Poesía Dramatica

POESIA DRAMATICA

Tragedia:

Vaga la emoción perdida entre mares enfurecidos,

Cubierta de lodos mudos que en perversos vaivenes

Van arrasando la vida construida de ilusión.

El eco de una llamada en la tragedia se perdió;

Y el momento presente cimentado de recuerdos

Llama de nuevo con más fuerza como aislada realidad,

Dibujando dantescas escenas de dolor que hablan al hombre

Y lo visten de tragedia, de miseria, de tristeza y de dolor.

¿Dónde queda el beso que dibuja otro mañana?

¿Dónde el reto de seguir luchando?

¿Dónde fueron las promesas que inventaron otra eternidad?

¿Dónde todo, donde tú… donde yo?

Vidas arrasadas como aquellos que cerraron los ojos al cielo

Esperando la respuesta que nunca se escuchó,

Que hundieron su cuerpo abrazados por el súbito fango

Y del barro frío como sombras escaparon y lo rehicieron;

Vidas que esperan sentadas en la ventana de la nada.

Un hombre, una mujer…todo un mundo;

Una mirada por la inmensa tragedia callada.

Comedia:

Ni soledad Ni muerte Ni culpable

Porque nacemos para distinguirnos

Porque nos resbalan las influencias impersonales

De nuestros anteriores manuscritos

Y las viejas aclaraciones que creímos nuevas:

"La poesía no es a la palabra

Ni rito Ni culto Ni ruina".

Las bravas mezquindades Los bravos necesitados

Serán los errores de ortografía en esta futura cima

En esta escalera de la estructura que conduce al dolor.

Sainete:

MARCELINO: ¿Qué os ocurre, mi señor,

Que os miro triste y vencido?

Decidme lo sucedido,

Si así os encontráis mejor.

DON MARCOS: Que me abrasa este dolor

Que arde dentro de mi pecho,

Quemándome, sin derecho,

Quebrando toda esperanza.

MARCELINO: Conozco yo tal mudanza,

Y es amor, si no es despecho.

DON MARCOS: Amor es, te lo aseguro,

Más me han dicho, Marcelino,

Que es este un duro destino

Y el más prodigioso apuro.

MARCELINO: Que eso es amor, os lo juro:

Solamente los amantes

Lloran y gimen, errantes,

Como soléis estos días,

Mezclando mil alegrías

A tristezas inconstantes.

DON MARCOS: Podrán, entre los mejores,

Los médicos de su oficio

Curar con virtud el vicio

Que me llena de dolores.

MARCELINO: No curan el mal de amores

Los médicos, señor mío,

Pues sólo está al albedrío

De las viejas celestinas.

DON MARCOS: Malamente me encaminas.

MARCELINO: Habéis de pensarlo en frío.

DON MARCOS: No he

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