Vida

Vida

Nosotros pensamos mucho en el futuro, ignorando nuestro presente sin darnos cuenta que todo lo que somos hoy es gracias a nuestro pasado y todas aquellas experiencias y decisiones buenas o malas, es lo que nos han realizado como persona y nuestro presente es lo que define nuestro mañana.

Pero a medida que va pasando el tiempo llegamos hacernos muchas preguntas ¿Por qué estamos aquí?, ¿Para qué nacimos?, ¿Por qué nos enamoramos?, quizá no nos damos cuenta que la pregunta sería ¿Para que soy bueno?

A lo largo de nuestra vida ha existido una serie de modelos y representaciones ideales del hombre en el mundo, donde la sociedad fija las metas para formar un tipo de persona que tiene que cumplir con ciertas reglas para ser aceptado y todo esto empieza a formarse desde la escuela, donde nos enseñan a establecer una relación entre lo viejo y lo nuevo, lo conocido y lo desconocido, lo que fue y lo que será; pero poco a poco nos vamos dando cuenta de que cada persona va adquiriendo un sentido de formación con una orientación específica, para generar acciones con sentido, “hemos de recordar que el futuro no es nuestro pero tampoco es enteramente no nuestro, para que no esperemos absolutamente que sea, ni desesperemos absolutamente de que sea” (carta de Epicuro a Meneceo, 1990).

Algunas cosas que nos pasan en la vida suceden por algo, ya sea bueno o malo, pero muchas veces en los momentos más difíciles conocemos realmente de lo que somos capaces, porque ahí es donde uno se da cuenta que “la esperanza es lo último que se pierde” (Pandora) y “la esperanza es el sueño del hombre despierto” (Aristóteles, 335 a.C.), a nosotros nos “conviene juzgar todas estas cosas con una justa medida a la vista de lo útil y lo inútil. Pues usamos algunas veces del bien como de un mal, y, al revés, del mal como de un bien.” (Carta de Epicuro a Meneceo, 1990).

“Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante de un desafío y pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio” (Coelho, El Demonio y la Señorita Prym, 2000), pero todos aquellos desafíos que nos dejan con mucho dolor, los guardamos en nuestro interior y los escondemos, lo mejor sería sacarlos; así nuestra alma se libera de ese dolor y sufrimiento que dejo aquella experiencia.

Cada persona tiene un propósito en la vida en que el “efecto, es en virtud de esto que hacemos todo, para no padecer dolor ni turbación. Y una vez ha surgido esto en nosotros, se apacigua toda tempestad del alma, no teniendo el viviente que ir más allá como hacia algo que le hace falta, ni buscar otra cosa con la cual completar el bien del alma y del cuerpo.” (Carta de Epicuro a Meneceo, 1990).

A medida que va pasando el tiempo se va desarrollando las competencias básicas en la persona donde va evolucionando las competencias intelectivas, que incluye el pensamiento, la racionalidad y lo cognitivo, hay 3 hipótesis

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