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Indígenas emigrantes y su incorporación al sistema educativo


Enviado por   •  11 de Mayo de 2017  •  Ensayo  •  3.711 Palabras (15 Páginas)  •  311 Visitas

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Indígenas migrantes y su incorporación al sistema educativo en contexto urbano

       

La migración es un proceso de inmemorable y también propia característica del ser humano para su desarrollo y sobrevivencia, sin embargo los conflictos comienzan cuando se crean las demarcaciones políticas, cuando hay apoderamiento de un territorio y cuando una cultura sobre sale de otra avasallando a su diferente, sometiéndola  a un lenguaje, prácticas culturales, políticas y sociales ajenos a ésta.

Sin embargo actualmente la migración de la población en general se ha reconfigurado en un fenómeno inherente a los procesos de globalización, que se ha venido acentuando a partir de las últimas décadas, tampoco es exclusivo de una sociedad ni de un grupo, sin embargo los países de América Latina y el Caribe son, en los que se detectan mayores flujos migratorios; lo común ha sido el impacto que ha tenido en los aspectos económicos, sociales y culturales de manera global. Las migraciones son una de las características de modalidad impuestas en esta sociedad debido a los reacomodos inducidos por las políticas neoliberales.

Pero además se ha evidenciado la incapacidad de los Estados para tratar las problemáticas que se presentan debido a las reconfiguraciones que los flujos migratorios provocan en el seno de una sociedad, característica de la intolerancia de los Estado totalitarios y a la falta de políticas públicas que defiendan los derechos humanos de las personas no importando donde se encuentre; provocando la vulnerabilidad de los migrantes, generando condiciones de inequidad, exclusión, invisibilidad política y social. Pero además esta vulnerabilidad se acentúa al tomar en cuenta, si la población es indígena, mujer o niño, generalmente siendo ellos los más violentados.

Dejando de lado las migraciones transfronterizas o extraterritoriales; las migraciones internas también cobran gran impacto en los procesos de reorganización territoriales, los movimientos poblacionales son con frecuencia relacionados por ofertas de trabajo o por la falta de éste; sin embargo no por hablar de migración interna desaparece la vulnerabilidad que tiene la población migrante, dentro de este contexto, también se presenta altamente visible la inequidad, exclusión e invisibilidad política y social; de igual forma siendo altamente vulnerables la población indígena.

Rodolfo Stavenhagen[1]señala que “…de la pobreza se deriva el fenómeno migratorio, en el cual se ven involucradas cada vez más las poblaciones indígenas, sobre todo con una transferencia del medio rural al medio urbano”.

La reorganización de territorio implica también una reconfiguración cultural, que lleva a un continuo contacto entre diferentes culturas, convirtiendo el espacio urbano en un abanico cultural, donde convergen, interactúan y se relacionan las diferentes culturas, también desarrollándose estructuras de poder, donde la cultura hegemónica determina las condiciones de las otras.

La migración rural-urbana implica la creación de un vínculo más estrechos, es decir, la mayoría de la población que sale de su comunidad lo hace en busca de una mejor condición de vida para sus familias, lo que provoca la relación de dinero, pero a demás se producen otras transferencia tanto materiales como simbólicas, esta relaciones sociales funcionan para el mantenimiento de su identidad cultural. Esta relación configura una de las características fundamentales de las culturas en cuanto a su constante movimiento, aun que no siempre sea de manera armónica.

La vulnerabilidad de la población de los migrante indígenas se desarrolla en la mayoría de las expresiones sociales, donde dicha población es excluida, estigmatizada y rechazada, debido a su condición son despojados de sus derechos fundamentales como la participación ciudadana o política; mucha de la población migrante no cuenta con documentación oficial, como actas de nacimiento, que los haga visibles legalmente, lo que ha provocado que sean faltos de derecho, que puedan incorporarse legalmente a un trabajo digno sin abuso y que sean aún más vulnerables y violentados.

 La invisibilidad de dicha población además de la falta de identidad jurídica, se debe a que en general las estructuras sociales en las que nos desenvolvemos están diseñadas para excluirlos o asimilarlos, pero no reconocerlos; la mayoría de las veces no se les reconoce ocupando espacios urbanos, como las escuelas, los trabajos. La invisibilidad se debe en gran parte a la ideología que se ha desarrollado en nuestra sociedad donde la escuela ha sido una herramienta fundamental para reproducirlo a través de libros de texto que exponen a la población indígena como inexistente, como parte de un pasado que ya no pertenece, que considera a esa sociedad como parte de un museo. Por otro lado la idea de la escolaridad como formadora de ciudadanos modernos, considera que una vez escolarizados dejaban de ser indígenas o que una vez fuera de su lugar de origen también dejan de serlo, de esta manera los indígenas que se les llaga a ver en las ciudades son a través de sus estereotipos.

Estos estereotipos que se les da a los indígenas en las ciudades los señala como vendedores ambulantes, se les relaciona con el indigente, con pobreza, como trabajadoras domésticas, pero nunca en espacios importantes. Por otro lado los migrantes indígenas se ubican en asentamientos irregulares urbanomarginales, lugares que pese a estar dentro de la urbe siguen estando en condiciones de vulnerabilidad y muchas veces también resulta difícil el acceso a condiciones de vida digna.

A partir de los años ochenta los flujos migratorios de las poblaciones rurales e indígenas se han acentuado considerablemente en las grandes ciudades generando conflictos de organización y de atención debido a la incapacidad de políticas para incorporarlos da manera adecuada a los diferentes espacios en las ciudades, en este caso para su incorporación al sistema educativo.

“… de modo paralelo al crecimiento de las grandes urbes, el número de localidades rurales ha aumentado de la siguiente forma: en 1970 había alrededor de 95 000 localidades de menos de 2 500 habitantes (criterio demográfico de definición de comunidad rural). En 1990 había 155 000 localidades rurales. En 1995 había 198 000 localidades, de las cuales 148 500 tienen menos de 100 habitantes”[2]. Este dato nos muestra una radiografía en la que se evidencia los grandes desplazamientos del campo o zonas indígenas a las ciudades, provocando no solo la incapacidad de incorporarlos a los nuevos espacios, sino a demás; el pensar en espacios educativos en aquellas comunidades con poca población resulta una tarea pendiente.

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