¿Seguimos siendo hijos de la Malinche?

¿Seguimos siendo hijos de la Malinche?

¿Qué es la malinche? Es la madre patria, fascinada, violada, seducida y al final abandonada. Pero ¿Quien fue la Malinche? Se dice que fue la amante de Cortes, que ayudo de interprete entre los nativos y los conquistadores, posteriormente los nativos llamaban a Cortes “Malinche”, se entregó voluntariamente al Conquistador, pero apenas dejo de serle útil, fue abandonada, despreciada, y no perdona al conquistador. De igual manera todo el pueblo mexicano no perdona a la malinche por su traición.

Nos encontramos alejados de la historia universal, y todo lo que es alejado del centro de la sociedad aparece como extraño, impenetrable, lo que ante otras culturas nos da la imagen de ser herméticos, extraños, impenetrables y por consecuente dándonos la imagen de  poca estabilidad, traición y lealtad, amor y crimen.

Después se empieza a aplicar el término “Malinchismo”, para llamar todo aquello que sea signo de antipatriotismo, pero Octavio Paz la relaciona con “La Chingada” que es la forma inversa de la madre virgen, es la madre violada. Utilizándola de analogía para hablar sobre la traición en México.  Al igual nos habla que México (y en general la mayoría del continente americano) solo es visto como “el lugar conquistado por Europa”, aunque adaptándolo a los tiempos modernos, sería la parte de América que no es “Estados Unidos”.  Sin este país somos “la Nada”. Lo  que nos lleva a decir que ser mexicano significa un camino hacia la nada.

Un ejemplo de esto es la incursión de empresas extranjeras a nuestro país, y su llegada no se debe a nuestros conocimientos, habilidades, sino que somos vendidos como obreros para manufactura barata, como meros objetos. El obrero antiguo era la señal de una nueva era, de ir al urbanismo. Ahora el obrero moderno carece de individualidad, sufriendo la más grave mutilación al convertirse en asalariado industrial. Se convierte bruscamente en un objeto, mercancía, compra y venta, no resalta de los demás, es solo una pieza más, que puede ser reemplazado.

Pero no solo es el obrero, con el régimen actual todo se extiende y generaliza. Se trata de una transposición a la esfera social y política de los sistemas económicos del capitalismo.

Pero todo esto se ve agravado por la falta de voluntad singular, que no busca cambiar, la zona de confort. Las reacciones habituales del mexicano no son exclusivas de una clase, raza o grupo, sino es en general que se cierra a un mundo exterior.

Muchos casos son restos de realidades pasadas (La Conquista, el más claro ejemplo) que se repiten, tal vez analizando la historia a fondo, los fantasmas podrían ser disipados, enfrentándonos a ellos. En México cualquier inflexión, todo distinto o matiz diferente en busca de cambio, es sinónimo de rebeldía, de crítica y quererlo domar para que regrese al rebaño. ¿Domado por el gobierno? Si, y no, la mayoría es hecho por el mismo pueblo, que no gusta de ver que alguien sobresalga del rebaño.

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