Arte Zapoteca
Enviado por lauvpb • 9 de Septiembre de 2012 • 2.165 Palabras (9 Páginas) • 3.191 Visitas
Arte zapoteca
Los Zapotecas trabajaban la piedra, especialmente realizaban diseños decorativos que abundan en su arquitectura. Los bajorrelieves y las pinturas murales constituyen algunos de los fragmentos más preciosos del arte prehispánico de México. Destacan especialmente los motivos de guerreros y cautivos, en los que pueden observarse la importancia de los conflictos bélicos en la sociedad. Cabe mencionar los diseños denominados ‘danzantes’, que presentan personajes en actitud de sacrificio y sometimiento.
La arquitectura del período final de esta cultura se caracteriza por una profusa decoración tipo mosaico, tableros y grecas. Los zapotecas desarrollaron un calendario y un sistema logofonético de escritura que utilizaba un carácter individual para representar cada sílaba del lenguaje, el logro más importante de esta cultura. Este sistema de escritura perduró durante más de mil años en Mesoamérica. Como en casi todas las culturas, la escritura sólo estaba al alcance de unos pocos, y se llevaba a cabo en los más diversos materiales, como hueso, concha, cerámica y piedra. Se piensa también que debieron haber escrito en materiales perecederos como madera, tejidos de algodón, papel o pieles. Esta escritura consistía en glifos que narran sucesos históricos y fechas. Probablemente fueron muy usados por las clases dominantes para llevar un registro vigente de sus hechos, así como para controlar los bienes y contar con una memoria de las guerras.
Una vez iniciado el periodo de colonización, los zapotecas siguieron escribiendo subrepticiamente acerca de sus tradiciones y su lengua usando la escritura alfabética europea, una forma de reafirmar su identidad.
Escultura
Los escultores zapotecos alcanzaron un notable valor artístico en la realización de sus piezas en bajorrelieve. El bulto redondo lo desarrollaron especialmente en cerámica. La dedicación plena a su oficio los convertía en profesionales de esta actividad, que tiene su máxima expresión en los Danzantes. En estas lozas de la primera etapa de Monte Albán se nota la clara influencia olmeca, en sus incisiones en piedra de un relieve muy bajo, en las que sus figuras representadas son individuos con deformidades en el cuerpo, figuras en actitud dinámica. De esta primera fase también tienen su relevancia el grupo que constituyen los jugadores de pelota de Dainzú, y al igual que en los Danzantes, sus movimientos parecen propios de la actividad del juego, aparecen brincando, hincados o volteándose, entre otros movimientos violentos, casi imposibles.
La fase II ofrece una continuación y un cambio, una evolución. De esta etapa son los diversos relieves relacionados con los Danzantes que aparecen en el Montículo J, así como otros que constituyen una serie de jeroglíficos superpuestos que muestran una conquista; las figuras altas indican el lugar y las bajas con la cabeza invertida señalan a un conquistado o muerto. La escultura cerámica tiene entre sus representaciones más destacadas a Cocijo, el dios del agua, representado en los braceros cilíndricos con la cara del dios del fuego al frente. También aparecen en este segundo periodo de Monte Albán grandes figuras como el enorme jaguar que se muestra sentado sobre sus patas traseras, con una tela colgada del ancho collar que porta.
El máximo esplendor logrado en la escultura zapoteca llegó en la fase III. Las urnas de barro pintadas de distintos colores, amarillo, azul, blanco, rojo o negro, representando a diosas y dioses con sus acompañantes son de las piezas más representativas de este periodo, especialmente prolífico en el arte funerario zapoteco.
Pintura
El apartado pictórico tuvo un uso prácticamente ceremonial, aunque también fue utilizado en la decoración de vasijas. La técnica que usaban era al fresco y no en grandes tamaños. Sus murales, generalmente realizados en el interior de las tumbas, no se hacían a grandes escalas. Este arte tuvo entre los zapotecos un gran simbolismo religioso, se utilizaba para cubrir las paredes de las tumbas y se representaban figuras de dioses o escenas relacionadas con la vida de los personajes difuntos que las ocupaban. Sus dibujos eran figuras planas, en dos dimensiones, sin perspectiva ni volumen o rotundidad que dieran la sensación de movimiento.
Los primeros dibujos datan de entre los años 200 y 400 d. C. y son símbolos utilizados para decorar las tumbas. Como en otros campos de la cultura zapoteca, también en este arte es clara la influencia teotihuacana. Algunas muestras lo dan por hecho, como en el caso de la Tumba 112 en la que el diseño central quedó enmarcado con bandas horizontales decoradas con ganchos verdes sobre un fondo rojo. De la misma manera, la cultura maya dejó su influencia en la Tumba 115. En ella están representadas, entre dos franjas, siete parejas acompañadas de jeroglíficos e insignias relacionadas con sus nombres y rangos. La franja superior es de color celeste, ocupada por las fauces del cielo y adornada con ojos estelares; la franja inferior representa la banda terrestre.
Arquitectura
La arquitectura zapoteca tiene como máximo exponente a su mítica capital, Monte Albán. Hay que pasar por sus construcciones para entender el arte arquitectónico de este pueblo oaxaqueño, un majestuoso complejo que se levanta alrededor de una gran plaza, que a su vez se divide en plazas, plataformas y edificios, y que ocupa una superficie de aproximadamente 300 metros de largo por 200 metros de ancho, sobre un eje central que divide el espacio abierto de norte a sur. Probablemente, el conjunto arquitectónico más equilibrado de la América prehispánica. Asentada sobre un cerro aplanado artificialmente y construida en varias etapas. Dos de sus edificios más importantes pertenecen a la primera de ellas, Los Danzantes y el Edificio J.
Aunque la construcción de Los Danzantes data de la primera de las etapas de Monte Albán, uno de los más antiguos de la zona, también en la tercera tuvo sus modificaciones. El nombre que recibe este magnífico ejemplo arquitectónico se debe a las figuras en relieve que aparecen en algunas de las lápidas del edificio. Los seres humanos representados en estas piedras, con escritura y glifos calendáricos a sus lados, se muestran en actitud dinámica, en plena práctica del juego de pelota, y evidencian una clara influencia olmeca.
El tablero, que se conoce por el nombre de doble escapulario, constituye uno de los elementos arquitectónicos más importantes del centro y deriva del tablero teotihuacano, aunque con
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