Positivismo
Enviado por aleprincesa • 28 de Mayo de 2012 • 7.030 Palabras (29 Páginas) • 373 Visitas
El Positivismo
Tiene como fundador a Augusto Comte. El positivismo es el movimiento intelectual predominante en la segunda mitad del siglo XIX, cuyas raíces pueden perseguirse claramente hasta Kant y la Ilustración, y con menos nitidez, hasta Descartes Y Bacón, y cuyas ramificaciones penetran en nuestra centuria y se extienden todavía por ciertos sectores del ámbito filosófico de nuestros días. Esta considera que la clave para lograr la reforma social de la humanidad está en la ciencia, que en su dimensión teórica constituye la única fuente segura de conocimiento y en su dimensión práctica muestra su utilidad por medio de la técnica.
Inicios punto de partida del Positivismo.
Comte, siguiendo la dirección marcada por Saint Simón, presenta el positivismo como el camino que lleva a construir la ciencia como fundamento de un nuevo orden social unitario. En este sentido, el positivismo acompaña y fomenta la consolidación de la naciente organización técnico-industrial de la sociedad, fundada y acondicionada por el desarrollo de la ciencia, recoge y alienta la exaltación optimista y las esperanzas que ha provocado en el hombre moderno, que cree hallar en ella la garantía infalible de su propio destino.
Por eso, cuando en el Ensayo de un sistema de política positiva explica por qué la política debe convertirse en positiva, una vez que todas las ciencias particulares lo han hecho y que el sistema social precursor ha llegado a su última época, establece que la política científica debe imponerse de modo natural, por constituir la única revolución que puede hacer intervenir en la gran crisis actual una fuerza capaz de arreglarla y preservar a la sociedad de las explosiones terribles y anárquicas que la amenazan. Para lograrlo convoca a todos los sabios de Europa para que emitan su opinión acerca de un sistema de observaciones históricas sobre la marcha general del espíritu humano, la fundación de un sistema completo de educación positiva conveniente a la sociedad regenerada y la acción colectiva que puede ejercerse sobre la naturaleza para modificarla en beneficio propio. Se trata de imponer acorde con los tiempos, el saber positivo a todos los hombres y en todos los campos.
Principios básicos del positivismo
El positivismo se fundamenta en tres principios básicos:
• El fenomenalismo: no existe diferencia entre apariencia y esencia.
• El nominalismo: los objetos singulares son los referentes últimos de cualquier conocimiento.
• La ciencia única: la aspiración máxima de la filosofía es la unidad fundamental de la ciencia.
Esto da como resultado:
• Una filosofía de la historia que muestra por qué la filosofía positiva debe imperar en el futuro.
• Una fundamentación y clasificación de la ciencia asentada en esa filosofía positiva.
• Una sociología o doctrina de la sociedad que, al determinar su estructura esencial, permite pasar a su reforma práctica.
Filosofía Positiva
Comte define la filosofía como la doctrina general de los conocimientos humanos, sin embargo al añadirle el calificativo positiva, identifica el conocimiento humano con los conocimientos aportados por las ciencias, puesto que un saber que no se funde en hechos observados es pura ficción y engaño. La Filosofía Positiva consiste en la sistematización enciclopédica del saber positivo. Como doctrina es un saber universal que sintetiza todas las ciencias y como método se aplica a cualquier conocimiento que proceda de la observación empírica y de la elaboración de sus datos por la razón. También consiste en considerar todos los fenómenos como sujetos a leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento preciso y la posterior reducción al menor número posible constituyen la finalidad de nuestros esfuerzos. Esta considera como absolutamente inaccesible y vacía de sentido la búsqueda de lo que llaman causas, sean estas primeras o finales.
En las explicaciones positivas no se tiene el más mínimo interés de exponer cuales son las causas generadoras de los fenómenos, ya que esto retrasaría la dificultas, en cambio, pretender analizar con exactitud las circunstancias de su producción y coordinar unos fenómenos con otros, mediante relaciones normales de sucesión y de similitud.
La filosofía positiva trata de considerar cada ciencia fundamental en sus relaciones con el sistema positivo entero, y con el espíritu que las caracteriza, es decir, bajo el doble aspecto de sus métodos esenciales y de sus principales resultados.
Ley de los Tres Estados
Según la ley de la evolución intelectual de la Humanidad o ley de los tres estados, todas nuestras especulaciones, cualesquiera que sean, tienen que pasar sucesiva e inevitablemente, lo mismo en el individuo que en la especie, por tres estados teóricos diferentes, que as denominaciones habituales de teológico, metafísico y positivo podrán calificar aquí suficientemente, al menos para aquellos que hallan entendido bien el verdadero sentido general de las mismas. El primer estado aunque indispensable por lo pronto en todos los aspectos, debe ser concebido luego como puramente provisional y preparatorio; el segundo, que no constituye en realidad mas que una modificación disolvente del primero, no tiene nuca más que un simple destino transitorio para conducir gradualmente al tercero; es en este, único plenamente normal, donde radica, en todos los géneros, el régimen definitivo de la razón humana.
Primer estado: Estado teológico o ficticio.
En su primera fase, necesariamente teológica, todas nuestras especulaciones manifiestan espontáneamente una predilección característica por las cuestiones más insolubles, por los temas más inaccesibles a oda investigación decisiva. Por un contraste que en nuestros días debe parecer a primera vista explicable, pero que en el fondo está entonces en plena armonía con la verdadera situación inicial de nuestra inteligencia, en un tiempo en que la inteligencia humana está todavía por debajo de los más sencillos problemas científicos, busca el origen de todas las cosas, las causas esenciales, de los diversos fenómenos que la impresionan, y su modo fundamental de producción: en una palabra los conocimientos absolutos. Esta necesidad primitiva se ve naturalmente satisfecha, hasta donde lo exige situación tal, por toda clase de fenómenos a los que nosotros mismos producidos y que, comienzan por parecernos bastantes conocidos, según la intuición inmediata que los acompaña. Para comprender bien el espíritu puramente teológico, es indispensable echar una ojeada verdaderamente filosófica al conjunto de su marcha natural, a fin de poder apreciar su fundamental identidad bajo las tres formas principales que le son sucesivamente propias.
La
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