Zombies Y Comunismo

“El estupor de estar vivo”

Desde que el hombre dejo de ser un nómada ha existido el intercambio de bienes, lo que yo tengo y me sobra te lo cambio por lo que tú no tienes, dándome a cambio lo que tienes de sobra, y así fue durante un tiempo donde nada más se intercambiaba lo necesario para llevar un vida segura y duradera.

Sin embargo al satisfacer la necesidades básicas, empieza a emerger la condición humana, donde se desea lo que el otro tiene y me gusta y yo no tengo, sin importar que el objeto deseado satisfaga una necesidad básica lo cual era el objetivo inicial.

Cuando los fenicios empezaron a intercambiar mercaderías entre lugares lejanos y culturas diferentes, empezó a nacer de cierta manera la publicidad, la cual facilitaba vender en cierto lugar la mercancía que compraron en otro lugar. Lo cual basado en el deseo de tener lo que el otro tiene y yo no tengo, se creó la necesidad de poseer para ser reconocido y diferenciado del otro.

Y así, con la creación del dinero como un bien de intercambio universal, se dio la acumulación, y para poder acumular era necesario vender bienes, los cuales despertarán el interés de la gente en adquirirlos y tener a cambio el dinero para acumularlo. También se ve aparejado el deseo de acumular objetos, prevaleciendo siempre el deseo de tener más que el otro.

Con el tiempo se ha depurado, desarrollado y perfeccionado la publicidad, una técnica que se ha valido de lenguajes subliminales que impactan a las masas, seduciéndolas para que deseen el producto ofrecido, haciendo un “lavado de cerebro”, iniciando la transformación de un ser pensante y lógico a un zombi que se rige por pulsiones.

Es tal el impacto masivo de la publicidad y la conducta del consumidor que si tomáramos la foto de la habitación de un adolescente, no sabríamos si se trata de un adolescente ruso, norteamericano, latino o africano ya que únicamente veríamos un escenario igual en cada caso, el cual refleja únicamente la imagen que la publicidad quiere que seamos, uniformando a los seres, eliminándolos de su identidad.

Y es aquí donde el consumismo es una actitud universal, donde la publicidad nos convierte en zombis, donde la epidemia del consumismo ha adquirido un carácter generalizado, donde nos volvemos alienantes a sus intenciones.

Antes que nada el zombi es un consumidor sin conciencia, pero no se trata de un consumo indiscriminado, sino que ingiere carne fresca y preferentemente humana evitando la carne putrefacta. Es un cadáver reanimado por lo que no presenta las funciones propias de un organismo vivo, así que siguen respirando y comiendo constantemente pero esto no les aporta ningún beneficio físico ya que su cuerpo es incapaz de regenerarse.

Al igual que los zombis, nosotros también somos consumidores, la conducta consumista ha pasado a ser nuestra vida entera, todo lo que hagamos ya sea descansar, divertirnos en familia o conocer nuevos lugares implica consumir. Estamos embarcados en la construcción de una vida plena y feliz basándonos en lo que la publicidad nos propone, en donde todas las opciones quedan abiertas excepto una: no consumir.

Esta elección omnipresente entre diversas opciones de consumo, debe estar en constante renovación, ya que su objetivo no es la satisfacción las necesidades básicas, sino del deseo constante de vivir nuevas y únicas experiencias, obtener algo en el mercado que nadie más pueda obtener, lo cual resulta absurdo debido a que todo lo que compras será accesible al público que tenga los medios para adquirirlo, pero también será efímero debido a que siempre habrá un producto nuevo y mejorado, que

...