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Sobre La Tolerancia Religiosa


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2013  •  8.227 Palabras (33 Páginas)  •  438 Visitas

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SOBRE LA TOLERANCIA RELIGIOSA

(REFLEXIONES DE UN HABITANTE DEL MUNDO-ALDEA QUE ALGÚN DÍA FUE CRISTIANO)

Por: Jorge Ordóñez-burgos

“El Maestro dijo: “Se habla de los ritos

por aquí y de los ritos por allá, ¡ como si

el ritual consistiera en meras ofrendas de

jade y seda ¡ Se habla de la música por

aquí y por allá, ¡como si la música consistiera

simplemente en campanas y tambores.”

Analectas de Confucio, 17.11

La tolerancia es un concepto que se ha puesto de moda dentro del discurso político a partir de los años sesenta. Podemos decir que “tolerar” implica aceptar que hay formas de vida, creencias, ideas y visiones del mundo diferentes a la propia, y que, además de tenerlas en cuenta dentro de lo que existe y tiene valor por sí mismo; también es un deber intelectual y humano respetarlas. El fin primordial de este estilo de vida es la convivencia social sana y harmónica, de igual modo, algunos politólogos y antropólogos aluden a la dignidad humana, a la libertad de creencias y al intercambio bien intencionado como una vía que conduce a la madurez espiritual.

Quiero, antes que todo, echar un vistazo somero al desarrollo del concepto “tolerancia” dentro de la historia de Occidente de los últimos treinta y cinco años. En la segunda mitad de los sesentas comenzó a darse una apertura paulatina en los medios masivos de comunicación, antes manejados por “gente adulta” exclusivamente; se le dio cabida a ideas “frescas” y “revolucionarias” de “gente joven”. El comunismo erigía héroes como el Che Guevara, Fidel Castro y los miles de participantes anónimos (algunos de ellos no fueron del todo desconocidos) en los movimientos “estudiantiles” de París, Praga, Argentina o nuestro país. Se quería exterminar la represión, los tabúes, las dictaduras y cualquier cosa que recordara, aunque fuera de forma indirecta, al fascismo; las ataduras religiosas de toda índole fueron derribándose poco a poco. “LIBERTAD” era la bandera que portaban los “jóvenes” de aquellos días. El desenfreno sexual y la ingestión de sustancias de la más diversa naturaleza se convirtieron en manifestaciones de una LIBERTAD que comenzaba a conquistarse con marchas, mítines, diálogo y con acciones de gente “joven” “emprendedora” que estaba enamorada de ideales nobles y puros.

El arte comenzó a deshacerse de cánones fríos y de estéticas “estériles” que minaban su LIBERTAD de expresión. La brecha generacional se tornó un abismo insorteable; aquellos que nacieron a principios del siglo XX, según los radicales, no pertenecían a su tiempo, se encontraban en un extremo incivilizado, en otra cultura; poseían otro lenguaje que nada tenía que ver con el actual, el de “onda”. Los melenudos sesenteros pedían a gritos se les respetara su forma de ver y vivir la vida. Así fueron transcurriendo los años, aquellos jóvenes que vestían ropas de colores psicodélicos crecieron y comenzaron a aceptar y aprobar manifestaciones de las nuevas generaciones, sólo que, cada día se fue dando mayor margen para mover la línea fronteriza entre la LIBERTAD y el libertinaje.

La religión no debe, según esta concepción, causar absolutamente ningún conflicto social; cada quien puede creer en la divinidad que le plazca, también es válido no creer, o hasta blasfemar de creencias propias o ajenas que muchas veces no son comprendidas; con tal de mantener la PAZ y la ESTABILIDAD ECONÓMICA casi todo está permitido en el terreno religioso. Los sesentas se encargaron de construir todo un “espíritu místico” colectivo, elaborado con gran talento mercadotécnico, pero vacío y falto de autenticidad. Las antiguas creencias hindúes fueron masificadas incluyéndolas dentro de la ideología hippie. El culmen de la profanación de la religiosidad oriental se dio con la “conversión” que The Beatles experimentaron después de hacer un viaje a la India. Esta es nuestra herencia de los sesentas.

La concepción actual de la “tolerancia religiosa” trae consigo ciertas dificultades, recordemos que “tolerar” consiste en aceptar la existencia de ideas ajenas distintas a las propias. Cada quien que tiene una religión piensa que su credo es la Verdad revelada ¿Cómo aceptar entonces que haya otro tipo de doctrinas igualmente verdaderas? ¿cuántas clases de Verdades existen? Una respuesta rápida sería la siguiente: todos los credos llevan hacia donde mismo. Aceptando lo anterior concluiríamos que da exactamente lo mismo ser judío, musulmán, zoroastrista o budista; la pertenencia a algún tipo de comunidad religiosa obedece sólo a factores culturales. ¿Qué caso tiene entonces pertenecer a alguna religión específica? Otra posible respuesta es: cada quien supone que su religión es la verdadera y las demás son falsas. Esta segunda salida es más cercana a la realidad. No hay problema si hay en el mundo individuos que tienen principios teológicos

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