Ética Clásica

Ética clásica

Sócrates considerado el padre de la filosofía clásica, es el primer filósofo que pone al alma humana como “el centro de la personalidad intelectual y moral del hombre” . Su ética tiene como fundamento el autoconocimiento; el conocer y reconocer la valía del alma y en consecuencia la importancia de cuidarla.

La ética socrática es una ética de la virtud, “y la virtud se alcanza por medio del conocimiento: para obrar bien hay que conocer el bien, y el que obra mal es por ignorancia” . Virtud y conocimiento en cierta forma significan lo mismo en el pensamiento socrático. De ahí la importancia del precepto socrático: “conócete a ti mismo” que implica un conocer para actuar conforme a lo que se es.

Para Sócrates autoconocimiento es autodominio, el hombre que de verdad se conoce sabe que es un ser racional y que por lo tanto ha de poner la razón sobre lo sensible. Lograr esto es la verdadera “libertad interior, una libertad de la razón que impone sus principios a la irracionalidad corporal”.

La ética socrática es una ciencia normativa del actuar humano que “se apoya en la naturaleza humana y habla de deberes naturales. Deberes que no son mandatos arbitrarios, sino que expresan el verdadero bien el hombre” .

Aún Platón, el discípulo más destacado de Sócrates, a pesar del dualismo, muestra que su ética tiene un marcado fundamento antropológico.

Las explicaciones dualistas de su filosofía se complican en torno al hombre, ya que para éste en esencia es sólo alma y el cuerpo es un accesorio, un añadido, llegando a describir al cuerpo como una prisión del alma, por lo que la ética platónica tendrá por objetivo liberar al alma de su cautiverio corporal . Para Platón hablar sobre el hombre es sólo hablar sobre el alma ya que si algo nos hace diferentes de los animales “es precisamente el hecho de tener un alma racional” .

La ética platónica desprecia lo sensible por lo que todo placer corporal “habría que considerarlos como la antítesis del bien” .

Al igual que en la ética socrática en la platónica la perfección del hombre se alcanza mediante el conocimiento: “buscando con esfuerzo la verdadera sabiduría. A medida que el alma se eleva en los grados del conocimiento, se purifica, se cura, se hace virtuosa” . Apuntamos lo anterior porque interesa enfatizar que para los pensadores clásicos, en general, el ser humano puede cultivarse tanto intelectual como moralmente. Y es por esta razón puede crecer en humanidad. Cuestión que, como se verá en adelante, resulta de suma importancia en la propuesta del autor que tratamos (para asumir la apuesta del crecimiento personal tanto del líder, como del dirigido).

Como se mencionó anteriormente de la ética socrática, la ética platónica y la aristotélica, que se verá a continuación, están fundamentada cada una en su antropología y por lo tanto no sujetas al capricho de los individuos.

Sin embargo, para el estagirita no es suficiente para el hombre el autoconocimiento, ya que conocer “lo que somos, no explica todavía lo que debemos ser ni en lo individual ni en lo social” . Para que el hombre se perfeccione no basta conocer lo que es el hombre, es requisito conocer lo que puede ser y para ello es necesario atender a los fines de su naturaleza. Para la ética aristotélica la naturaleza humana no es sólo su origen, sino también su destino.

La perfección del hombre está orientada al bien en cuanto fin del obrar humano, por lo que las reflexiones éticas de Aristóteles giran alrededor de la pregunta ¿qué es el bien?, ya que en todo momento el hombre tiene como

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