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Preguntas De La Vida


Enviado por   •  1 de Julio de 2015  •  1.831 Palabras (8 Páginas)  •  472 Visitas

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La muerte para empezar.

Relata lo que sintió cuando por primera vez se dio cuenta de que él también iba a morir, iba a desaparecer, entonces ahí en ese momento el autor se puso a pensar. Así, no podemos conocer exactamente que es la muerte, como mucho acercarnos a la sensación que -subjetivamente- debe sentir cuando alguien se muere, por lo que podemos saber qué es morirse pero no de qué es morirnos. Ninguna religión nos precisa que hay después de la muerte ¿la vida infinita en el tiempo? ¿Allí cogeremos todas las acciones buenas que realicemos hoy? Sea cual sea la respuesta nunca quedará demostrado en primera persona que hay después de la muerte, ya que para “vivirlo” hay que ser dueño de la vida y disfrutar de ella

Verdades de la razón

Lo que yo noté y en lo personal fue más importante fue que en este capítulo ya no habla exactamente de la muerte si no que las preguntas que hay que hacerse en la vida como:

-¿Cómo llegaré a saber lo que no se?

-¿Qué busco preguntándolo…?

Lo que nosotros sabemos viene dado a las experiencias que vivimos día a día pero no nos debemos fiar de estos conocimientos, es decir, no nos debemos dejar de “Manipular” por lo que nos digan los demás.

Los filósofos escépticos ponen en cuestión o niegan rotundamente la capacidad de la razón para establecer verdades.

Los filósofos relativistas creen que no hay verdades absolutas, solo relativas.

Yo Dentro, Yo afuera.

Razonemos cuanto queramos pero... ¿podemos estar realmente seguros de algo? Los escépticos de pura cepa vuelven a la carga sin darse por vencidos (después de todo, lo característico del buen escéptico es que nunca se da por vencido... ¡ni mucho menos por convencido!). En el capítulo anterior hemos intentado explicar cómo llegamos a sustentar racionalmente ciertas creencias, pero el escéptico radical -quizá escondido dentro de nosotros mismos- sigue gruñendo sus objeciones.

Da que pensar...

¿Puedo estar seguro realmente de alguno de mis conocimientos? ¿Es imaginable que me encuentre perpetuamente soñando o que sea engañado por alguna entidad poderosa y malvada? ¿Por qué Descartes planteó estas hipótesis y las consideró parte de una duda metódica? ¿Era el mayor de los escépticos o el primero de los investigadores modernos, en busca de la certeza racional? ¿Es indudable que «yo» existo o sólo es indudable la existencia de «algo», que podría ser impersonal y fragmentario? ¿Qué era el «yo» para Descartes? ¿Qué entendía por res cogitans? ¿Es el «yo» una sustancia estable y personal o podría resultar tan sólo un efecto localizador del lenguaje? Cuando practico la introspección, ¿encuentro alguna vez un «yo» como cree Descartes o sólo percepciones como asegura Hume? ¿Es lo mismo ser consciente que ser autoconsciente? ¿Es mi cuerpo pura mente que percibe o tiene también una prolongación en el mundo de los objetos percibidos? Visto desde fuera ¿cuáles son los límites de mi «yo»? ¿Por qué llamo «mío» al cuerpo? ¿Soy mi cuerpo o tengo un cuerpo? Si el alma tiene un cuerpo pero no es el cuerpo, ¿qué lugar ocupa en él? ¿Desde dónde ha llegado a él? Si el alma o la mente es el cerebro ¿podemos decir que no sea más que el cerebro? Aunque no haya conciencia sin cerebro, ¿tiene el cerebro las mismas propiedades que la conciencia? ¿Cómo puedo establecer si hay otras mentes en el mundo semejantes a la mía? ¿Qué es el solipsismo? ¿Podríamos ser todos solipsistas? ¿He inventado yo el lenguaje que encuentro en mí? ¿Podría haber un lenguaje para mi exclusivo uso personal, sin referencia a otras mentes semejantes a la mía?

El Animal Simbólico

Tradicionalmente se ha hablado del ser humano como de un “animal racional”. Es decir, el bicho más inteligente de todos. No es sencillo precisar de forma elemental qué entendemos por razón (aunque algo hemos intentado en el capítulo segundo), de una forma lo suficientemente amplia como para que los animales no queden excluidos de ella de antemano. Como muy bien ha señalado el filósofo inglés Roger Scruton, las definiciones de la razón y de la racionalidad varían grandemente; varían tanto como para sugerir que, mientras pretenden definir las diferencias entre hombres y animales en términos de razón, los filósofos están en realidad definiendo la razón en términos de la diferencia entre hombres y animales. Digamos como primera aproximación que la razón es la capacidad de encontrar los medios más eficaces para lograr los fines que uno se propone. En este sentido resulta evidente que también los animales tienen sus propias razones y desarrollan estrategias inteligentes para conservar sus vidas y reproducir su especie. Desde luego ningún animal fabrica bombas atómicas ni maneja ordenadores, pero ¿es por falta de inteligencia o porque no los necesitan?, ¿podemos decir que demuestra poca inteligencia hacer solamente lo imprescindible para vivir sin buscarse mayores complicaciones?

El Universo y sus Alrededores.

Al hombre no le basta con formar parte de la realidad: necesita además saber que está en un mundo y se pregunta inmediatamente cómo será ese mundo en el que no sólo habita sino del que también forma parte. Porque en cierto sentido ese mundo me pertenece (es mi mundo) pero también yo le pertenezco, la especie humana entera le pertenece y ha brotado de él como cualquier otro de sus componentes.

Los interrogantes acerca del universo son sin duda los primeros que se hicieron los filósofos más antiguos La asombrada curiosidad, que según Aristóteles es el primer

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