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Tolerancia Religiosa


Enviado por   •  29 de Abril de 2014  •  2.385 Palabras (10 Páginas)  •  346 Visitas

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Tolerancia religosa

La tolerancia religiosa significa respetar y aceptar la existencia de otras formas de vida, creencias e ideas, así como la no creencia en ninguna religión. El concepto opuesto, la intolerancia religiosa, puede consistir en considerar ciertas creencias como anómalas, fuera de lugar o heréticas por el simple hecho de ser diferentes.

Para que se dé la tolerancia religiosa es necesario que los individuos y las instituciones reconozcan la pluralidad y diversidad del mundo en que vivimos, así como la existencia de conceptos que para otros son importantes aunque pertenezcan a una minoría.

Los dogmas de un culto en particular se deben interpretar como para uso dentro de la comunidad que los profesa y sin involucrar a terceros en el mundo exterior que no deseen participar de ellos.

La tolerancia religiosa, en tanto que bandera de las demagogias occidentales de hoy en día, tiene dentro de sí una paradoja muy extraña. “Tolerar” y escuchar las ideas ajenas significa enriquecer el criterio , tomar lo valioso de los demás. No obstante , si lo ajeno no es considerado valioso y además afecta las creencias propias, entonces, “tolerar” significa, de alguna manera, solapar un conjunto de ideas, creencias y formas de vida que pueden aniquilar al propio. Un hombre puede vivir sin bienes materiales, sin el gobierno que quiere, puede vivir casi sin alimento; jamás podrá decirse que un HOMBRE vivirá sin creencias. Aquel que no las tiene sencillamente no es hombre, el título de HOMBRE se gana, no se nace con él. Quizá esta aparente paradoja se resuelva si tomamos en cuenta que cada día la religión es un artículo más de socialización y menos de introspección, de unión con Dios y de reflexión. Muchas religiones organizan verdaderos espectáculos colectivos que denominan ritos. Si cada día que pasa las creencias del hombre tienen menos arraigo, si no está convencido de ellas y no tiene fe, entonces es comprensible que sea “tolerante”.

Realmente no se es “tolerante” cuando se es tibio y no se está dispuesto a defender ideales que no se tienen. “Tolerancia” debe entenderse como “apatía” ; un sujeto puede venir a profanar, entrometerse y burlarse de lo más sagrado, pero el “creyente” permanecerá inmutable ante tales actos. Quizá el sacrílego dignifique más las cosas sagradas al burlarse de ellas, dado que si las ataca las considera dignas de atención, atención que no les presta el “feligrés”. Este tipo de conductas no pertenecen a una actitud racional, por el contrario, son producto de una deshumanización , de procesos que distorsionan y corrompen las creencias más nobles.

La “tolerancia” en el Primer Mundo es una etiqueta que inviste a su propietario de la categoría de hombre racional, desafortunadamente, en el Primer Mundo la enajenación es un proceso más complicado que en nuestras culturas. Allá se es “intolerante” cuando no se está dentro de lo que globalmente se considera “sobrio” , “correcto” o “aceptable”; no estamos ante sociedades críticas, sino categorizadoras. Existen creencias prohibidas, que reciben la clasificación de “totalitarias”, “retrógradas” , “moralistas” o “antiprogresistas”. Por lo general, las religiones ortodoxas son las que reciben más ataques. Vasta con ver como los medios de “comunicación” se refieren al Islam o al Mundo Árabe; por extraño que parezca un reducidísimo número de periodistas conocen en realidad los cimientos, costumbres, libro sagrado y tradiciones de este credo. Es decir, muy pocas personas están autorizadas para opinar al respecto. Los medios masivos de comunicación son la fuente de donde emana la ignorancia y el más espantoso reduccionismo que uno pueda imaginar.

La “tolerancia religiosa” legítima sólo puede darse en sociedades en donde los principios morales y teológicos de los diferentes credos no se afecten entre sí. En este sentido (a continuación una afirmación utópica) un estado bien intencionado deberá controlar la fundación y desempeño de comunidades eclesiásticas, vigilando siempre los siguientes aspectos:

a) Toda religión debe fomentar el desarrollo espiritual de los ciudadanos. La religión despierta, vivifica, enriquece y no estupidiza como alevosamente lo afirmó Marx[3].

b) Los ciudadanos inspirados por buenas religiones

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