Refutando El Marxismo

La concepción Marxista señala que la religión aúpa la explotación y mantiene la alienación ¿Cómo rebatirías esta afirmación?

Por un cristiano

La visión Marxista del hombre no parece considerarlo como individuo interactuante con su medio y con los demás individuos, sino más bien dentro de ese medio y de la sociedad como parte de una gran masa (fuerza laboral) que entra en conflicto con otra gran masa (la burguesía) pues la primera es explotada por la segunda; el final feliz de esta historia ocurre cuando ya no hay dos masas sino una sola en un sistema denominado comunismo. Esta forma “masiva” de concebir al hombre le quita su subjetividad y su individualidad, estudiándolo como ser objetivo e importante solo como insertado dentro del sistema económico. El hombre como sujeto ya no es tal sino que es sustituido por el hombre como especie, como concepto grupal dentro de un sistema igualitario donde se reemplaza la individualidad y la originalidad del ser humano encerrándolo dentro de una premisa que limita su rango de acción dentro de la sociedad “de cada quien según su capacidad y a cada cual según su necesidad” rechazando todas aquellas características que lo hacen diferente de los demás; el hombre entonces es colocado en un plano de existencia impersonal e individualmente pasivo (en cuanto a su limitación para expresar esa individualidad). Por esta razón en grandes territorios donde se ha implantado el comunismo (como en la unión soviética) las ciudades poseen vestigios de este intento por implantar una igualdad social, casa iguales pintadas iguales en vecindarios iguales, una arquitectura, y una estética en general vacía y sin sentido que niega además toda forma altruista de expresión y mucho menos espiritual.

Ahora bien sin necesidad de comenzar de lleno a rebatir la afirmación propuesta me doy cuenta que este supuesto se derrumba sobre sus bases corroídas ya por el existencialismo y derrumbadas totalmente por el personalismo. Podría empezar diciendo que el hombre, después de todo piensa; que es un ser principalmente individual y que, en efecto, esa es su manera de relacionarse con todo y con todos los que lo rodean: el individuo es un ser impulsado a desarrollar su originalidad. Podría añadir que es imposible e inútil querer encerrarlo dentro de una definición universal y reduccionista de si mismo, o más bien querer que el individuo se atenga solo a esa concepción que de él se tiene; y con todo aun no refutaría la premisa del encabezado pero si me acercaría bastante.

La religión, dice el Marxismo, aúpa la explotación y mantiene la alienación, o utilizando otra frase menos rebuscada y más directa la religión es el opio del pueblo. La alienación y la explotación ciertamente son males que dañan al individuo; pero hay que recordar que estos males, lo son verdaderamente dentro del comunismo Marxista solo si se toman como males que afectan a toda la población o a una parte de ella. Esto que aparentemente no parece tener relevancia es muy importante porque es un concepto reduccionista del mismo mal, estos problemas solo lo son si afectan a una parte de esa masa que compone el sistema comunista; son una amenaza, no por su poder destructivo sobre el individuo sino por el daño general que pueden causar en la población. De modo que si uno o dos son explotados o son apartados de la sociedad para que el sistema comunista pueda sostenerse no se consideraría un mal real.

Aunque a la iglesia se asista en grupos se comulga individualmente, este sería mi punto de partida para comenzar formalmente mi refutación del encabezado, pues aunque no engloba todo el problema, la concepción del hombre de la que parten ambas partes es fundamental en este asunto. La iglesia siempre ha abogado por una consideración individual de la persona, el itinerario religioso es una metanoia, que si bien ocurre dentro de la interacción social y dentro de una realidad social específica es completamente individual porque transforma a la persona en todos los aspectos de su vida, especialmente en aquellos que lo hacen diferente. La predicación del evangelio penetra los rincones más escondidos del corazón, es decir transforma al hombre desde su originalidad, desde aquello que lo hace diferente de los demás y que para los otros esta escondido precisamente porque solo él como individuo lo posee, de modo que el hombre es mucho más complejo de lo que el comunismo pretende, encasillar al ser humano en un concepto que prohíbe completamente toda expresión original sería ir en contra de su mismo ser que se siente totalmente castrado al no poder desarrollar esa originalidad dentro del ambiente que lo rodea. En este sentido el cristianismo impulsa el desarrollo del hombre hasta sus máximas capacidades porque lo llama a poner esa individualidad, esa peculiaridad, que solo él puede dar al servicio de los demás. De esto se desprende que el individuo no puede ser un agente pasivo dentro de su realidad, el hombre es también un ser para el otro que a su vez necesita del otro y en él mismo no podrá encontrar nunca su propia perfección pues sus capacidades solo se hacen efectivas cuando están al servicio de el mismo y de los demás.

Nada es verdaderamente tuyo hasta que lo compartes afirma C. S. Lewis profesor de literatura inglesa y gran pensador contemporáneo, esta frase creo que resume lo último que he intentado explicar y me da pie para lo que sigue; en la concepción marxista el desarrollo de la individualidad va en contra de los intereses del grupo, el hombre es egoísta por naturaleza o como lo define Hobbes homo homini lupus por eso la individualidad siempre será reflejo de ese egoísmo, de esa tendencia del ser humano a estar por encima de los demás, y por eso debe ser obligado a abandonar sus propios intereses en beneficio de la masa de la que forma parte; mientras que para el cristianismo (y creo que esta es una constante en las demás religiones) la realización del hombre como especie radica fundamentalmente en la realización del hombre como individuo, el ser humano solo puede realizarse completamente si pone todas sus capacidades en comunión con las de los demás, si precisamente se expresa tal como es, en su originalidad completa dentro de la sociedad que lo reconoce como un nuevo ser que tiene algo nuevo que aportar a la riqueza social.

Con respecto a la

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