Reduccionismos
Enviado por lily_flores • 8 de Agosto de 2014 • 2.521 Palabras (11 Páginas) • 383 Visitas
Introducción
¿Cuál es la relación del hombre consigo mismo? Tal pareciera ser que es una relación con orientación mercantil. En esta orientación el ser humano se siente como una cosa para ser empleada con éxito en el mercado, no se siente así mismo como un portador de potencias humanas, como algo más allá de un simple producto, el hombre se ve a sí mismo como cuya única finalidad es venderse con éxito en un mercado…
El sentimiento o conciencia de identidad lejos de nacer como su actividad de un individuo viviente y pensante, parece ser que es más bien un papel económico. Si las cosas hablaran podría preguntársele a un árbol ¿Quién eres? Y este respondería “un árbol” o a un automóvil, y este respondería “un automóvil”, pero si se le pregunta a un hombre ¿Quién eres? Este no responde “soy un hombre” sino “soy un médico”, soy un “ingeniero” cosa que no se aleja de la realidad. Ese es el modo en el que el hombre se siente a sí mismo, no como un ser complejo lleno de emociones y sentimientos, sino como un individuo dentro de un sistema social. En otras palabras el valor de un hombre dependerá de su éxito, de si pueda venderse o no en el mercado, su cuerpo y su mente no son más que capital y su tarea es invertirlo es decir sacar utilidad de el mismo, todo lo demás como sentimientos se transforman en mercancías, o activos de la personalidad, a tal punto que si el individuo fracasa en una inversión, él es un fracaso y de manera contraria, si tiene éxito, el es exitoso. Pareciera que esta idea ha llevado al hombre por el camino equivocado de la desigualdad, llegando a poner el capital sobre cualquier valoración humana que lejos de unirnos como seres humanos, ha abierto una extensa brecha entre los que tienen y los que no tienen, mostrando a veces el lado más oscuro de las personas y lo que son capaces de hacer sin importar cuanto perjudican a los demás. Se dice que el siglo 21 está en su auge de innovación tecnológica y avances científicos, se cree que hemos avanzado, pero desde el punto de vista moral en las personas, pareciera ser que hemos retrocedido ya que hoy se habla de decrecimientos económicos que ponen en cuestionamiento a esos “avances”. En el presente trabajo se analizaran algunos de los reduccionismos económicos y como afectan al hombre.
El hombre y los reduccionismos económicos
¿Que son las visiones reduccionistas?
Es una forma de ver al mundo, separándolo en partes que básicamente la forma, en que la ciencia ha progresado durante los últimos años ósea la ciencia de analizar la realidad. El reduccionismo se basa en la creencia de que todas las cosas pueden descomponerse y reducirse a sus elementos fundamentales simples, que constituyen sus unidades indivisibles. Es Gracias al reduccionismo que existen diversas ciencias, como la física, la química, la biología.
Anteriormente se hablaba de reduccionismos, si se da un enfoque hacia el ser humano, es una forma de ver al hombre separándolo en partes que lo conforman, hacia elementos fundamentales indivisibles. Ahora existirán reduccionismos que seguramente tengan un carácter positivo hacia el hombre, pero contrariamente y a su vez es cierto que existen imágenes, visiones reduccionistas del ser humano que lo empobrecen, le dan un sentido negativo.
Existen diversos tipos de reduccionismos, dualismo antropológico, el racismo, el machismo, y por supuesto el reduccionismo económico.
Tipos de Reduccionismos económicos:
Capitalismo:
El capitalismo es un sistema que surgió en Europa en el siglo XVI basado en la importancia del capital. La explotación del ser humano por razones económicas es una razón más dentro del amplio abanico de motivos por el que se oprime a la humanidad. Se puede apreciar que a lo largo de la historia se ha perpetuado la dominación de una minoría privilegiada sobre la mayoría desposeída y sometida. Esto creo una brecha a la apropiación desigual de los medios de producción y de los bienes de uso, lo que originó la propiedad privada y la explotación del ser humano por el mismo ser humano. “El capitalismo es la explotación del hombre por el hombre” – Karl Marx
El capital es una pura invención de la mente, que únicamente tiene la realidad que el ser humano le quiera dar, emplea y a su vez destruye al ser humano, su vitalidad y creatividad, dentro de la escala del capitalismo, el capital está por encima que la mano de obra, la acumulación de riquezas se encuentra en el escalafón más alto que la misma vida espiritual.
Ideologías como que el capital posee también autoridad y manda sobre la persona que solo posee su vida, sus habilidades humanas, su vitalidad y productividad, es decir las cosas valen más que las personas, empobrecen tristemente al hombre, ya que siendo así, el capitalismo solo valora a la persona como poseedora de determinada cantidad de mercancía “tanto tienes, tanto vales”, en otras palabras es ser humano representa para el capitalismo un mero objeto.
Esta desvalorización del ser humano toma cuerpo especialmente el trabajo, donde pasa tanto tiempo. Significa una agresión que afecta a su auto-imagen y que, a su vez, se refleja perjudicialmente en otras áreas de su vida. Si uno es visto como mercancía en el trabajo, uno llega a verse y a ver a los demás de la misma manera. De esta forma, todas las relaciones sociales y todas las personas quedan atrapadas en una escala de valores mercantilista.
Bajo el capitalismo, literalmente no hay nada sagrado, "todo tiene un precio", ya sea la dignidad, el amor propio, el orgullo, el honor, todo se convierte en mercancía a la venta. Tal rebaja produce un buen número de patologías sociales. El consumismo es un ejemplo de la mercantilización del ser humano bajo el capitalismo.
Ya no se suele tener una relación personal con las cosas que una persona utiliza. En esa relación personal los objetos “adquieren” la personalidad de quien las emplea. Ahora, las cosas se poseen para usar y tirar. También se considera así a las personas, como cosas a las que usar para el propio beneficio y cuando no sirvan tirar, como mercancía que se encuentra en el mercado laboral y que no pueden tener personalidad propia.
Sin embargo, el ser humano aún siente la necesidad de tener y de ejercer una personalidad propia, fruto de una vida enteramente espiritual. Es una profunda necesidad, un enorme vacío que trata de llenar consumiendo. La ilusión de felicidad, de que sentirá su vida completa si obtiene un objeto más, le lleva a consumir. Desgraciadamente, puesto que los bienes no son más que cosas, no puede proveerse de un substituto ni de la personalidad ni de una vida espiritual, y así el consumo tiene que reanudarse una y otra vez. Este proceso,
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