Por Carolina Casey

Por Carolina Casey

Cuando Carolina Casey era una adolecente en Irlanda, ella tenía grandes sueños para su futuro. “Yo quiero ser una entrenadora de elefantes” ella decía. (La falta de elefantes en Irlanda no la detenía). Ella vivía la vida de cualquier adolecente normal hasta que cumplió 17 años. Cuando Carolina cumplió 17 quería sacar su licencia de conducir. En el camino al examen de conducir, ella se detuvo en la oficina del doctor con su mamá.

El doctor en shock y confuso ve a la mamá de Carolina y le pregunta de manera acusadora “Nunca le dijiste?”. “¿Nunca me has dicho que mamá?” Carolina le pregunto a su mamá. “Nosotros nunca te hemos dicho que tu estas ciega”.

Esto era cierto: Carolina Casey estuvo legalmente ciega desde que nació. Pero, cuando ella tenía tan solo dos años, sus papás tomaron de decisión de nunca decirle. Ellos no querían que Carolina definiera lo que era por lo que no podía hacer. Ellos no querían que ella pensara que tenía limitaciones.

Así, carolina creció pensando siempre que era “normal”. Ella era mala en los deportes, y siempre era elegida hasta el final en todos los equipos, parte porque ella no podía ver el balón pero igual ella no podía ver las notas de música.

Aun que era ciega desde el nacimiento, con lentes muy gruesos, Carolina podía leer y escribir. Por lo que nadie sabía que era ciega; todos creían que solo era despistada.

Cuando el docto le dijo que ella era ciega, ella se negó rotundamente a aceptar la etiqueta. Ella no quería que la vieran como “discapacitada”. A ella no le gustaban las etiquetas que la sociedad le ponía a la gente conocida como “discapacitada”. Estas etiquetas hacen que las personas se sientan aisladas, que todo es por caridad, dependencia y lástima.

“Hay aproximadamente 750 millones de personas alrededor del mundo que son discapacitadas. Pero nadie les presta atención. No hay una figura heroica como Nelson Mandela que represente la causa de estas millones de personas. No se puede eliminar las discapacidades, es como tratar de eliminar el hambre, la pobreza o las enfermedades”.

Así que ella sólo pretendióser como cualquier otra persona, siempre viendo hacia delante en su vida. Ella fue a la escuela de negocios y le encanto. Encontró que era fácil. Ella era conferencista, un conferencista muy talentoso, por lo que pensó, “¿Qué no puedo ser talentosa, inteligente y ciega?”

Luego ella fue a trabajar para una de las compañías más grandes del mundo. Ella nunca les dijo que era ciega. Desafortunadamente, su visión continuó empeorando hasta el punto donde finalmente tuvo que confesar su secreto.

Ella renunció y por primera vez ella pensó en lo que realmente quería hacer. Ella recordó sus sueños de la infancia: ¿Por qué no ser una

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