Todos Los Seres Humanos Son Personas?

Quizás por la confianza en que se trata de una certeza, no es común que los seres humanos discutamos en el día a día sobre la condición de ser persona. Suena contradictorio pues parece que una es parte de la otra o, más bien, que no se es ser humano sin ser persona y viceversa.

Antes de contar con esa seguridad o de cuestionar esa afirmación, aparece una interrogante que no es sencilla de responder y que ha rondado los pensamientos no solo de filósofos sino de biólogos y científicos de muchas áreas.

El grado de “Homo Sapiens” implica pertenecer a una determinada especie, que posee por un lado un hecho biológico -y tiene que ver con la genética-, y por otro, el genoma humano, que nos entrega ciertas características especiales a cada uno, diferenciándonos de las otras especies y entre los mismos integrantes de nuestra.

Ahora bien, ser persona es un concepto que va más allá de la condición biológica de un ente y que integra un componente cultural. Este se va desarrollando y se alimenta de la vida en comunidad, uno de los principales rasgos distintivos de nuestra especie. Son, por su parte, los aspectos que denominamos más concretamente como inteligencia/razón y voluntad, los que lo diferencian de los demás seres. Aquellas propiedades se refieren, entre muchas otras, a la capacidad de poder resolver problemas, adecuarse o adecuar el medio para cumplir sus necesidades, y a la posibilidad de escoger qué cosas quiere o no realizar. La libertad, en otras palabras.

Frente a lo planteado, surge la siguiente interrogante: ¿son todos los seres humanos personas?

Al respecto existe una inmensidad de opiniones, dentro de las cuales se puede rescatar las de Peter Singer y Robert Spaemann. El primero postula que serán personas todos aquellos que posean conciencia, que se proyecten en el futuro, que sean capaces de expresar dolor y placer y que puedan defender sus intereses. Básicamente se enfoca en la capacidad del ser para tener autoconciencia y racionalidad, enfocándolo como un tema completamente subjetivo, ya que se gana y se pierde constantemente.

Spaemann, por su parte, considera que persona es quien, teniendo voluntad e inteligencia, es un ser digno. Es decir, quien posee derecho a vivir. Para éste desde que somos cigotos, somos personas; y es una condición que una vez que se gana, nunca se pierde.

Mi posición se acerca a la de Robert Spaemann, pues considero que todo ser humano es persona, independiente de la condición en la que se encuentre.

Para comenzar me gustaría plantear que no es necesaria una condición específica del ser humano para que este pueda considerarse o no persona. Todos los seres humanos serán personas desde aquel momento en que fueron fecundados, ampliando así, en mi opinión, la concepción de persona a un ser aún no nacido. Tomemos, para este caso, a un recién nacido que no hace uso efectivo de sus facultades aun cuando sí las posee. Se trataría, por ende, de facultades en potencia que alimentan su condición de persona.

Por otro lado, podemos ver el caso de un individuo en estado vegetal, que a pesar de que no es capaz de expresarse o moverse por sí mismo, mantiene todas las facultades necesarias para conservar su estatus de persona, aunque e este no pueda hacer uso pleno de ellas (sumado a que antes de encontrarse en este estado, sí tuvo la posibilidad de vivir plenamente). Tanto un recién nacido, con toda la inexperiencia y potencialidades como un hombre o mujer que ha perdido su independencia y facultad de expresión y movilidad, por lo tanto se aleja del estado pleno de la vida, ambos poseen intacto su estatus de “persona”, pues este es independiente a las circunstancias y posibilidades de participar en el mundo. Robert Spaemann agrega: “No hay personas potenciales; las personas tienen potencias, capacidades. Las personas pueden desarrollarse, pero, ninguna cosa se transforma en una persona.”

Ahora bien, por otro lado, tenemos que el ser humano está compuesto tanto por cuerpo físico como por un alma o ánima. Éste es como considerado un individuo de naturaleza racional que posee capacidades potenciales que se desarrollan a través de la vida, es distinto de todos los otros miembros de la misma especie humana. Estos elementos forman una unidad sustancial que es la conexión con lo terrenal y lo espiritual, cuya única ruptura es la muerte. Es un ser social, debido a que el hombre es un ser consciente, racional y libre, y, por eso mismo, que solo en la compañía de sus semejantes encuentra las condiciones necesarias para el desarrollo de estas características. Y precisamente

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