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Semana Santa Y Masonería


Enviado por   •  18 de Mayo de 2015  •  482 Palabras (2 Páginas)  •  302 Visitas

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LA SEMANA SANTA desde la Masonería

Llega la Semana Santa y con ella la primavera. El sol da toda su energía para que toda la naturaleza salga de su letargo o muerte aparente y resucite con todo su esplendor. Ahí está contenido el simbolismo profundo, místico, religioso y esotérico de la Semana Santa, donde el Cristo se sacrifica y resucita, para con ello convertirse en una fuerza universal inextinguible que seguirá animando a todo el crea en ella y también al que sea capaz de asimilarla.

La redacción de Vopus

Cuando uno lee las Epístolas de Pablo el Apóstol, con sorpresa puede uno verificar por sí mismo que rara vez menciona él a Jesús el Gran Kabir o el Cristo histórico. Siempre alude a un Cristo Íntimo.

Todo Hombre que logra asimilarse a la Substancia Cristo se convierte de hecho en un Cristo Viviente.

En la Tierra Santa, el Gran Gnóstico Jesús, educado en la tierra de Egipto, fue quien tuvo la dicha de asimilarse el Principio Crístico Universal y, por ello, mereció ser rebautizado con la Seidad del Fuego y de la Cruz (Khristus).

El Rabí de Galilea es un Dios porque encarnó totalmente al Cristo Cósmico. Hermes, Quetzalcóatl, Krishna… Dioses son porque también encarnaron al Cristo Cósmico.

El nazareno Jesús-Iesús-Zeus es el hombre moderno que encarna totalmente el Principio Crístico Universal. Antes de él muchos Maestros encarnaron ese Principio Crístico del Fuego.

Entre los persas, Cristo es Ormuz, Ahuramazda, el terrible enemigo de Ahriman (Satán) que llevamos dentro. Entre los indostanes es Krishna el Cristo, y el Evangelio de Krishna es muy semejante al de Jesús de Nazaret. Entre los tibetanos Cristo es “Kuan-yin”, la Voz melodiosa, el Ejército de la Voz, el Gran Aliento, el Sol Central, el Logos Solar, el Verbo de Dios. Entre los egipcios, Cristo es Osiris, y todo aquel que lo encarnaba era, de hecho, un Osirificado; Hermes Trismegisto es el Cristo Egipcio, el encarnó a Osiris. Entre los chinos es Fu-Hi el Cristo Cósmico, quien compuso el I-King, libro de las leyes, y nombró ministros Dragones. Entre los Japoneses es Amida, quien tiene el poder de abrir las puertas del Gokurak (el Paraíso). Entre los griegos, el Cristo se llama Zeus, Júpiter, el Padre de los Dioses. Entre los aztecas es Quetzalcóatl, el Cristo mexicano. Entre los Eddas germanos es Balder, el Cristo que fue asesinado por Hoder, Dios de la Guerra, con una flecha de muérdago, etc. Así podríamos citar al Cristo Cósmico en millares de libros arcaicos y viejas tradiciones que vienen de millones de años antes de Jesús. Todo esto nos invita a aceptar que Cristo es un Principio Cósmico contenido en los principios sustanciales de todas las religiones.

Cuando una forma religiosa ha cumplido su misión se desintegra. Jesús, el Cristo, fue, de hecho, el iniciador de una Nueva Era. Jesús fue una

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