Identidad Antropologica En America Latina

Para realizar un análisis acerca de las intenciones histórico-sociales en las que se problematiza la identidad, es necesario establecer el límite entre lo que somos y lo que no somos. Este límite, permite desarrollar un esquema de organización de lo que nos rodea, y de nosotros mismos. En otras palabras, para ser ‘alguien’ tengo que poder identificarme con lo que son los ‘otros’, estableciendo las diferencias.

La figura del ‘otro cultural’ expresa simultáneamente, el lugar dentro de la relación de poder que implicó el avance del colonialismo europeo y una preocupación inédita acerca de la identidad no solo de quien está siendo dominado, sino también de quien domina.

El primer momento conflictivo que pone en cuestión la identidad en Latinoamérica, se produce con la colonización española en América. La expansión de la navegación a partir del siglo XV, entrelazó a los grupos humanos distantes y dispersos, el mundo fue transformándose en un escenario unificado de redes de actividades humanas. La identidad comenzó a ser pensada en términos universales, tendiendo al ‘blanco occidental’ como referente y al ‘otro no occidental’ como diferente.

El segundo momento, se da al iniciarse la etapa independentista, por cuanto era necesario definir los límites territoriales que abarcarían las nuevas naciones-estados. La posibilidad del ejercicio de la hegemonía política en estas nacientes naciones americanas, presentaba un desafío en dos planos complementarios. Simultáneamente, debía articularse un discurso de homogeneidad interno y otro de diferenciación fronteras afuera.

Finalmente, un tercer momento de discusión y replanteamiento de la igualdad latinoamericana, se está gestando en los reiterados intentos de lograr una ‘regionalización efectiva, que consolide la propuesta aún inconclusa del MERCORSUR. La integración latinoamericana ha sido una preocupación recurrente que, por diversas causas relacionadas a la falta de consenso, la correcta apropiación colectiva y las presiones externas, no se ha podido concretar.

La fragmentación de América Latina no es producto de identidades irreconciliables sino más bien de hechos de semejanzas. La realidad de la semejanza es el producto de una situación estructural común y de una historia común.

A continuación, se agregarán dos encuentros culturales que pusieron en jaque la definición de identidad en nuestro país: los procesos migratorios sucedidos en los últimos cien años.

El primero, acaecido a finales del siglo XIX, surge a partir de la gran disponibilidad de tierras fértiles sin cultivar en estas regiones, que permitían una producción más barata que las viejas áreas agrícolas de Europa. Además, la disminución en el costo de los pasajes marítimos y la acción desplegada por el gobierno nacional en cuanto a publicidad y a ofrecer facilidades a los inmigrantes ante su llegada al país,

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