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Todas As Mañanas Del Mundo


Enviado por   •  29 de Julio de 2014  •  2.323 Palabras (10 Páginas)  •  352 Visitas

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Todas las mañanas del mundo

Tzvetan Todorov

Este texto fue publicado con el título "Tous

les matins du monde" en el número especial de

Télérama de

dicado a la e

xposición "Lumières ! un héritage

pour d

emain" [¡La Ilustración! Una

herencia para mañana], organizada en

la Biblioteca Nacion

al de Francia, c

uyo encargado fue

Tzvetan Todorov.

El texto retoma las grandes líneas del último capítulo

del libro L'esprit des Lumières [El espíritu de

la Ilustración] de este autor, publicado por el editor Robert Laffont en marzo de 2006.

¿Está el espíritu de la Ilustración siempre y en todas

partes? Tres siglos antes de Jesucristo, en la

India, la razón se inmiscuye en la po

lítica; en la China de

Confucio, florece el amor al saber; desde

1615, un pensador afr

icano denuncia la esclavitud... Y, más tarde, en el siglo XIX, movimientos

ilustrados se diseminarán

por todos los continentes

. Si bien Europa no

tiene el privilegio de esas

ideas, es su crisol. Lo que es más, la Ilustración es constitutiva de su propia identidad...

El espíritu de la Ilustración, tal como

se le puede describi

r hoy en día, con

lleva una característica

problemática: enc

ontramos los ingredientes en épocas di

versas, en todas las grandes civilizaciones

del mundo. Sin embargo,

también se trata de un hecho histórico que tomó cue

rpo en un momento

preciso, en el siglo XVIII, y en un lugar específico: Europa occidental.

El pensamiento de la Ilustración es universal, aun cuando no se le pueda observar en todas

partes y siempre. No se trata sólo de las prácticas que la pres

uponen, sino

también de una toma de

conciencia teórica. Se encuentran sus rastros de

sde el siglo III antes de Cristo, en la India, en los

preceptos dirigidos a los emperadores o en los ed

ictos que éstos difunde

n; o también entre los

"librepensadores" del is

lam en los siglos V

III al X; o

durante la renovación del confucianismo bajo

los Song, en China, en los siglos XI y XII; o en los mov

imientos de hostilidad a la esclavitud en

África negra, en el siglo XVII y a principios del XV

III. Enumeremos, un poco al

azar, algunos de

estos elementos de doctrina que provienen de las regiones más diversas.

Tal es el caso de las r

ecomendaciones de tolerancia religiosa

ligadas a la pluralidad de las

religiones practicadas en un mismo territorio: bra

hmanismo y budismo en India, confucianismo y

budismo en China, presencia de musulmanes, judíos

, cristianos, zoroastras y maniqueos en lo que

se convirtió en las tierras d

el islam; o incluso, en

Africa negra, la copresencia del islam y las

tradiciones paganas. En todas partes se comprueba

-como se dirá con frecuencia en Europa en el

siglo XVIII- que la toleran

cia es, para t

odos, preferible a la guerra y las persecuciones. Otra

exigencia, probablemente ligada a la anterior, se re

fiere a la necesidad de

separar lo político y lo

teológico, el poder del Estado y el

de la religión. Se desea que la sociedad de los hombres esté

dirigida sobre la base de principios

puramente humanos y,

por lo tanto, que el poder sobre la

tierra

esté en las manos del Príncipe antes que en las de los intermediarios con el más allá.

Autonomía del poder

político, autonomía

también del conocimiento. Al igual que la idea,

presente en la India, de que el rey no debe someterse

a la tradición, a los presagios o al mensaje de

los astros, sino que debe confiar únicamente en la

investigación racional. O también la defensa, en

el siglo IX, por el

célebre médico árabe Al-Razi,

del saber estrictamente huma

no, derivado de la

experiencia y enmarcado sólo

por la razón. En

China, las numerosas invenciones técnicas

atestiguan una actitud de libre investigación en

el campo del saber. Sucede lo mismo con los

progresos logrados

en el mundo is

lámico

por ciencias como las

matemáticas, la as

tronomía, la

óptica y la medicina.

Otro rasgo igualmente di

fundido concie

rne al concepto mismo de la universalidad: la

dignidad igual de todos los seres humanos, los fun

damentos universales de la moral y, por lo tanto,

la unidad del género humano. "No hay actividad

superior a hacer el bien

para el mundo entero",

declara el emperador

de la India, Asoka, en el siglo

III a.C. Este concepto de universalidad

también

se convierte en el punto de partida de la

lucha contra la esclavitud en Africa. En

1615, en

Tombuctú, Ahmed Baba escribe un tratado que aboga por la igualdad de las razas, negando así toda

legitimidad de las prácticas esclavistas.

Las manifestaciones que re

úno aquí un poco arbitrar

iamente a partir de lo que consideramos

es el espíritu de la Ilustración europea desempeñan un papel más o menos fuerte, más o menos

durable. En la India, la recomendación dirigida al monarca de privilegiar la investigación racional en

detrimento de las creencias y

las supersticiones es exclusiva para él y no se gener

alizará a toda la

población. Si hay una proximidad con la Ilus

tración, será

esencialmente con lo que se

llama el

"despotismo ilustrado". Los librepensadores mu

sulmanes fueron severamente

reprimidos a partir

del siglo X. El acercamiento más significativo se da con la enseñanza confuciana en China que tiene

que ver por principio con un mundo natural y humano, y que plan

tea como objetivo el

perfeccionamiento de la persona y como medios,

la educación y el trabajo. No es casual que los

filósofos europeos

del siglo XVIII e

xpresen una simp

atía particular

por el "modelo" chino (del

cual, debe decirse, tienen una idea más bien aproximada).

Estos desarrollos múltiples atestiguan

...

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