Politiqueria

LA POLITIQUERÍA, UNA EPIDEMIA CONTAGIOSA NACIONAL, FATAL E INCONTROLABLE.

Para nadie es un secreto cómo se maneja la política en Colombia. A través de los años muchas personas han sido víctimas de un fenómeno muy común en esta sociedad. La “politiquería”, donde los políticos al servicio del interés personal manipulan, engaña y abusan del poder que poseen para fines propios. Es por eso que el país no avanza y siempre los colombianos quedan estancados en el mismo lodo de la corrupción y ahogados de tantas promesas.

Definiendo de forma global la politiquería se podría ver como el ejercicio predilecto del hipócrita, del político que está listo para tirar la primera piedra contra el otro político que hace exactamente las mismas cosas reprobables de él. Claro, esa mano pronta a lapidar, se esconderá en la medida de lo posible cuando los vaivenes políticos impongan la necesidad de una "alianza" con aquel a quien se atacó. Lo que uno no acaba de entender es, ¿cómo existe politiquería en el país, cuando todos los políticos luchan contra ella? La verdad es que luchan contra la politiquería ajena, porque la propia nunca es vista como tal, y en ese orden de ideas, se está contra la politiquería del otro, no porque esté mal, sino porque le quita espacio y oportunidades a la propia corrupción, bajo la filosofía de que "si no me lo robo yo, alguien más se lo robará". Si todas las palabras contra la politiquería que se han dicho en este país hubieran sido sinceras, la situación sería diferente.

Cabe resaltar que este término nace del vientre madre de la política, pues es en esta donde se le da un mal uso de su significado para convertirla en un acto de insensatez degradable que atenta contra el bienestar de todos.

Sin embargo, al momento de hablar sobre este argumento se debe tener en cuenta la participación importante y estricta de la ética y moral, fundamentos necesarios que definen el carácter, principios y valores de cada ser humano. Entonces, al pasar por alto todos estos elementos, no solo se está atentando contra la persona misma, sino también frente a la comunidad.

Y son todos quienes ya están cansado de este atropello, Oswaldo Álvarez paz da un ejemplo claro de esto refiriéndose a este deforme “— He dicho siempre que los partidos son a la democracia lo que el agua a los ríos. Sin agua, son cualquier cosa, pero no verdaderos ríos. Eso está pasando. Los partidos no terminan de reaccionar en la dirección adecuada. Con honradas excepciones de algunos dirigentes que en varios partidos tienen las cosas claras, pero actúan con mucha timidez. El juego calculado, el cuidado exagerado de los espacios, el "cuoteo", las ambiciones precoces y los intereses no muy claros, contribuyen a mantener en el poder.

Con partidos fortalecidos, dirigidos por guerreros dispuestos a echar el resto, el régimen. No soy del gremio de la anti política, pero me harté de la politiquería que practican todavía algunos viejos y bastantes de los nuevos. Éstos, a veces, pareciera que heredaron todos nuestros defectos y muy poco de las virtudes.

Creo en la Política, así, con P mayúscula. Te confieso que a veces me siento como un extraterrestre en este país, sin querer aterrizar, pero la realidad es que vivo en él. Aquí estoy. Siempre he sido mejor profeta que político. Lo grave es que, en política, la peor forma de equivocarse es tener razón antes de tiempo.

Pero no toda la culpa se la echemos a los políticos, pues a veces somos nosotros mismos quienes le damos ínfulas a estos para que se comporten de esta manera, pues desgraciadamente como se dice por ahí folclóricamente “la necesidad tiene cara de perro” o como lo diría Maquiavelo “ el fin justifica los medios” una frase a la cual muchas veces su interpretación puede ser utilizada a conveniencia, puesto como se decía a veces dejamos que estos señores delincuentes de corbata blanca abusen de

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