Popper Y La Libertad

Popper y la libertad

Había una vez un país que perdió el rumbo de Luis Aquiles Mejía Arnal

La libertad incluye la posibilidad de elegir la conducta que creemos mejor; libertad es también conciencia de los derechos, es educación para elegir mejor, y para querer vivir en comunidad.

Popper denomina a su idea “proteccionismo” aclarando que tiene un significado diferente al adoptado por la economía o la moral para describir sistemas antiliberales; sin embargo, lo considera conveniente para indicar que su propuesta, si bien liberal, nada tiene que ver con la política de no-intervencionismo estricto. El liberalismo y la intervención estatal no se excluyen mutuamente, afirma, por el contrario, claramente se advierte que no hay libertad posible si no está garantizada por el Estado.

Si una sociedad democrática no es capaz de garantizar oportunidades para las mayorías, será cada día más numerosa la elección de proyectos de vida lesivos a los demás, y mayor la necesidad de represión. La generalización de estas conductas hará difícil o imposible su control por el Estado democrático

La democracia exige un equilibrio de fuerzas bajo el poder del Estado. Sin embargo, resulta fácil que en un sistema electoral moderno, donde los políticos requieren, y obtienen, ingentes sumas de dinero para llevar adelante la campaña dirigida a la captación de votos, el poder político adquiera compromisos con el poder económico para llegar al gobierno del país, ataduras que terminan destruyendo el equilibrio de las fuerzas sociales. El control de un determinado sector de la sociedad sobre el poder político, impone los intereses de ese grupo sobre los intereses de los demás habitantes y permite inicialmente llevar adelante programas que afecten a los ciudadanos, lesión que podrá conducir, de acuerdo con su intensidad y duración, a la destrucción de la libertad, cuyo mantenimiento exige del concurso de la sociedad en general

El equilibrio social implica también proporción de fuerzas entre Estado y sociedad. Demasiada planificación, demasiado poder al Estado, conduce a pérdida de libertad y ése será el fin de la planificación. Las medidas adoptadas tenderán a combatir males concretos más que a establecer algún bien ideal. La intervención del Estado debe limitarse a lo que es realmente necesario para la protección de la libertad.

La comparación realizada, entre extremo utopismo y racional ingeniería social gradual, es también válida en situaciones intermedias. Si en un Estado democrático que practica el paciente gradualismo surge un líder fuerte con sueños de grandeza, con el deseo de acelerar los cambios para hacer historia durante su gobierno, o un grupo de pensadores o tecnócratas concluyen en que todo lo que se ha hecho hasta ese momento está mal y que es necesario cambiar radicalmente el rumbo, la política se alejará de la ingeniería

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