Utilitarismo Y Liberalismo
Enviado por guillellas • 30 de Mayo de 2012 • 7.490 Palabras (30 Páginas) • 1.032 Visitas
UTILITARISMO Y LIBERALISMO.
AMISTAD, UNION Y ULTERIOR DIVORCIO
INTRODUCCION
El utilitarismo es una doctrina moral cuya presencia no ha podido ser desterrada del diálogo entre los filósofos morales. Es más, podría decirse que es el producto anglosajón que mayor impacto ha causado en la cultura occidental.
El hombre de la calle también se ha visto afectado en sus ideas sobre la sociedad gracias a la simpleza característica de la doctrina utilitarista. Ha penetrado, de este modo, el sentido común. En resumidas cuentas, no puede negarse que el utilitarismo tiene, desde hace tiempo, un sitio de importancia en la historia de nuestra civilización.
En virtud de lo anterior, mucho se ha escrito a favor y en contra de esta doctrina moral. Por consiguiente, no es interés de este trabajo efectuar un mero análisis o descripción del fenómeno utilitarista; más bien se persigue, en esta investigación, explorar las relaciones que el utilitarismo ha tenido con la filosofía liberal. Esta específica cuestión obliga, por supuesto, a analizar los inicios del utilitarismo, pero también a pasar revista a algunos momentos importantes de la relación entre esas dos grandes propuestas cuyo origen es la Inglaterra de la modernidad: utilitarismo y liberalismo.
El lector encontrará en el Capítulo I un tratamiento más o menos detallado de las propuestas éticas elaboradas por Jeremy Bentham y John Stuart Mill. Esto incluye breves datos biográficos; referencias a las fuentes de su pensamiento; las diferencias entre ambos pensadores, en torno a la felicidad y el placer; las acusaciones más conocidas de que ha sido objeto el utilitarismo, desde el señalamiento de sensismo hasta el error de la falacia naturalista. Finalmente, se incluyen algunas reflexiones en torno al utilitarismo del acto y el de la norma.
En el Capítulo II, se reconoce que algunos teóricos del liberalismo vieron en el utilitarismo ético un doctrina que podía servir de base al reclamo en favor de la libertad individual y al funcionamiento de la cooperación basada en la división del trabajo. En ese círculo se ubica Adam Smith, John Locke, Ludwig von Mises y Henry Hazlitt. En forma breve se expone en qué consiste el compromiso que el pensamiento de cada uno de ellos tiene con el utilitarismo. De este modo, no puede negarse que las críticas y el rechazo que el liberalismo ha sufrido no dejan de tener justificación histórica.
El Capítulo III, está consagrado al análisis de los elementos más importantes esgrimidos por Friedrich A. Hayek en contra de una visión utilitarista de la moral y del orden social en general. Estos argumentos son: 1) Que el orden social no ha sido creado deliberadamente por los seres humanos; 2) que las instituciones que permiten a los seres humanos convivir y cooperar, no son creaciones deliberadas sino resultados no intencionados de la acción humana; y, 3) que la razón humana tiene funciones limitadas. En relación a estas ideas se analiza cómo el concepto de orden ha sido esclavo de los grandes sistemas metafísicos, condición que hace difícil comprender que la sociedad no puede responder a fines concretos, ni a una jerarquización impuesta desde fuera.
La teoría de las instituciones propia del pensar hayekiano, es producto desarrollado gracias a la tarea intelectual de Savigny y Menger. La explicación acerca del surgimiento del dinero sirve de base, en esta teoría, al origen de la moral y el derecho.
La razón, en consecuencia, ha sido elemento periférico y no esencial en en el forjamiento del sistema normativo. Contrario a lo que afirma el utilitarismo, el hombre sujeta su conducta a leyes no al enterarse de los beneficios que tal sujeción conlleva, sino precisamente por no poder preveer las consecuencias. Las normas morales constituyen, afortunadamente, un subsidio admirable y efectivo a nuestra ignorancia y a nuestras limitaciones.
El Capítulo IV, y último, hace referencia a algunas críticas que, gracias al utilitarismo, se han lanzado contra el liberalismo. Especial énfasis se hace en que ni el eudemonismo ni el hedonismo pueden sustentar el orden social espontáneo, ya que si dicho orden no tiene fines las normas que lo posibilitan tampoco pueden tenerlos. Éstas debe ser abstractas y generales, y en vez de hallarse al servicio de determinadas consecuencias, más bien deben evitar que se produzca ciertos resultados.
Todas las características del utilitarismo apuntan a que se trata de una manifestación, entre otras, del racionalismo constructivista. Por tal motivo no puede constituirse en la doctrina moral propia del liberalismo.
La relaciones estrechas que una vez existieron entre el utilitarismo ético y la filosofía liberal no pueden continuar. El idilio tenía que acabar en ruptura, sobre todo a raíz de la propuesta evolucionista hecha por Hayek. Al fin y al cabo, semejante matrimonio sólo trajo oprobios sobre esa filosofía que ha reconocido en la libertad individual al más elevado de todos los valores. Bienvenida sea tal separación.
CAPITULO I
EL UTILITARISMO
Constituye un lugar común el que se ligue la doctrina moral utilitarista a los conceptos “felicidad” y “placer”. De esta forma los términos griegos eudaimonía y hedoné conducen fácilmente a pensar que la doctrina utilitarista se remonta a los griegos de la antigüedad. Otra cuestión es que sin mayor trámite se ligan al utilitarismo una pléyade de autores posteriores a cuales más diferentes. Así pues, resultan utilitaristas: Platón, Aristóteles, Epicuro, los cirenaicos, San Agustín, San Buenaventura, Gassendi, Valla, Holbach, Spinoza, Hobbes, y hasta Wolf y Kant.
No se puede negar que en la historia de la filosofía es posible encontrar, en el pasado más remoto y en los autores más inverosímiles, alguna insinuación o semilla casi en relación con cualquier tema. Si a lo anterior agregamos un particular uso y aplicación de la hermenéutica entonces los hallazgos se tornan interminables.
Aquí nos apegamos al sabio consejo de José Ferrater Mora quien observa que resulta más conveniente:
...reservar el nombre de “utilitarismo” para un cierto grupo de teorías filosóficas y éticas surgidas en la época moderna. En particular es
recomendable restringir la aplicación del término “utilitarismo” a la corriente que apareció en Inglaterra a fines del siglo XVIII y se desarrolló durante el siglo XX...[1]
Esta ubicación permite reconocer a Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill como los pioneros de esta doctrina moral propia de la modernidad. Su antecesor más inmediato y directo, como veremos, parece haber sido Helvetius.
1. Jeremy Bentham
J. Bentham nació en Houndsditch, Londres y realizó
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