Toreros Del Siglo 20

José Tomás, por gaoneras

«El toro nos enseña que hay que ponerse de verdad para que nazca el arte. Aquí no valen las medias tintas, vale más compromiso; a más compromiso, más riesgo; a más riesgo, más arte».

Morante, banderillas desde una silla en Ronda

«No todo lo que se ve en el ruedo es arte. A mí unas veces me sale y otras no. Pero lo que me preocupa es que el toreo se estructure en pasajes en los que a veces se torea más para el público que para el toro, y me preocupa porque el toreo permanece por el respeto que se le tiene al toro, por que se basa en un conocimiento. No me gusta que se busque el aplauso como si uno estuviera pidiendo una limosna de ovaciones. Es verdad que ahora se torea más cerca que nunca, más quieto, no digo ni mejor ni peor. A mí me gusta un poquito más el movimiento. Eso de estarse quieto es una dificultad que llega con la voluntad, pero creo que estar bien moviéndote como Domingo Ortega eso sí es complicado. Si moviéndose fue un figurón, ¡cómo lo haría! Imagine si se queda quieto. Aunque como dice un amigo: la quietud tapa muchos defectos. Me preocupa que se vulgarice el toreo, que esté al alcance de cualquiera, aunque entiendo que cada uno hace lo que puede».

Enrique Ponce, en una vuelta al ruedo triunfal

«Estoy abierto a la diversidad de encastes: según la Plaza, elijo el encaste que puede gustar más, teniendo en cuenta los que están funcionando bien. Ahora mismo, creo que Domecq está dejando menos espacio a los otros. Pero hay que tener en cuenta su variedad: poco tiene que ver la embestida de un toro de Victoriano del Río con la de un Zalduendo o Juan Pedro y las tres me gustan».

El Juli, con dos orejas

«Las figuras no tenemos que limitarnos sólo a torear y a ganar dinero, sino que debemos abanderar y guiar los cambios que este espectáculo necesita. Yo voy a seguir trabajando en ello».

Iván Faniño y el toro, frente a frente

«En el mundo, no sé si queda pureza, aunque mejor nos iría; en Iván Fandiño, sí. Defiendo mis actos con pureza y verdad. Tengo técnica suficiente para no salir herido y no arriesgar tanto. Pero sé que debo apostar y pagar por cruzar esa línea. En mi caso, lo que mata no es la mano, es el corazón. En él pongo la espada. No cabe más verdad que matar con el corazón».

Desafiante estampa de Miguel Ángel Perera en Las Ventas

«Antes era del Barça, pero con la prohibición de los toros en Cataluña, los nacionalismos y las mentiras de algunos políticos en el Congreso me he vuelto anticatalán, con todos mis respetos a los que sí se sienten españoles. Mezclaron el tema de los desahucios, diciendo que los toreros íbamos a pedir dinero para quitárselo a las familias. Que se enteren de una vez: ¡la Fiesta no recibe subvenciones! Ahora soy de Casillas y Ramos, dos tíos sencillos que llevan la bandera de

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