Un Opinio Soñar la realidad

Reporte de lectura del texto: Soñar la realidad. El constructivismo de Heiz Von Foerster

Hace muchos años el hombre creía que era el centro del universo, y que era parte de su naturaleza ser superior al resto de los animales pero no de Dios, sin embargo esa realidad cambió en cuanto Copérnico afirmó que la Tierra giraba alrededor del Sol, se deconstruye la realidad, la naturaleza dejó de ser divina y empezó a tener un carácter matemático, de manera que se empezó a atribuir a la menta la capacidad de explicar esta nueva realidad con ayuda de la razón enfocada a la ciencias, y es gracias a Descartes es que esta idea se formaliza. Otra de las aportaciones de este filósofo francés fue la idea de que cuerpo y la mente son entidades separadas y se deben percibir como tal, idea que hasta la fecha es inconscientemente aceptada por la cultura occidental, a esta idea se le conoce como dualismo cartesiano.

Y a pesar de que la ciencia actual no sostiene esta idea, las personas de occidente  seguimos usando el dualismo cartesiano para educar a los niños para así preservar la idea, un ejemplo sencillo de esto se puede ver en la alimentación, ya que hay un porcentaje muy pequeño de la población que se preocupa por recibir los nutrientes necesarios para que su cerebro esté sano y se desarrolle plenamente y al mismo tiempo es muy difícil encontrar personas que hagan prácticas para fortalecer ese vínculo entre la mente y el cuerpo como la meditación y el yoga por mencionar algunas, además de que es muy común encontrar que las personas que llevan a cabo algunas de estas prácticas, no alcanzar a visualizar la profundidad de la misma.

El dualismo cartesiano permitió que Descartes se sintiera cómodo con su perspectiva mecanicista del mundo y la religión que profesaba ya que podía, estudiar, medir y cuantificar la realidad sin dejar de lado la percepción de que su alma era eterna, basándose en la idea de que las características del mundo “real”, el mundo que estudiaba eran independientes del observador.

Es evidente que a lo largo de la historia, la humanidad ha reinventando la realidad a partir de los descubrimientos científicos de la época y actualmente al igual que en todas las épocas esta realidad parece inamovible, impenetrable e incuestionable como si diéramos por sentado que esta vez si encontramos la realidad absoluta y que durará por siempre. Sin embargo es justamente esta idea la que el constructivismo intenta disuadir desde hace mucho tiempo, la cual, intenta garantizar la objetividad de la realidad.

La objetividad es la idea de que el mundo existe independientemente de un observador. Idea que en la cultura occidental está profundamente interiorizada y aceptada al grado de que nosotros somos incapaces de plantearnos la realidad de una forma diferente. Incluso una vez que se desea cuestionar la noción de objetividad, hacerlo puede resultar todo un reto. Después de todo el supuesto de que el mundo existe sin un observador es el pilar a partir del cual fue construida la filosofía occidental. Filosofía que desde sus inicios siempre buscó conocer la verdad, una verdad que se asumia ya existía en algún lugar y que esperaba a ser encontrada aunque fuese desconocida para quien la buscaba y para cualquiera. Esta manera de “ver” se adoptó para todo intento de conocer la realidad.

Como menciona Glasersfeld: la historia de la filosofía occidental es una historia de errores geniales.

Como se puede observar, detrás de la objetividad se encuentra un deseo muy fuerte por poseer una verdad última, idea que se sigue y seguirá persiguiendo en occidente durante mucho tiempo, después de todo no podríamos tener ningún tipo de “desarrollo” personal ni colectivo como el que vemos en la ciencia moderna si dudamos de la percepción que tenemos ante cualquier situación a la que nos enfrentamos.

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