asume la dirección de los asuntos públicos, Platón formulaba las siguientes objeciones:
-en primer lugar, no creía que cualquier ciudadano sea competente para desempeñar funciones públicas en el ejército, en los tribunales, la asamblea y el gobierno, sin necesidad alguna de preparación y sin tener en cuenta ni sus conocimientos ni su virtud. Según él, nadie es competente por naturaleza en materia política; se requiere poseer o aprender el “arte” de la justicia y son pocas las personas capacitadas para aprender ese arte. Serían necesarios un proceso de selección y de preparación y el camino de dicha instrucción sería dificultoso.
-en segundo lugar, la verdadera competencia política no llega con el aprendizaje de habilidades como la retórica o la oratoria, los dirigentes no deben ser demagogos que abusen de la incapacidad e insensatez del pueblo, ambiciosos de honores y poder, entrenados en el halago y el engaño y manipuladores de los sentimientos de las masas populares.
Salvando las distancias y entendiendo las diferencias y los avances que las democracias actuales presentan, nos podríamos preguntar si alguna de las propuestas u objeciones platónicas resultarían de utilidad a la hora de realizar una crítica a los sistemas de gobierno de nuestra época y si nos valdría alguna de sus aportaciones. Merece la pena insistir en que muchos medios de comunicación han señalado la falta de ética como una de las causas de la crisis económica actual. Da la impresión de que nuestros gobernantes acceden a sus cargos buscando reconocimiento, fama y poder
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