Y EL MONO SE CONVIRTIÓ EN HOMBRE
Enviado por karlita2435 • 9 de Abril de 2013 • 2.396 Palabras (10 Páginas) • 2.372 Visitas
Y El Mono se convirtió en hombre
El meollo de la cuestión
El problema capital en el conflicto entre el evolucionismo y el Cristianismo se plantea en relación al origen y la naturaleza del hombre pues reina una confusión de tales dimensiones que saben realmente de que están hablando. Confusión creada por los propios autores evolucionistas en una buena medida como una forma de evitar la refutación pues una hipótesis vagamente definida no puede ser sometida al rigor de la contratación experimental ni tampoco a la crítica del razonamiento lógico
Darwin es un maestro en el arte de zafar en el uso de los términos y el argumento absolutamente anti científico de apegar a la no posibilidad de la ocurrencia de un fenómeno. Cuando la ciencia se basa precisamente en no establecer la posibilidad si no la probabilidad de un fenómeno.
Las Distintas posturas
La verdadera razón por la cual no puede existir un verdadero conflicto entre la ciencia y la fe, es que la verdad no se puede contradecir a sí misma. Que no desde luego, la razón por la cual muchos evolucionistas parecieran decir lo mismo.
Lo que sucede para los autores que así se expresan, la ciencia es conocimiento y la fe es sentimiento, para decirlo de otra forma, la ciencia es verdad y la fe es fantasía.
Están también los que dicen que no solo existe el más mínimo conflicto entre el evolucionismo y el cristianismo sino que la evolución seria el mismo plan salvífico de Dios
Lo que se trata de expresar aquí será la posibilidad de armonizar la hipótesis con la relación Cristiana de la creación del hombre por parte de Dios.
El Mito de los dos evolucionismos
El rigor de escuchar en nuestros días de parte de muchos creyentes y en especial en ámbitos eclesiales que existirían dos tipos de evolucionismos : uno radical, materialista de izquierda por decir así que serían por cierto incompatible con la fe cristiana otro evolucionismo, mitigado o moderado que sería no solo incompatible con la fe cristiana sino incluso mucho más revelador de la magnificencia y sabidurías divinas, que esa postura estrecha llamada creacionismo propia tan solo de protestantes fundamentalistas estos solo reconocían tres aspectos: 1) el proceso evolutivo había tenido un fin querido por dios: la aparición del hombre, 2)Todos los seres humanos se habrían originado de un solo par , 3)Solamente el cuerpo del hombre habrá sido producto de la evolución y no su alma esta será solamente creada por Dios
Evolucionismo y finalidad
Evolucionismo mitigado el proceso evolutivo habría tenido un fin querido por Dios: el hombre.
Dios habría dispuesto las leyes de la naturaleza de manera tal, que la materia inanimada pudiera producir una bacteria, digamos, y que esta bacteria habría podido atraves de toda la variedad de seres intermedios evolucionar hasta mono y finalmente hasta el hombre.
La evolución habría sido el método de cual se valió Dios para crear al hombre, previo el paso por el mono.
La evolución habría sido planificada o dirigida para producir al hombre. Al menos el cuerpo del hombre pero completamente inaceptable para el evolucionismo.
Uno de los postulados fundamentales del evolucionismo darwinista es que los cambios o modificaciones que habrían brindado la materia prima para la evolución (las mutaciones), fueron producto exclusivo del azar y sin azar no hay evolucionismo.
El azar aun cuando actuase la selección natural seguiría siendo azar porque para dar dirección a un proceso hace falta inteligencia es por definición un mecanismo ciego incapaz de dar dirección a nada. Incapaz de eliminar al azar
Ahora bien la finalidad y azar son conceptos contradictorios y excluyentes.
Si hay azar no hay finalidad desde ese punto de vista como vemos no se puede mitigar al evolucionismo.
Por el contrario, si hay finalidad, no hay azar. Pero al no haber azar, entonces no hay evolucionismo para mitigar.
La negación cartesiana y baconiana de la forma sustancial o causa formal, que es lo que configura especies. Y lógicamente, si no hay causa formal no puede haber especies.
La negación de la forma sustancial lleva necesariamente a la negación de la causa final. Y por consiguiente todo es producto del azar.
Pero aquí surge otro problema. Pues el fin, el para que no se pueda separar del cómo.
Si no hay fin, tampoco puede haber acción lo cual se hace ininteligible también la noción de causa eficiente, es decir casualidad. Y si nos ponemos a establecer el principio de casualidad caemos otra vez en al azar como explicación de lo fenómenos.
Por eso es que el evolucionismo explica todo.
Porque no está sujeto al rigor del principio de casualidad.
El evolucionismo y monogenismo
Ante todo debemos distinguir entre monofiletismo (todos los seres humanos son descendientes de una sola pareja).
El monofiletismo es aceptado por todos los científicos evolucionistas o no evolucionistas. No así el monogenismo que no es aceptado por los evolucionistas.
De acuerdo al dogma darwinista el hombre es descendiente del mono.
En contexto de la hipótesis darwinista, el supuesto antecesor común no puede ser otra cosa que un mono.
Los evolucionistas son categóricos: no son los individuos quienes evolucionan sino la población, vale decir que en ningún momento un mono o un mono y una mona se habrían transformado en seres humanos sino que manadas de monos en distintas partes del mundo habrían dado origen a los seres humanos.
Eso habría obedecido entonces a la acción de las leyes naturales. Y los efectos de las leyes son siempre miserables.
Es posible por consiguiente que todos los monos sometidos por igual a una supuesta ley o tendencia hominizante solo uno o dos se hubiesen transformado en seres humanos.
Desde el punto de vista darwinista esto es y con toda razón completamente inaceptable.
Vale decir el postulado indiscutible para un católico de que todos los seres humanos descendemos de una primera pareja.
Pero si hubo una primera pareja humana ¿Qué pasa con el dogma del pecado original?
Si no hubo una primera pareja humana como pretende el darwinismo se hace insostenible el dogma del pecado original.
Esto nos indica una vez as que evolucionismo y pecado original no se pueden conciliar.
Si desde el punto de vista teológico se pueden compatibilizar el dogma del pecado original con el poligenismo entonces también podemos plantear la posibilidad de armonizar evolucionismo y cristianismo en este punto si no se puede la discusión queda cerrada definitivamente.
Si el libro de génesis debe ser interpretado como lo proponen algunos católicos evolucionistas
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