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Sensualismo


Enviado por   •  4 de Agosto de 2011  •  10.244 Palabras (41 Páginas)  •  1.083 Visitas

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Sensualismo

Se llama sensualismo a la doctrina filosófica que pone exclusivamente en los sentidos el origen de las ideas.

Entre los modernos suele darse especialmente este nombre a la filosofía del abate Etienne Bonnot de Condillac, quien partiendo de la hipótesis de una estatua (modelo usado ya desde Descartes y Diderot) que poseyera el sentido del olfato - el más imperfecto - aspira a probar que de la sola sensación proceden todas las ideas y todas las facultades. A diferencia de su par en Inglaterra, John Locke, quien afirmaba que existían dos fuentes de conocimiento: La que proporcionan los sentidos y la que proporcionan las operaciones de la razón (el juicio, las comparaciones, los sentimientos...). Además, enseña que los móviles únicos de las acciones del alma son el placer y el dolor. Que el alma carece de actividad y de libertad. Que la razón no es distinta de la sensibilidad ni superior a ella siendo el lenguaje la única superioridad del hombre sobre los animales. Sin embargo, en oposición a su doctrina, afirma Condillac la existencia de Dios, la espiritualidad y libertad del alma, la virtud y el deber moral. En realidad, en opinion de muchos especialistas (inclusive contemporáneos suyos) su libro capital, Tratado de las sensaciones más allá de teorizar al imaginarse que haría una estatua a la que sucesivamente se le agregarían uno a uno los sentidos, no es muy sustancioso en conocimientos y nueva teoría.

Sus discípulos Robinet, Cabanis y Destutt de Tracy (mitad del siglo XVIII) desarrollaron la doctrina sensualista de Condillac en sentido francamente materialista. Estas doctrinas alcanzaron mucho predicamento a principios del siglo XIX con el padre Soave, Gioia y Romagnosi. En España, fueron sensualistas en igual época el padre Muñoz, religioso agustino, los padres jesuítas Andrés y Eximeno, el cubano Varela y otros.

1. FIL. Doctrina que admite exclusivamente lo perceptible por medio de lo sentidos como fuente de conocimiento:

Condillac defendió el sensualismo.

Sensualismo

Se llama así a aquella doctrina según la cual todos los fenómenos psíquicos superiores tienen su origen último en los sentidos. Desde el punto de vista gnoseológico, es una forma de empirismo. Pero el empirismo no se limita solamente a la percepción sensible, mientras que el sensualismo entiende que ésta es la única fuente de conocimiento. (Locke admite una cierta espontaneidad en el «white paper» que es la conciencia.)

La postura sensualista extrema corresponde en la Historia a Epicuro. Pero de un modo más radical aparece en filósofos como Hobbes, Feuerbach, Czolhe, Avenarius, Rudolf Willy y, especialmente, Condillac (m. 1780).

A España nos llega el influjo del empirismo y el sensualismo por el camino de Italia y Portugal. De un modo especial influirá en los españoles de fin de siglo el ilustrado italiano A. Genovesi (El Genuense, m. en 1769). El portugués Luis Antonio Verney, arcediano de Evora, conocido por El Barbadiño –capuchino protagonista de su obra–, regresó de Italia y publicó la obra Verdadero método de estudiar para ser útil a la República y a la Iglesia, en contra de los métodos escolásticos. (Esta obra la vierte al castellano en 1760 José Maymó Ribes.) Verney publica después De re logica (1751), De re metaphysica (1753) y De re physica (1769). En 1769 se edita en España la Lógica, de Verney –que copiaba a Condillac y Locke–, con un prólogo del humanista Juan B. Muñoz, tan enemigo de los métodos escolásticos como Verney.

En 1784 se traduce al español la Lógica, de Condillac, por Bernardo María de Calzada. El empirismo psicológico se difunde rápidamente, advirtiéndose derivaciones peligrosas hacia el materialismo. En esta dirección materialista habrá focos en Sevilla, Córdoba y Salamanca, sobre todo. No obstante, y como hace notar el padre Martínez Gómez, S. J., el instinto de ortodoxia lleva a los pensadores hispanos a conciliar el sensualismo psicológico con doctrinas tradicionales. Ramón Campos, en su Sistema de Lógica (1790) y en El don de la palabra, concilia su doctrina nominalista con una original teoría del lenguaje. La palabra no es algo inventado por el hombre, sino un don divino, algo recibido directamente de Dios. Principios, a su vez, de un tradicionalismo cristiano, que alcanza gran predicamento entre los filósofos españoles de fin de siglo.

Otros representantes del sensualismo dieciochesco son Francisco Javier Pérez y López (m. 1792), que hace un compendio de filosofía especulativa y práctica, inspirado en Leibniz y Ramón Sibiuda, con dejos místico-panteístas. Recurre al lenguaje y al oído, fundamentalmente para explicar las ideas universales. Luis Pereyra, portugués, profesor en Madrid, autor de una Theodicea o la Religión natural, con demostraciones metafísicas que ofrece [266] el sistema mecánico, dispuestas con método geométrico. Se muestra influido por Wolf y por el sensualismo y tradicionalismo del ambiente. Su intento es conciliar el empirismo gnoseológico con la religión. De Espinosa –al que ataca– adopta, no obstante, el método.

Merecen también destacarse algunos de los jesuitas expulsados en Italia. Es común a ellos el despego por la metafísica y su apego, demasiado optimista, a los modernos: Bayle, Hume, D'Alambert, &c. Antonio Eximeno, (m. 1808) y Juan Andrés (m. 1817) destacan en este grupo.

Eximeno sigue, en general, a Locke y Condillac, si bien más al primero. La ficción condillanquista de la estatua no la acepta, por encontrarla demasiado pasiva. El alma tiene una actividad que le permite reflexionar, comparar, &c. Memoria e imaginación, no obstante, están descritas en términos de sabor materialista.

Juan Andrés desprecia por igual a la escolástica y al racionalismo. Entiende que todas las disputas antiguas son inútiles y que la filosofía ha avanzado más después de Locke y Condillac que en toda la historia anterior. En el fondo no se trata más que de un clima del momento, que acabaría desencadenando el criticismo kantiano.

La primera mitad del siglo XIX en España –el tumultuoso siglo XIX– está filosóficamente bajo el signo de Francia: sensismo, materialismo, sociología, eclecticismo. (La segunda mitad habría de estar bajo el signo de Alemania: kantismo, un poco de hegelismo y, sobre todo, krausismo.)

Los comienzos del siglo XIX son, en realidad, una continuación del final del XVIII. La dirección sensista –o sensualista– en psicología, lógica, ética y derecho es la de más arraigo. Tanto los filósofos como los pedagogos, médicos, &c., explotan esta mina que les brinda el empirismo, que es más actual que el viejo mecanicismo, imperante en el XVIII.

Penetran las corrientes empiristas durante el siglo XIX a través de la Universidad de Salamanca

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