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DEL ORIGEN DE LOS PUEBLOS DE LOS PRIMEROS POBLADORES


Enviado por   •  11 de Enero de 2016  •  Documentos de Investigación  •  6.754 Palabras (28 Páginas)  •  470 Visitas

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Colegio "De Jesús"[pic 1]

Misioneras Dominicas del Rosario

HISTORIA, GEOGRAFÍA Y ECONOMÍA – 1° AÑO -  Profesora  Nathaly Chueca Zevallos 

 LOS PRIMEROS POBLADORES Y EL SURGIMIENTO DEL ESTADO EN EL PERÚ

[pic 2]

Indicaciones:

  1. Realiza la lectura aplicando la técnica del subrayado para distinguir las partes más importantes del texto.
  2. Utiliza un diccionario para encontrar el significado de las palabras nuevas para ti.
  3. Elabora un resumen de la lectura, usando el organizador visual que más te favorezca.

PARTE PRIMERA

DEL ORIGEN DE LOS PUEBLOS

DE LOS PRIMEROS POBLADORES

Que trata de la manera cómo el hombre llegó al Perú, de las cosas que encontró y de cuáles eran las características de estos primitivos pobladores y, en fin, de lo que sucedió entre los años 2 000 a 10000 a.C.

En aquel tiempo, los secos desiertos de la costa eran escasos y, en cambio había más humedad y bosques con plantas y animales grandes. En la sierra, las nieves perpetuas bajan hasta muy cerca de los ríos que hoy forman callejones. Y así era en toda la tierra por aquellos años del viejo “pleistoceno”.[pic 3]

He aquí que por aquellos años llegaron a los Andes unos hombres rudos, salvajes;  corrían detrás de los caballos y los ciervos, detrás de los mastodontes y los megaterios y quizá hasta detrás de unos tigres con colmillos grandes, como sables. Los ciervos eran veloces y tenían hermosos cuernos que parecían ramas; hoy, casi ya no existen y los caballos han desaparecido, pues los caballos domésticos que conocemos son de origen europeo, es decir, los trajeron los españoles con la conquista. En el “pleistoceno” los caballos eran salvajes y pequeños, todos se extinguieron, de la misma manera como se extinguieron  esos gigantescos animales que llamamos “megaterios”, del tamaño de un elefante pero parecidos a los “perezosos” que todavía habitan en los bosques. Los mastodontes vivían en la sierra y sus restos han sido encontrados junto a los instrumentos de los hombres que comieron su carne, en cuevas, especialmente en una llamada Pikimachay, en Ayacucho. Desaparecieron también los “mastodontes”, parientes sudamericanos de los elefantes y, por supuesto, los tigres con diente de sable.

Pero los hombres que llegaron por vez primera a los Andes, conocieron todos estos animales y vivieron de su carne a lo largo de varios milenios. Por cierto, ellos no eran todavía muy hábiles cazadores y sus instrumentos eran rudimentarios; toscamente, cada quien tallaba las piedras que podía encontrar cerca de los ríos, para convertirlas en instrumentos útiles para preparar los alimentos o las pieles de los animales, o para cortar los árboles. No tenían instrumentos para cazar; así pues, los animales que comían eran muertos sin la ayuda de armas especiales, quizá muchos de ellos recogidos ya después de muertos y otros quizá desbarrancados o muertos a pedradas, rodeándolos. No, no era una fácil el obtener alimentos; por eso las raíces de los árboles, los insectos, las lagartijas, algunos gusanos, los ratones, todo sirvió para satisfacer al hambre.

Por los estudios de los etnógrafos, sabemos que en esta tarea vital participaban todos los miembros de la familia, aún los más niños. Pero aun así la tarea era muy difícil. Es que las bandas de los recolectores, no eran muy numerosas; en las más grandes no habían más de tres o cuatro varones adultos y con frecuencia había sólo uno y varias mujeres con sus hijos. Vivían en cuevas o en cualquier abrigo, protegidos del viento y la lluvia. No vivían todo el tiempo en el mismo sitio, de modo que se trasladaban de un lugar a otro, estableciendo campamentos temporales. Fue de ese modo como llegaron a los Andes desde el norte, buscando alimentos, haciendo campamentos, caminando, varios años. Dicen que originalmente vinieron del Asia, por el estrecho de Bering, muy al norte; parece que así fue.

Llegaron a los Andes hace más de 20 000 años, así dice la ciencia; llegaron en un estado inferior de desarrollo cultural, no tenían aún instrumentos especializados para cazar; pero estos “recolectores indiferenciados” no se quedaron aquí tal como vinieron, no. En una época determinada, unos 8 a 9 mil años después, es decir hacia el año 14 000 a.C., comenzaron a hacer “puntas de proyectil” o “de lanza” que sí servían para la caza, pero eso solo fue el preludio de un hecho más importante, que solo ocurrió algunos milenios más tarde…

DE LOS CAZADORES DE GUANACO

Que trata de los hombres que vivían de la caza y la recolección entre los años 10000 a 5000 a.C.; trata de sus costumbres y los lugares a donde ellos tenían residencia.[pic 4]

En unos pocos siglos el ambiente cambió en toda la tierra; los bosques se convirtieron en zonas casi desérticas, los animales murieron, extinguiéndose muchas especies. Desapareció la fauna de los gigantes “mastodontes” y “megaterios”,  desaparecieron los caballos y los tigres “dientes de sable”, en cambio en el páramos y los prados una especie más bien “moderna” de auquénidos, el guanaco, crecía en número y reemplazaba a los animales extinguidos, junto al guanaco debía estar la vicuña, ambos descendientes del “paleo-lama”, extinto habitante de los Andes durante el pasado “pleistoceno”. Modernos cérvidos, que ahora llamamos “tarucas”, con otros venados más pequeños y roedores como la “vizcacha”, todos formaban un mundo nuevo que afectó notablemente a los hombres primitivos que poblaban el Ande.

No sabemos aún qué pasó; he ahí una laguna en el conocimiento que los arqueólogos deberán resolver; lo cierto es que junto a esta nueva fauna aparecieron también nuevas costumbres y hasta quizá nuevos hombres.[pic 5]

En efecto, en las cuevas y los campamentos abrigados, los cazadores fabricaban finos instrumentos de piedra, especialmente hechos para cazar animales, para ser lanzados como puntas de dardos que penetraban en el cuerpo de los animales y los herían y mataban. Hacer esas “puntas” no es fácil, requiere de una técnica especial y mucha experiencia; hay que saber dónde golpear cada piedra, con qué intensidad y en qué dirección; hay que saber escoger las piedras. No es un trabajo sencillo; requiere de muchos conocimientos. Pero ellos sabían hacerlo, a diferencia de sus predecesores. Los primeros cazadores que hacían estas puntas aparecieron hacia el año 10000 a.C., pero sabemos casi nada de lo que sucedió en los dos milenios anteriores; así pues, no sabemos si los que estaban aquí lo aprendieron de algún otro lugar, si son otros pobladores que quizá exterminaron a los precedentes. Esto aún no lo sabemos, ¡no sabemos!, pero algún día la ciencia lo sabrá.[pic 6]

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