LA Identidad En América Latina
Enviado por auraediazm • 20 de Noviembre de 2013 • 2.571 Palabras (11 Páginas) • 459 Visitas
LA IDENTIDAD EN AMERICA LATINA
CESAL EV BERLIN/1978- CEPLA/CHILE 1995
La llegada al Continente Americano de Cristóbal Colon, el 12 de Octubre de 1492, por larga data, fue aceptada como el arribo a las Indias Orientales (La India), que los españoles llamaron Indias Occidentales y a sus aborígenes “indios”, y así aseguraron el dominio del Continente. No tuvieron conciencia que habían llegado a un nuevo Continente.
Fue Martín Walddseemüller, quien en su libro Cosmographia Introductio (1507), quien da el nombre de América al nuevo Continente, por la admiración que sentía por su Maestro Américo Vespucio. Su obra se basó en la Novus Mundos (1503), de este florentino navegante.
Por fin, el sabio alemán, Prof. Alexander von Humboldt, con sus tesis desmistificadoras (1843-1844), en “Cosmos”, afirma: el Continente Americano es parte del cumplimiento pleno de la historia. Así, como la historia tiene un sentido, en el se inscribe “el descubrimiento de América”. Esta tesis muy congruente con el sentido de la historia inundó el pensamiento progresista Alemán de la época.
No cabe duda que América en la construcción de su identidad, ha sido objeto de diversas tendencias y opiniones caracterizadas por ubicar “al nuevo mundo”, no a partir de su especificidad, sino de la función que debía cumplir en el conjunto de la política mundial.
Cuando el Continente Americano salía de un periodo de incertidumbres, de indeterminación, cayó en otros peores, que llamaron los criollos y los europeos avecindados “procesos independentistas”, por causa de la invasión de España, por Bonaparte. En sus cabildos “los independentistas”, se constituyeron en juntas de Gobierno, para luchar por la vuelta al trono del Borbón Fernando VII, al que le reiteraban su lealtad. Una “independencia muy peculiar y singular”. Hoy las mismas burguesías de espalda a la historia, se preparan para celebrar “el bicentenario de aquella independencia”.
Desde 1810 a 1900, se celebró en Madrid el congreso social y económico hispanoamericano, el debate central fue encontrar el nombre adecuado que expresara la nueva realidad ya que se utilizaban diversos nombres: Hispanoamérica, ibero América, Latinoamerica, etc. Hasta la fecha no se ha podido lograr un consenso en la materia, la monarquía franquista que encabeza el Borbón de turno, la clase política y sus epigonos, insisten en que América sigue siendo una colonia de su imperio y la llaman Hispanoamérica. La mayoría de los países latinoamericanos, insisten en llamarlo América Latina, porque pertenece al mundo latino. La idea de latinidad es anterior al congreso antes citado: en 1853 y 1856, ya Francisco de Bilbao, chileno y el editor Alejandro Magariño, uruguayo, en la publicación llamada Revue de Races Latines, y el poeta José Mario Torres en su poema “Las dos Américas”, son los primeros intelectuales en nombrar así, al Continente, para ser presente la especificidad de éste. En esto se basa la búsqueda de la propia identidad, en cuanto es lo que distingue al nuevo mundo y además lo define. El movimiento intelectual de la década de los 60, asumió en el continente Americano y en Europa, el concepto de América Latina.
LA IDENTIDAD DE AMÉRICA LATINA
A menudo nos preguntamos ¿Qué somos?, ¿Quiénes somos?, ¿de donde venimos? y ¿Cómo nos definimos?, Cuál es nuestra esencia?, ¿Cuáles son nuestras raíces?, ¿Cuál es nuestro punto de partida?. Sólo contestándonos estas preguntas podremos descubrir nuestro mundo propio en relación con el mundo circundante. Para encontrar respuesta a estas preguntas no se necesita un decreto imperial/monárquico, ni menos un milagro, por la vetustez del primero y porque el segundo no existe.
Para los latinoamericanos, dos elementos contribuyen a la construcción de nuestra identidad: El espacio y el tiempo, los cuales ya eran categorías fundamentales en la visión del mundo, para los Mayas, los Incas, los Aymaras, etc. Las cosas se captan en el orden que poseen, en la sucesión del tiempo y en el lugar que ocupan en el espacio.
La identidad, supone una comunidad de intereses que hace consciente a un grupo humano de su propia existencia; el origen de nuestras maneras de pensar y actuar.
Nuestra concepción de la identidad está referida al patrón de la lógica aristotélica. Identidad consigo mismo, es darse cuenta plena de lo propio. La peculiaridad frente a lo universal. Es la reivindicación del mundo particular frente a uno que aparece como el único válido. Así, se deberá plantear la especificidad del territorio que surgió con la llegada a las inexactas indias orientales de los europeos, asumiendo por parte nuestra, el carácter propio, “la Patria Continente”. Desgraciadamente, un nuevo y odioso imperio enajena nuestra identidad Latinoamericana, con la complicidad y sumisión de las burguesías parasitas y sus epigonos. Recuperar nuestra identidad en plenitud, nuestra humanidad devaluada, pasa por reconocer nuestras raíces etnológicas, los Pueblos Indígenas, sus culturas, sus costumbres y devolverles sus tierras.
El único camino viable, para alcanzar nuestra identidad es tomar en nuestras manos, nuestra propia realidad que parte de su especificidad, es decir, en el espacio y el tiempo, como categorías que marcan lo histórico en lo de permanente que tiene. Este es un proceso de regulación de lo nuevo. Nosotros, los Pueblos Latinoamericanos tenemos que exponer nuestros argumentos en cuanto nuevo mundo en el momento que entramos a la historia. La historia oficial de las burguesías impuestas por la monarquía española y posteriormente por el imperialismo yanqui no es nuestra historia. La llegada del colonialista europeo y la dificultad, para nombrar a América Latina ha hecho presente en el mundo actual una manera diferente de entender los problemas y ha legitimado una visión de la cual los latinoamericanos mayoritariamente no somos responsables. Pero, si los que amamos “la Patria Continente”, estamos comprometidos con cambiar esta impostura.
La América nuestra, “la Patria Continente”, América Latina reclama, exige el fin de los problemas seculares que la mantienen en el atraso, en el subdesarrollo, por causa de los coloniajes antes citado y del imperio antes citados y las burguesías parasitas que la han expoliado, enajenado y marginado, revalorizando las formas propias de ver nuestro mundo. Debemos dar a conocer, como debe ser entendida y como ella misma quiere ser interpretada, América Latina, puede y debe mostrar al mundo su manera propia de reflexionar, de hacer filosofía, de otorgarse su propio parámetro a partir de un proceso en que se haya implícita la conciencia de su propia especificidad. Este es nuestro gran desafió, nuestra utopía. Esta última la entiendo como
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