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Corriente Emancipadota


Enviado por   •  10 de Enero de 2015  •  4.730 Palabras (19 Páginas)  •  242 Visitas

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El socialismo en América Latina

Filed under: Actualidad,Debate / Polémica — caminosocialista @ 3:33 pm

Tags: elaine tavares, socialismo, socialismo en america, socialismo indoamericano, socialismo siglo XXI

Por Elaine Tavares

El socialismo aun está muy distante de los gobiernos de América Latina, por lo menos es lo que han dicho algunos de los teóricos e investigadores que estuvieran en las Jornadas Bolivarianas de 2010, cuyo tema fue justamente éste.

En el análisis de uno de los creadores del término “Socialismo del Siglo XXI”, este es una forma de gobierno que no ha encontrado acogida en la vida de los países que están en la punta de lanza de los cambios estructurales. Según Heinz Dieterich, los gobiernos como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador, además de los avances en los procesos de transformación aún no han creado mecanismos de consolidación de lo que define como el socialismo.

“Es cierto que la discusión acerca del socialismo del siglo XXI empezó en Venezuela, hubo un gran debate pero no ha redundado en profundidad. Eso significa que allí no hay avances en la consciencia anticapitalista”.

Heinz también aclaró que en Venezuela, bajo el mando de Chávez, de hecho el gobierno avanzó en los mecanismos de la democracia, garantizando más poder para el pueblo, como en el caso del ejercicio del referendo.

“Hay elecciones limpias, hay mucha participación popular, pero la economía sigue siendo la del mercado. No hay, por lo tanto, socialismo, la empresa privada sigue siendo fundamental, los medios de comunicación son privados”.

Heinz dice que Venezuela sigue los preceptos del llamado nacional/desarrollismo, exactamente como lo hicieran Getúlio Vargas, en Brasil, Domingo Perón, en Argentina, Lázaro Cárdenas, en México, Salvador Allende, en Chile y hasta el mismo Bolívar, después de la independencia. “Ellos seguían el modelo de la Gran Bretaña, de un capitalismo protegido por el Estado. Y para los ingleses fue muy bueno, les ha dado mucho poder. Ellos tenían el discurso del libre comercio, pero eso era para los otros, no para ellos”. El teórico alemán insiste que ese es el modelo también seguido por Brasil, Argentina, y otros llamados “progresistas”. “Lula y los demás están inmersos en un modelo que fue extraordinario, y ese era también el debate entre los independentistas. Bolívar quería el sistema inglés y sus enemigos querían el libre comercio, eran los neoliberales en aquel entonces. Fueran los vencedores”.

Según Heinz, los gobiernos latinoamericanos que, en el curso de la historia, se decidieron por un nacionalismo/desarrollista fueron los que más se acercaron al pueblo, los que avanzaron, y eso explica las dictaduras.

Hoy se puede ver una nueva fase de desarrollo en América Latina que, sin lugar a dudas, empieza con Hugo Chávez, en Venezuela y después continúa en Bolivia y Ecuador. Es un desarrollo endógeno, una propuesta de valorización de las cosas nacionales, de inversiones en el mercado interno, seguido de transformaciones estructurales importantes en la salud, educación, en la organización popular comunitaria, en el propio poder.

“La oligarquía no podía combatir a Chávez acusándole de desarrollista, no tendría eco, entonces se aprovechó del hecho de que el presidente empezó a hablar del socialismo. Acusar a Chávez de socialista les asustaría a los conservadores. Pero no hay socialismo en Venezuela. Lo que si hay, es un nacional desarrollismo, que tiene sus avances es muy cierto, pero no es socialismo”.

¿Que es el socialismo?

La idea del socialismo es eminentemente europea y aparece, según Engels, por el siglo XV, tras las propuestas del las revueltas campesinas de Inglaterra y de Alemana (como Thomas Münzer, por ejemplo). La sistematización del concepto, en su versión utópica, aparece en los siglos XVI y XVII, como un sistema ideal para organizar la sociedad consolidada en la igualdad entre las personas, en la distribución de las riquezas y en la buena vida para todos. En el siglo XVIII, teóricos como Morely y Mably proponían una manera espartana de vivir, que garantizaba la libertad y la igualdad, pero quitaba el gozo de vivir. Un poco más tarde llegaran los llamados “utopistas” como Saint-Simon, Fourier y Owen, que planteaban la abolición de las clases y vida plena para todos.

Según Engels, el problema con los utopistas es que no proponían los cambios desde una clase especifica, como el proletariado. Ellos reconocían la sociedad burguesa, del capitalismo emergente, como una cosa mala, injusta, pero creían que no todo salía bien porque aún no había nacido el “hombre genial”, gobernado únicamente por la razón. Con la llegada de ese hombre todo podría cambiar y seria instaurado el “Estado de la razón”. Sus límites, enfatiza Engels, estaban determinados por la aun incipiente producción capitalista. Creían ellos que bastaba difundir la idea de que el socialismo era la expresión de la verdad, de la razón y de la justicia para que este se concretara.

Más tarde, Marx va a proponer lo que llamó el socialismo científico, calcado en la razón, es verdad, pero con historicidad, ya basado en el análisis de un capitalismo real, desarrollado, que había incorporado la gran industria y que mostraba los males de la división de clase. Observando las multitudes explotadas y sin nada que vivían en el siglo XIX, las huelgas que crecían entre los trabajadores, las luchas obreras, Marx comprendió que el socialismo no era algo nacido solo en el campo de la razón, sino producto necesario de las luchas entre las clases formadas históricamente en el modo de producción capitalista. Basado en este criterio pensó que había que constituir un sistema para explicar esa sociedad capitalista y entonces, sí, desde esta materialidad, plantear un nuevo modo de organizar la vida. Marx discrepaba de los utopistas que únicamente criticaban el mundo burgués, sin, todavía explicarlo, para que, entendido, pudiese ser superado.

Así, en el desvelamiento del sistema de dominación capitalista, Marx muestra que el socialismo es una forma de vida que solamente puede ser planteada y construida por la clase dominada, que era en aquellos días el proletariado. De esa forma, la sociedad socialista seria entonces aquella que aboliría la propiedad privada, terminaría con la explotación, reconocería el carácter social de la producción, socializaría los medios de producción, extinguiría las clases. En la vida real, como lo esclarece Engels, sería una manera de organizar la vida en la cual, a través de un sistema de producción social, seria asegurado a todos los miembros de la sociedad, una existencia que, además de satisfacer sus necesidades materiales, aseguraría el libre y completo desarrollo de sus

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