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Poema


Enviado por   •  12 de Octubre de 2014  •  Ensayo  •  1.416 Palabras (6 Páginas)  •  226 Visitas

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De autor desconocido, el poema “Soy, seré” bien sería una representación armónica y abstracta de lo que es el autoestima y auto entendimiento. Digo abstracto, no porque sea difícil de entender o interpretar, sino por el tiempo que lleva el poder relacionar cada idea que nos transmite el autor con el conocimiento que ya hemos adquirido anteriormente con las analogías.

Nada más empezando, el autor hace referencia al afamado poema del tlatoani Nezahualcóyotl, Amo el canto del cenzontle, el cual nos habla del amor fraternal por nuestros semejantes, dando a entender (a modo de introducción) que está hablando sobre su relación con la sociedad y con su entorno en general. Al llamarse a sí mismo “cursi” el autor pretende evitar parecer refinado o pretencioso a causa de su forma de expresarse dentro del poema, tal es el caso de darse el título de “ciudadano de la luz del universo”; cosa que es algo innecesaria ya que a fin de cuentas es algo que se puede interpretar bien e incluso relacionarse con la referencia anterior a Nezahualcóyotl. Ambas ideas juntas nos dan a entender que uno mismo es parte igualitaria de la sociedad, y que el universo ve a cada hombre de igual manera a como una madre ve a cada uno de sus hijos, dándoles su cuidado por igual sin importar su género, forma de pensar, apariencia física, ideología, orientación sexual o las acciones que éstos hagan en sociedad, sean buenas o malas. Esto último lo deja en claro al admitir que no es un ser puramente bondadoso, si no que se encuentran en el tanto la luz como la oscuridad, tanto el bien como el mal, tanto lo puro como lo impuro; pero, en palabras del escritor irlandés James Joyce, “la oscuridad está en nuestras almas”, y no podemos sacarla de ahí, es tan parte de nosotros como lo es la luz, no podemos simplemente llamarnos a nosotros mismos buenas personas sin tener en cuenta que hay una parte de nosotros que desea, hace o provoca el mal. Y aunque muchos no lo crean, esa parte de nosotros no está en mayor o menor medida conforme a la persona, sino que comparte habitación a partes iguales con su contrario, haciendo un balance, un equilibrio tan perfecto como el universo mismo, haciéndonos perfectos dentro de nuestra propia imperfección.

Después de esta metáfora sobre el universo y el hombre, el autor empieza a hacer alegorías con diferentes animales y seres, mencionándose a sí mismo como cada uno de ellos. Habla primero sobre el perro y deja a la imaginación las razones por las que se asemeja con éste. Bien, pues eso es deducible a partir de las características que le hemos dado a los perros desde hace siglos: fieles, confiables, cariñosos, juguetones y demás. Pero como ya se dijo, no todo puede ser luz, también debe haber cierto tono oscuro en esto, y podría ser el hecho de que los perros son sucios, descuidados, agresivos, rencorosos y ruidosos. Lo que me da a entender esta comparación es que dentro de la sociedad, dentro de sus iguales, lo han podido ofender o elogiar al respecto, tal vez lo hayan despreciado o lo hicieron sentir menos, o por el contrario, lo hayan adoptado como parte de un círculo social o dado un reconocimiento. Otras de las alegorías que presenta el autor, o mejor dicho autora (que por motivos que mencionaré en breve llegué a la conclusión de que es mujer) son las que hace con respecto a seres del mundo acuático, y las comparaciones que hace en torno a ellos. Tenemos en este caso un delfín, una beluga, una ballena y una sirena, todos con cosas en común pero muy diferentes entre sí. El delfín es elegante, rápido y ágil, además de ser un animal con una inteligencia asombrosa. Por el contrario, la beluga, la cual presenta una ternura muy grande para el ojo humano, no comparte estas cualidades con el delfín; y en cuanto a la ballena, podríamos decir que lo único que comparte con el primero sería el hecho de que son mamíferos, porque en lo que respecta a la ballena, es un ser único que no se asemeja a ningún otro, pues es grande, imponente y con un canto sólo comparable al del ser mitológico que es la sirena. Ésta última, la cual ha sido descrita por muchos escritores desde el auge de la literatura griega primero como una arpía, con un cuerpo de ave y cabeza de mujer, pero que luego de perder una competencia de canto contra una diosa,

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